Carolina Belardo
Periodistas Unidas es una organización de mujeres, en su mayoría periodistas deportivas y estudiantes, que decidieron unirse para erradicar el acoso y reclamar igualdad de oportunidades y condiciones laborales. La misma fue creada en agosto de este año a partir de una denuncia en redes sociales. Actualmente son treinta las mujeres que integran el movimiento, y que se encuentran a disposición de cualquier otra compañera que quiera contar su experiencia.
Para reunirse, se organizan a través de Whatsapp, ya que hay personas que son del exterior. Algunas deciden no denunciar, los motivos son muchos, mientras que otras consideran que es fundamental para que, en este caso, los clubes puedan actuar de una manera legal contra quienes realizan el acoso o abuso.
El 14 de agosto, Loana Mosquera, periodista de un medio partidario del Club Atlético Banfield, y de la radio “Open Tigre”, publicó en sus redes sociales un episodio de acoso que sufrió mientras trabajaba. Rápidamente su caso tuvo una gran repercusión, y junto a otras mujeres decidieron arrancar este proyecto que lleva dos meses vigente.
En mayo de 2017, mientras cursaba su tercer y último año en Deportea, y también trabajaba en los dos medios ya mencionados, fue acosada por parte de un fotógrafo llamado Matías Carreño Vázquez. Como de costumbre, Loana se dirigió al Estadio Florencio Sola para cubrir un día de partido, en el que Vázquez le tomó fotografías, sin su consentimiento. “Cuando me llegaron no sabía qué hacer”, cuenta. Anteriormente, Mosquera recuerda que en la cancha de Arsenal también la había fotografiado sin que ella se diera cuenta. “Eran fotos comunes, me habló a Facebook y me las envió. Yo le agradecí y todo quedó ahí, pero la segunda vez fue distinta. Eran de espalda y los mensajes que me escribía se referían a mi cuerpo”, relata. “Comenzó a pedirme fotos en traje de baño entre otras cosas y decidí bloquearlo. En ese momento solo lo hablé con mi mamá y mi pareja”, agrega.Una situación muy triste en la que la vulnerabilidad la invadió por un largo tiempo.
“Pido trabajar en paz”
“En agosto, algunas compañeras de la radio comenzaron a contar que un fotógrafo las acosaba. Lo hablamos todas fuera del aire y decidimos trasladarlo al grupo de Whatsapp que tenemos. Lo contamos y los varones nos impulsaron para que nos animemos a hacerlo público. Me animé después de un año y medio”, cuenta. “Sí, me da miedo porque me lo cruzo siempre en todas las canchas, pero ¿saben qué?, no me callo más. Lo único que quiero es que se dé cuenta que esto MOLESTA, y no sólo me pasó a mí. Pido que tanto mis colegas como yo podamos trabajar en paz, sin hombres como este, nada más”. Con estas palabras, Loana Mosquera publicaba en su cuenta de Twitter los chats de su conversación con Vázquez.
Rápidamente Lucía Barbuto, actual presidenta de Banfield y Analía Gavio, abogada del club, se comunicaron con ella y le sugirieron realizar la denuncia correspondiente para poder desacreditar a esta persona, ya que si no lo hacía, podían hacer una contra-denuncia por el derecho al trabajo. Debían tener un fundamento penal para que él no trabaje más allí. “El tema de la denuncia siempre lo tuve en mente, pero al tener sólo las conversaciones creía que no sería suficiente”, confiesa Mosquera.
Desde los 15 años, Loana Mosquera trabaja en el mundo del fútbol. Arrancó en 2012 ya que siempre iba a ver a Banfield y una persona que era dueño de una radio le comentó que necesitaba a alguien para que cubriera las inferiores del club. Ella aceptó, pero allí también fue acosada. Leonel Cerrudo, su compañero de trabajo de aquella época, le ofreció distintas propuestas para mantener otra relación fuera del trabajo. “Al rechazar esto, me empezó a amenazar y en ese momento sólo lo supo mi mamá y el dueño de la radio”, relata.
El consejo del hombre que estaba a cargo del programa fue que lo dejara pasar y por ese motivo ella dejó de trabajar allí. “En 2012 algunas personas creían que por estar metida en un ambiente de “hombres” yo debía respetar sus costumbres, sus comentarios o quedarme callada, como me lo recomendaron. Al ser chica y no tener el título de periodista, los colegas “desacreditaban” aún más mi trabajo”, finaliza.
Luego de distintas charlas con Barbuto y Gavio, Mosquera decidió denunciar y lo hizo para con los dos casos. “No volví a ver a estas personas después de que hice públicos los abusos, pero sí después de lo que me pasó, los cruzaba en todos los partidos de Banfield”, expresa. Por parte de Matías Carreño Vázquez recibió disculpas pero cuando se hizo viral. “Cuando pasó se defendió y creía que era natural lo que me hizo. Se lo siguió haciendo a otras chicas, por eso creo que si las disculpas hubieran sido sinceras tendrían que haber sido antes”, cuenta.
Por las denuncias, Leonel Cerrudo y Matías Carreño Vázquez tienen prohibido el ingreso al club. Además, tienen una perimetral y no pueden acercarse a Loana ni en persona ni en redes sociales. Mosquera, asegura que estas cosas dejarán de pasar cuando la educación mejore desde la casa de cada uno: “Si vos le enseñás a tus hijos que está mal insistir si una chica te dice no, entre otras cuestiones, ellos van a ir naturalizándolo, pero cuando no lo hacen pasa esto”.
Cree que hay que empezar a educar e inculcar otros valores para que la sociedad haga un cambio definitivo. “Siento que todavía hay gente que piensa que la mujer no tiene que estar en este ambiente “masculino”, pero hay colegas que nos respetan y nos dan nuestro espacio”, remarca. “Hoy en día me siento tranquila, pero no creo que se termine acá. Seguiré luchando en contra del maltrato”, acaba. Loana Mosquera se retiró por motivos personales de la agrupación, pero dejó sus denuncias a disposición.
“Algunos quieren aprovecharse de nosotras”
Otro de los casos que se hicieron conocidos gracias a la organización fue el de Mar Viera, que también trabaja para un medio partidario de Banfield. En 2016, a través de una cuenta de Twitter anónima, se rieron de una “propuesta” del ya mencionado Leonel Cerrudo hacia una chica a un Jacuzzi. Cuando ella lo vio, lo citó diciendo: “Todavía sigue haciendo esas propuestas”, ya que le había hecho lo mismo dos años atrás.
Como consecuencia de esto, Cerrudo trató de comunicarse por todas las redes sociales con ella y le pidió que por favor borrara lo publicado porque no era cierto. A partir de ahí comenzaron las amenazas. “Nunca le respondí ningún mensaje privado, y decidí contarlo ahora luego de haber visto el comportamiento del club con el caso de Loana Mosquera”, cuenta. La Comisión de Mujeres de Banfield hizo eco sobre lo sucedido y al día siguiente de la publicación no se le permitió más el ingreso a esta persona.
Viera dice que en 2014 no tomó conciencia de la situación, a tal punto que le causaba “risa”, pero más adelante entendió lo que era el acoso y comenzó a darse cuenta lo que sucedió. “No recibí disculpas, pero sí injurias y amenazas de que me iban a golpear o sacarme la acreditación del club porque nadie me conocía”, cuenta.
“El proyecto es importante para la igualdad de género y para el mundo del periodismo deportivo. Muchas veces hay periodistas que te piden tu contacto y no es para hablar por trabajo. Algunos quieren aprovecharse de nosotras creyendo que no podemos sin su “ayuda””. Viera expresa que a pesar de que le sucedió, hoy tiene la suerte de que el club la respalda. Ella considera que algunos hombres confunden la capacidad con el género, pero afirma que “el género es lo mismo en esta profesión porque lo que realmente importa es la capacidad de uno”.
También cree Viera que a través de la visualización de estas situaciones, se puede frenar el comportamiento machista, es decir, “que los hombres comiencen a abstenerse de actuar de tal manera porque sabrán que las mujeres ya no se callarán más. A la hora de trabajar hoy me siento más segura y cómoda porque no me lo cruzo más. Fue un desahogo poder expresarlo, pero la lucha continúa. No queremos que ninguna otra chica sufra lo que sufrimos nosotras, tanto acoso como discriminación por el simple hecho de ser mujeres”, finaliza. Hoy en día ya no pertenece más al movimiento por cuestiones personales, pero dice que siempre que pueda, estará a disposición del mismo.
“Miran soprendidos a las mujeres”
Otro de los tantos casos son los de las periodistas Malena Soledad Cuello, de Buenos Aires, y Laura Grecco, de Mar del Plata. Las dos trabajan en distintas radios deportivas. Cuello comenzó ejercer a los 20 años, y una persona le ofreció acreditarla a distintos partidos de fútbol a cambio de salidas. Ella nunca aceptó, pero cada vez que se lo cruzaba en las canchas como colega, volvía a insistirle a través de mensajes privados, acosándola. “No volví a verlo, pero nunca me animé a denunciar”, expresa.
Grecco por su parte cuenta que lamentablemente ella ve la diferencia entre hombres y mujeres, pero no por capacidad, sino por ver principalmente la cantidad de personas que trabajan en la zona de prensa de cualquier club. “Es notorio y cuando ven a una mujer te miran sorprendidos como si no tuviéramos la misma capacidad que ellos para cubrir un partido o hacer una nota”, relata. “A mí me gusta hablar de fútbol y también analizarlo, y más de una vez, estando en grupos con hombres, no hacían valer mi mirada, y seguían hablando entre ellos. La palabra de la mujer al hablar de una jugada para algunas personas no es válida. Eso se llama discriminación”, finaliza.
Nahir González es otra de las periodistas que pertenece a la organización. Hoy en día no ejerce, pero su acompañamiento a las mujeres sigue siendo el mismo. González recuerda que muchas veces se sintió incapaz de tener un buen desempeño en la facultad ya que muchos compañeros hombres se lo hicieron sentir. “Uno piensa que eso es normal, que son comentarios y ya está o que debemos aguantar los mismos por meternos en un mundo de “hombres”, pero ya no es así. No es natural”, expresa.
Periodistas Unidas tuvo la oportunidad de poder reunirse con Claudio Fabián Tapia, actual presidente de la Asociación del Fútbol Argentino. También tuvieron la posibilidad de hablar con Juan Manuel Lugones, secretario ejecutivo de la Aprevide (Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte). Cuentan con el apoyo de muchos clubes de todas las categorías, y también con el de algunos periodistas. A futuro quieren que la agrupación se convierta en una ONG para poder ayudar a las mujeres que lo necesiten y trabajar para que ninguna colega en los medios o estudiante que está dando sus primeros pasos, tenga que sufrir el machismo naturalizado que todavía hay en el periodismo deportivo.
Para las integrantes es fundamental que denuncien para que los clubes no vuelvan a acreditar a estas personas, pero si no logran animarse, no les darán la espalda. Periodistas Unidas es una organización que da contención, y que siempre luchará para que las mujeres sean respetadas por el simple hecho de ser mujeres.