sábado, julio 27, 2024

Mujer bonita es la que boxea

Por Tomás Seré

“Dale, pegá como hombre”, “Parecés una minita”, “Subí al ring, no seas nena” son algunas de las frases recurrentes en un gimnasio de boxeo. Sin embargo, las boxeadoras, tras una intensa batalla, lograron insertarse en un mundo en el que muchos no las querían y revolucionaron el ambiente.

Desde 1997, cuando Marcela “La Tigresa” Acuña subió por primera vez a un ring como profesional, cambió para siempre la historia de una actividad de indisimulable tinte machista. A partir de allí, el boxeo femenino tuvo una evolución impactante. Hoy en día, ya son más de 30 los campeonatos mundiales obtenidos por ellas en las diferentes categorías y, por ejemplo, entre las tantas distinciones obtenidas, Yesica Bopp fue elegida por la Asociación de Escritores de Boxeo de América entre las mejores boxeadoras del mundo del año pasado.

Sin embargo, la transformación aún no alcanzó a ser completa y todavía quedan quienes no terminan de aceptar totalmente su inclusión. “Dentro del boxeo hay mucho machismo, siempre fue un deporte de hombres. Aunque ahora la mujer se está insertando un poco más, la bolsa de hombres sigue siendo mejor paga”, exaltó Paula Omad, boxeadora actualmente retirada del profesionalismo. Jennifer Meza, pugilista amateur y pareja de Ignacio Perrin, quien representó al deporte en Río 2016, por su parte, narró: “Empecé en el boxeo por mi novio y él siempre me trató de la mejor manera. Nunca tuve ningún problema, pero sé que para algunos la mujer no tiene lugar en estos deportes, como pasa también en el fútbol”.

A pesar de los numerosos logros obtenidos por las mujeres en el boxeo, que ellas estén en el ambiente no es lo que más le gusta a algunos directivos, según informó una fuente off the record de la organización. “Para ellas es mucho más difícil insertarse y el rechazo, en general, se ve mayormente en la gente grande, esa idea de un boxeo tradicional y masculino. Me ha pasado de ver cómo técnicos pedían que se cambie al árbitro por ser una chica o cosas del estilo”.

Este es el clima con el que vive constantemente Anabela Quaglia, la única entrenadora profesional con licencia de la Federación Argentina de Boxeo (FAB), quien comentó: “Tuve problemas con técnicos, pero acá sigo. Siempre las discusiones terminan en que soy mujer, el clásico ´no te cago a trompadas porque no tenés huevos y no sos hombre´. No es fácil ser la única mujer”.

En este contexto, “lo mejor que podés hacer si sos mujer es llamar la atención lo menos posible y no quejarte. Cuanto menos rompas los huevos, menos problemas vas a tener”, fue el resumen de un entrevistado que no quiso que su nombre sea publicado. De acuerdo está Alejandra “Locomotora” Oliveras, pentacampeona mundial argentina y activa luchadora por los derechos de la mujer en el deporte. “Yo soy la única boxeadora que plantó la bandera de igualdad, la que rompió cadenas. Nunca me pudieron callar pero sé que no les gustó. La FAB es el monopolio del boxeo y cuando yo me acerqué me bajó completamente el pulgar”. De hecho, nunca le dieron respuesta a sus pedidos y tampoco la dejaron competir en representación de Argentina en torneos juveniles.

De todos modos, y es importante destacarlo, gran parte de los boxeadores y entrenadores están completamente alejados de esos pensamientos y muy orgullosos del progreso de ellas en el deporte. “El boxeo dejó de ser un mundo de hombres, las mujeres hace rato se ganaron su lugar. Incluso, si uno se pone a comparar la cantidad de años que hace que estamos los hombres y los pocos años que hace que están las damas, la proporción de su evolución ha sido muy impactante”, opinó el exolímpico Perrin.

Un pensamiento muy similar tiene Mauricio Cabrera, el sanjuanino que hace años entrena mujeres y contribuyó para que Leonela Iúdica y Cecilia Román sean campeonas mundiales: “Está lleno de boxeadoras por todo el país, en el interior hay muchísimas. Lo que tienen las chicas es que son más cumplidoras, tienen mejor conducta que nosotros, que llega el fin de semana y somos medio cachivaches”.

En cuanto a la estética y técnica del boxeo femenino, se pueden resaltar grandes diferencias con el de los hombres.  Las mujeres tienen mucha más disciplina y destreza técnica a la hora de pelear, por lo que no se ve tanto el golpe a golpe desorganizado. “Si bien no hay tanto knockout, es un boxeo más inteligente, trabajado y lindo de ver”, arimó Paula Omad.

En estas condiciones, a partir de 1997 con Acuña y del 25 de marzo de 2001 cuando la Federación Argentina de Boxeo oficializó el reglamento en el país –día desde el que, además, se comenzó a conmemorar anualmente a todas las boxeadoras-, el crecimiento fue inmenso y se acompañó con una cantidad de títulos inimaginables hace 20 años. De hecho, como afirmó Luis Romio en varias ocasiones, en las transmisiones de TyCSports el boxeo femenino tiene más rating que el masculino.

La realidad, a pesar de que a muchos le cueste asimilarla, es que las discriminaciones deben terminar. Afortunadamente, las nuevas generaciones se animan cada vez más, presionan y respetan la igualdad. Aunque falte mucho, hay que seguir por este camino.

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