jueves, noviembre 21, 2024

Croacia aventaja a Rusia en el juego del género

Iván Lorenz @Ivanlorenz_

Posiblemente los jugadores de Croacia y Rusia repartirán algún que otro foul en el Estadio Olímpico de Sochi. Una patada, un agarrón. Estallarán contra el árbitro en caso de que no cobrase algo con lo que no estén de acuerdo. Quizás haya alguna pelea o simulación de un golpe. Caricias, dirían aquellos apegados al fútbol sudamericano de choque. Menos que caricias, mero roce, dirían las mujeres del mundo. ¿A qué árbitro le protestan ellas? ¿A quién le explican que no estás simulando? ¿Qué tarjeta piden para su infractor?

En 2011 el Consejo de Europa decidió que había que escuchar a las mujeres, sancionar faltas a favor de ellas, reconocer que los árbitros suelen equivocarse. Así fue como el Consejo, convención mediante, dictaminó el Convenio de Estambul. Es la ciudad turca la que le da el nombre porque fue allí donde se presentó, con el objetivo de luchar contra la violencia hacia las mujeres y la lucha doméstica.

La Convención reconoce las agresiones hacia la mujer como un quebrantamiento de los derechos humanos. Considera la violencia doméstica, ya sea física, sexual, psicológica o económica; el acoso; la violencia sexual, en donde se ve incluida la violación; el acoso sexual; el matrimonio forzoso; la mutilación genital femenina y la esterilización y abortos forzosos.

El Convenio de Estambul es el primer instrumento vinculante para enfrentar la violencia de género en Europa. Impone a los estados participantes del Consejo sistemas de prevención tales como aplicar material didáctico sobre todos los niveles de educación y capacitar profesionales para la atención de las víctimas; un sistema de protección que asegure las necesidades de los damnificados y que brinde servicios de apoyo especializados, como por ejemplo centros de apoyo psicológico y jurídico para las víctimas. También exige una persecución penal de los victimarios.

Son 47 países los que pertenecen al Consejo Europeo. De ese total, 45 firmaron el acuerdo -entre ellos Croacia- y, los que decidieron no hacerlo, son Rusia y Azerbaiyán. Si definiese algo, los croatas arrancarían ganando los Cuartos de Final. En su camino despacharon a Dinamarca, otro país que firmó y ratificó el Convenio. Los rusos dejaron en el camino a los españoles, que ratificaron y se encuentran dentro de la lista de 45.

Croacia firmó el acuerdo en 2013. Sin embargo, fue recién a tres días de comenzar el Mundial cuando ratificó el convenio para comenzar a aplicarlo en Octubre del corriente.Previo -precisamente el 24 de Marzo y el 12 de Abril- , gran parte de la población croata, en vez de ocupar los estadios rusos, llenó las calles de Zagreb, la capital, y Split, proclamándose en contra de lo presentado en Estambul siete años atrás.

Mayoritariamente grupos católicos, alegaban que el Convenio de Estambul anulaba las diferencias entre sexos, apoyaba el matrimonio homosexual y contradecía a la religión, poniendo en peligro a la familia tradicional. Los civiles se manifestaron bajo la consigna“Croacia contra la Convención de Estambul”. Los representados por la Selección de pilcha a cuadros, pararon la pelota, levantaron la cabeza, meditaron, discutieron y decidieron poner el foco en la mujer.

Sin embargo, su rival, Rusia, hizo y hace oídos sordos a lo formulado por el Consejo. Ni siquiera es que los rojos tengan la necesidad de ratificar la firma. El país desde un principio no mostró intención de apoyar la tinta sobre el papel. Pero en suelo ruso, suena lógico.¿Cómo imaginarse debates de género cuando el país posee una Ley contra la propaganda homosexual? ¿Cómo se puede siquiera pensar en conciencia de género en un país donde la periodista Elena Milashina denunció la existencia de campos de concentración para homosexuales? ¿Cómo pensar en la mujer si un año atrás su presidente, Vladimir Putin, promulgó una Ley que despenalizó la violencia de género?

8 de Febrero de 2017. Ese día Putin puso fin a la penalización severa del abuso hacia la mujer. Aunque severa es un decir. Antes de establecida la Ley, el agresor podía ser condenado a dos años de prisión. Con la aprobación del Duma (el Parlamento ruso) las escenas de violencia de género pasaron a ser infracciones administrativas y las sanciones son económicas, arrestos efímeros y acciones referidas al servicio comunitario.

En el fútbol, cuando un futbolista comete faltas en reiteradas ocasiones, la paciencia del árbitro se agota. Paulatinamente comienza a sentir la tentación de meterse la mano en el bolsillo y sacar el cartón rojo, la pena máxima. En Rusia, con las mujeres ocurre algo parecido. La violencia de género sólo es punible en caso de que el victimario reincida, siendo la víctima golpeada más de una vez al año o bien, si la misma presentase lesiones visibles.

Croacia gana terreno en el campo de la igualdad. Desde el banco se escucha gritar a Iva Olivari, la jefa del plantel. Rusia se ha quedado atrás, cediendo la pelota en esta ocasión. El mundo, con exactitud el feminismo, se encuentra luchando contra la violencia de género, donde no hay VAR que valga para las víctimas de infracciones. Por lo pronto y mientras tanto, en Sochi rodará la Telstar 18.

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