domingo, noviembre 16, 2025
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Las puertas abiertas de Brian Castaño

Por Lautaro Sciaccaluga y Lucas Huerga

Las puertas estaban abiertas y no había nada ni nadie que impidiera que cualquier persona pudiera cruzarlas. Era un gimnasio como el que se puede encontrar en la esquina de cualquier barrio: bolsas esperando a ser golpeadas, parlantes pasando música a todo volúmen, un temporizador colgado en la pared que sonaba cada tres minutos y dos personas con guantes golpeándose arriba de un ring. Sí, era un gimnasio como cualquier otro, con la única diferencia de que quien se quitó el casco después del sparring fue campeón del mundo. En ese momento, alguien se acercó hasta la entrada y preguntó: “¿Lo buscan a Brian?”.

El boxeo le brindó a Argentina 24 medallas olímpicas, siendo el deporte con más preseas
obtenidas. Cuarenta son los boxeadores que salieron del país y se proclamaron campeones
mundiales. Uno de esos es Brian Castaño. Oriundo de Isidro Casanova, comenzó a
entrenar cuando tenía seis, hace ya 30 años. No era para menos, su padre Carlos le inculcó
desde chico el amor por los guantes y los golpes, ya que él mismo se había dedicado a esta
disciplina algún tiempo atrás.

A tan solo diez cuadras del estadio Fragata Presidente Sarmiento, hogar del Club Almirante
Brown —equipo del cual es hincha y en donde comenzó a dar sus primeros pasos en el
ring— se encuentra el gimnasio del Team Castaño. Los hitos más grandes logrados por el
equipo se reflejan, se muestran y también se esconden a medida que uno se sumerge en el
lugar. Fotos, pinturas y banners de las peleas frente a Jermell Charlo por doquier. Las dos
contiendas que tuvo frente al estadounidense marcaron la carrera del púgil argentino. La
primera fue el 17 de julio de 2021 en San Antonio, Texas. Un empate un tanto dudoso fue el resultado. La revancha, el 14 de mayo de 2022 en Carson, California. Esta vez, fue derrota del argentino. Esa caída significó la primera en la carrera de Castaño; pero también la última, ya que después de eso, nunca más volvió a subirse a un cuadrilátero.

Castaño y Charlo se enfrentaron por primera vez en julio de 2021 y el fallo fue empate

Las ganas están, yo quiero volver, pero nunca se dio. Me estoy poniendo a tono, y
aunque no tengo fecha estipulada le apuntó a pelear en enero o febrero”.
En el mundo del deporte los años pasan para todos y no esperan a nadie, y menos en uno
tan físico como el boxeo. Varias personas conocedoras del caso se encuentran
desconcertadas con el manejo de Castaño, quien en lugar de pelear en el que en teoría
sería su mejor momento físico, se alejó para resguardarse en su gimnasio.
“Yo sé que los años pasan para todos, pero estoy tranquilo. Estoy satisfecho con lo
que logré y sigo logrando a día de hoy, voy a volver y voy a intentar recuperar el
cinturón”.

Desde lejos un hombre mayor escuchaba la conversación, o intentaba hacerlo. Lo cierto, es
que entre la música y el sonido del temporizador, era muy difícil poder oír algo. Llevaba una
remera y gorra del Team Castaño. Y aunque podría ser cualquier persona que ingresaba al
gimnasio como cada día, su sonrisa y su mirada eran reconocibles a kilómetros. Era Carlos, padre y entrenador de Brian. Él mismo lo reconoce como su ídolo y ejemplo a seguir dentro del boxeo.

Carlos Castaño, padre de Brian, candidato a entrenador del año en Estados Unidos - TyC Sports

Castaño recalcó la importancia de rodearse de gente que lo quiera y aconseje siempre con
buenas intenciones. Y en ese contexto, un amigo que lo acompañó desde la infancia,
Ignacio Romero, contó cómo era el trato durante la adolescencia.“Había mucha gente quilombera, nos tocó crecer en un ambiente difícil. Teníamos amigos que terminaron cayendo en las drogas o en la delincuencia. Carlos se daba cuenta y lo tenía controlado a Brian. Lo dejaba juntarse con los pibes del barrio pero siempre tenía una hora estipulada para volver a su casa o para entrenar. Había días que se escapaba para juntarse con nosotros y si Carlos se enteraba lo pasaba a buscar y lo obligaba a entrenar durante más tiempo”.

Al escuchar ese relato, Castaño empezó a reírse y a asentir con la cabeza. Todo lo que
narraba Romero era cierto. Después de unos segundos, dejó un mensaje para los chicos
que crecen en entornos similares, haciendo énfasis en que una posible solución es el
deporte: “Un consejo que doy es que le metan empeño a un deporte y que se cuiden. De la noche, del barrio, de la droga, sé que es difícil, pero tienen que ordenarse la vida en torno a la alimentación, el descanso y el entrenamiento. La clave es alejarse de la esquina, de la mala junta. Yo soy un pibe de barrio que tuvo miles de tropiezos pero pude lograrlo porque me rompí el alma día a día acá en el gimnasio”.

Además de toda la decoración referida al boxeo, el lugar también cuenta con banderas de la otra pasión de Castaño: Almirante Brown. Su reconocido fanatismo lo llevó cada fin de
semana a las tribunas del estadio, y el mismo club le otorgó un reconocimiento durante un
partido cuando retuvo por tercera vez su cinturón mundial superwelter.

“El club es el lugar dónde crecí. Los años que pasé en ese lugar son una parte muy
importante de mi vida. Conocí gente maravillosa que me sigue acompañando hasta el
día de hoy y además soy hincha. Cuando me hicieron ese homenaje no lo podía creer.
Yo de chico me tenía fe como futbolista pero después fui para otro lado” contó con una risa mezclada entre nostalgia y emoción.

Brian Castaño, la esperanza argentina del boxeo: "Es la pelea más importante de mi carrera" - Infobae

Cuando tenía seis años combinaba dos disciplinas: boxeo y fútbol. Según sus palabras,
utilizaba este segundo deporte para tener un mejor entrenamiento físico y aprovecharlo
arriba del ring. Sin embargo, también llegó a competir en las categorías inferiores del
Aurinegro. En ese mismo club trabajaba el doctor Walter Quintero, quien además de encargarse del plantel profesional, es el médico de muchos de los boxeadores argentinos que pelean por títulos mundiales, entre ellos Castaño.

A Brian lo acompañé en tres de sus defensas titulares. La verdad que es una muy
buena persona, muy laburador. Tenía condiciones de futuro campeón desde muy
chico, y lo que está haciendo ahora en su gimnasio es admirable. Ojalá algún día
vuelva a pelear, para cuando lo haga que me llame”.

Dos adolescentes peleaban arriba del ring y eran observados por un grupo bastante amplio,
entre ellos un profesor. Con la conformación del Team, varios jóvenes comenzaron a
entrenarse allí ante los ojos de los Castaño, quienes siguen de cerca los casos de cada uno
y los potencian para que algún día lleguen a tener sus mismos éxitos. “Chicos con talento hay muchísimos, acá los ayudamos a que crezcan y los acompañamos, porque todos los deportes son difíciles, pero más uno individual como el boxeo. Tenés que hacerlos sentir que están acompañados constantemente para que no se manden cagadas”.

Minutos más tarde, se levantó y comenzó a mirar más de cerca la acción en el cuadrilátero.
Sin embargo, antes de llegar lo interceptó su propio padre, Carlos, quien le palmeó la
espalda y sonrió diciendo: “¿Lo saqué bueno a este, no?”.Las peleas en el ring siguieron durante quince minutos más, tiempo suficiente para que Carlos tenga la oportunidad de mencionar lo orgulloso que está de todo lo que su hijo consiguió en el deporte.

“Brian logró en el boxeo lo que siempre soñó y más, pero para eso se tuvo que sacrificar muchísimo. Nosotros tratamos de ayudar a que todos los chicos que vengan acá puedan lograr lo mismo que él, pero el camino no es sencillo. Él lo consiguió con esfuerzo, con sudor, pero a cambio dejó muchas cosas de lado”.

El entrenamiento de Brian Castaño en San Justo: guanteo con Carlos, su papá

El comienzo de su carrera ya proyectaba lo que iba terminar siendo en el boxeo. Luego de
destacarse en las categorías amateurs —ganando medallas en la selección—, llegó el
momento de su debut. Y no fue en un evento poco concurrido; sino que su pelea iba a ser en el mismísimo Luna Park y como co-estelar de una cartelera que tenía al campeón Omar Narváez como plato fuerte. “Fue una pelea grande. Había muchísima gente, el Luna estaba llenísimo. Existían algunos que dudaban de mi capacidad, decían que como profesional no iba a destacarme porque tiraba mucha cantidad de golpes y no noqueaba. Esa pelea fue en la que demostré que tenía con qué”. En ese combate de debut ganó sus primeros 20.000 pesos como profesional, contra Alejandro Domínguez en 2012. Diez años después, logró llevarse más de un millón de dólares cuando se enfrentó a Charlo. “Esos 20.000 en su momento eran un montón. Imaginate que me dieron esa cantidad porque ya tenía un nombre peleando de manera amateur, no sé cuánto hubiese
ganado si nadie me conocía”.

Ese monstruo del nocaut que uno ve arriba del ring es un hombre común que no para de
reírse y de tirar chistes abajo del mismo. Un tipo común y corriente, con el detalle de que
con un golpe te acomoda cualquier tipo de idea. Los jóvenes que pasan se lo quedan
viendo asombrados. Lo admiran. Lo idolatran. Y no es de extrañar. No solo por sus logros
en el cuadrilátero, sino también porque a pesar de tocar el cielo con las manos, no parece
haber olvidado de dónde salió. La humildad es algo que lo mantiene con los pies sobre la
tierra, según marcaron algunos de sus compañeros de gimnasio.

Al finalizar su clase, uno de los adolescentes se sacó los guantes, empezó a quitarse las
vendas de las manos, se secó la transpiración con una toalla, guardó todo y se puso su
mochila. Luego, pasó a saludar. Lo miraba a Castaño cómo si fuera la primera vez. Como si
estuviera hipnotizado ante la presencia del campeón. Se dan la mano y el chico abandona
el establecimiento, que sigue con las puertas completamente abiertas. Fue tan solo un
apretón de mano, sin la chance de hacer acotaciones porque otro de los jóvenes se acercó
a saludarlo también. Y así fue durante un largo rato. Una extensa fila de jóvenes
boxeadores esperando el más mínimo contacto con él.

Brian Castaño participó de una actividad solidaria en la cárcel de Olmos.

Las horas pasaron y el gimnasio comenzó a vaciarse de a poco. Los guantes quedaron
sobre los bancos, el temporizador se apagó y solo se escuchaba el sonido de la escoba
contra el piso. Castaño charlaba con algunos chicos que todavía seguían ahí, corregía
algún que otro movimiento y daba un par de consejos más antes de despedirse. Afuera caía la noche sobre Isidro Casanova, pero antes de salir, Brian se detuvo un segundo a mirar el ring. Ahí pasó buena parte de su vida. Lo hizo campeón, pero también lo formó como persona: “Acá aprendí todo”, afirmó. No hay tono nostálgico, solo la tranquilidad de quien sabe que su lugar en el mundo está ahí.

Quizás no sepa con exactitud cuándo volverá a pelear, pero su presente no parece girar en
torno a eso. Lo motiva seguir formando boxeadores, compartir su experiencia y mantener
vivo el lugar que lleva su apellido. Los pibes que entrenan ahí lo miran como un ejemplo y,
de alguna manera, cada uno pelea un poco por él también. Castaño se despidió, cruzó la
calle y saludó a unos vecinos que lo reconocieron. Es la estrella del barrio. Mañana será otro día. Y por supuesto, las puertas del gimnasio del Team Castaño seguirán abiertas…

 

Los petrodólares árabes amenazan al circuito sudamericano de tenis

Por Santiago Rodríguez Carlomagno

Arabia Saudita sigue ganando terreno en el tenis con su propio Masters 1000 y perjudicará a América del Sur, ya que el torneo pasará a ser parte del calendario a partir del 2028, probablemente en febrero, cuando se juega la gira sudamericana.

Por primera vez se añadirá un décimo M1000 al calendario: no será obligatorio, va a durar una semana y tendrá un premio en metálico similar al de los demás torneos de su calibre. El Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF, sus siglas en inglés) y su empresa SURJ Sports Investment son los que hacen posible el histórico torneo que busca llevar el tenis al gigante de Medio Oriente. Estos organismos ya están involucrados en distintos deportes como las artes marciales mixtas y el fútbol (compraron el 100% del Newcastle, club inglés en 2021).

Respecto a la posibilidad de que los torneos del cono sur sean tapados en los años venideros, el presidente de la ATP Andrea Gaudenzi aseguró que su intención es que convivan ambas giras al mismo tiempo, lo que sería una pésima noticia para los torneos en nuestro continente, ya que los ATP 250 de Santiago y de Buenos Aires y el 500 de Río no podrán competir contra un Masters 1000, por lo que muchos jugadores de gran nivel que suelen acudir a los torneos (como Alexander Zverev, Holger Rune, o Francisco Cerúndolo) preferirían jugar en Medio Oriente y no en Sudamérica.

Según el presidente, Arabia Saudita ha mostrado “un compromiso muy grande” con el tenis y afirma que han ayudado mucho al desarrollo del deporte. Es innegable que el país asiático está cada vez más presente en el deporte, ya que alberga las Finales del ATP Next Gen desde 2023 y el Torneo de Maestros de la WTA.

La Liga de fútbol nacional también crece a pasos exponenciales y cada vez más figuras lo ven como un lugar seductor para aterrizar. Carreras de F1, peleas de UFC, definiciones de campeonatos mundiales de boxeo, la Supercopa española y la italiana se disputan allí también. El gigante de Medio Oriente también albergará el Mundial de fútbol en 2034, y de la mano de inversiones millonarias provenientes de la industria petrolera poco a poco gana cada vez más protagonismo en los deportes más importantes del mundo.

¿Cuántos países tuvieron un futbolista campeón de la Copa Libertadores?

Por Manuel Madanes

La Copa Libertadores es la obsesión de todos los futboleros sudamericanos. En 2025 se está disputando su edición número 65 y en esos años, una minoría privilegiada de los jugadores que pasaron por el fútbol de CONMEBOL la pudieron ganar. Esta nota repasará cuántos países tuvieron al menos un jugador que pudo lograr la Gloria Eterna y cuáles son los que más futbolistas campeones han tenido.

Como era de esperarse, los países afiliados al ente que rige el fútbol sudamericano son los que más futbolistas campeones tienen: Brasil y Argentina lideran esta lista lo cual no es sorprendente ya que sus equipos son los que más títulos acumulan. Estos últimos además cuentan con el jugador que más veces levantó la Copa Libertadores: Francisco “Pancho” Sá con 6 conquistas, 2 con Boca y 4 con Independiente.

Uruguay se ubica detrás de las dos potencias del fútbol sudamericano y un charrúa, Ricardo “Chivo” Pavoni, ostenta la distinción de ser el jugador que logró la Gloria Eterna en más ocasiones con un solo club: 5, todas con Independiente.

Paraguay, Colombia, Ecuador y Chile tienen varios futbolistas campeones, muchos de ellos que lo lograron con los 5 equipos campeones que acumulan entre los 4 países.

Perú, Venezuela y Bolivia son los 3 países que no tienen ningún club que haya logrado la Gloria Eterna. Hay 6 jugadores pertenecientes al país incaico que saben lo que es ser campeón de América, 2 de la selección Vinotinto, que lo lograron recién en 2016 (Alejandro Guerra con Atlético Nacional) y 2024 (Jefferson Savarino con Botafogo) respectivamente.

Bolivia es el único país de CONMEBOL que no tiene ningún jugador que haya ganado la Copa Libertadores. Carlos Lampe es el que más cerca estuvo cuando formó parte del plantel de Boca que perdió la final en 2018.

Fuera de Sudamérica, España, Italia y Panamá tienen dos futbolistas campeones cada una: los de la Roja que lo lograron son Iván Moreno y Fabianesi con Estudiantes en 2009 y Pablo Marí con Flamengo en 2019, para la Azzura lo hicieron Humberto Maschio con Racing en 1967 y Rodrigo Possebon con Santos en 2011 mientras que para los centroamericanos la ganaron Armandy Dely Valdez con Argentinos Juniors en 1985 y Roderick Miller para Atlético Nacional en 2016.

Otros países que tienen un representante campeón son Angola (Bastos con Botafogo en 2024), Catar (Emerson Sheikh con Corinthians en 2012), China (Alan Carvalho con Fluminense en 2023), El Salvador (Jorge Villar con Peñarol en 1987), Estados Unidos (Renato Corsi con Argentinos Juniors en 1985), México con Christian “Chaco” Giménez que lo hizo por duplicado en el 2000 y en el 2001 con Boca, Nicaragua (Jacob Montes en 2024 con Botafogo) y Portugal (Liedson con Corinthians en 2012.

Este año, dos países estuvieron realmente cerca de poder sumarse a la lista. Ricardo Adé de Haití y Gabriel Villamil de Bolivia llegaron a las semifinales con Liga de Quito e incluso este último anotó por duplicado en el partido de ida ante Palmeiras que se saldó con un 3 a 0 a favor del equipo ecuatoriano pero el Verdao dio vuelta la serie en la vuelta y ambos jugadores se quedaron sin la chance de meter a su país en esta lista.

Los argentinos que jugaron en Manchester City y Liverpool

Por Lucas Neira

La rivalidad entre Manchester City y Liverpool se convirtió en uno de los duelos de mayor relevancia del fútbol europeo en los últimos años. Entre ellos conquistaron las últimas ocho Premier League, seis para los Citizen y dos para los Reds. En relación a esto repasamos qué argentinos jugaron en ambos clubes y cómo les fue.

Por el lado del Liverpool, seis han sido los futbolistas nacidos en Argentina que vistieron su camiseta: Javier Mascherano es uno de los más destacados. Llegó en enero de 2007 proveniente del West Ham. En 6 meses le alcanzó para asentarse en la titularidad de un equipo que disputó la final de la Champions League en esa misma temporada. A lo largo de tres años y medio, el “jefecito” sumó 139 apariciones y 2 tantos.

Maximiliano Rodríguez es otro de los más recordados. Sus 73 encuentros y 17 goles le bastaron para que la hinchada le dedicara canciones a principios de la década pasada.

El único que sigue jugando para la escuadra campeona de Inglaterra es Alexis Mac Allister. Fue transferido desde Brighton por 35 millones de libras y en poco más de dos temporadas alzó una Copa de la Liga y la Premier League 2025, donde fue seleccionado en el 11 ideal de la competición.

Con pasos más efímeros y menos recordados se encuentran Mauricio Pellegrino, Emiliano Insúa y Sebastian Leto, todos fichados en la “era Rafa Benítez”.

Manchester City es uno de los destinos más elegidos por los argentinos que emigran al viejo continente en busca de ser parte de la élite del fútbol mundial. En total son 13 los que se calzaron esa camiseta.

El primero fue Pablo Zabaleta en 2008. Arribó un día antes de que el grupo árabe comprara la institución, pero eso no lo privó de ser importante en la gloriosa era moderna. Fueron 9 temporadas, 333 partidos, 6 trofeos, capitán e ídolo.

Una de las figuras del acérrimo rival, Manchester United, era Carlos Tevez cuando fue presentado en el Etihad Stadium. Si bien no se fue de la mejor manera luego de su histórica pelea con el entrenador Roberto Mancini, abandonó el club con 3 títulos en su espalda, más de 70 tantos y La Bota de Oro de la Premier League 2011.

En tercer lugar aparece el argentino más destacado del fútbol inglés, Sergio Agüero. El “Kun” llegó por una cifra récord de 45 millones de euros y participó de 10 temporadas. Disputó 390 partidos, anotó 260 goles y levantó 15 trofeos. Se convirtió en una de las máximas leyendas del combinado y en su primer año se ganó un lugar en la historia del equipo luego de anotar el 3-2 versus QPR, que le dio la primera liga a los de Manchester en más de 60 años.

Quienes también tuvieron buenas etapas fueron Nicolás Otamendi, Martín Demichelis y Julián Álvarez. Los primeros ganaron títulos a nivel doméstico en condición de titulares. Mientras que la araña, además de dos Premiers, sumó la Champions League 2023, la primera del conjunto que viste de celeste.

Con un paso menos recordado está Guillermo “Wlly” Caballero, quien ocupó el rol de arquero suplente y sumó 48 participaciones. A su vez, de manera aún más reducida, están Bruno Zuculini, Pablo Maffeo, Claudio Echeverri y Máximo Perrone, quienes no alcanzan el doble dígito en apariciones. El “Diablito” es el único que aún está ligado al City, ya que se encuentra cedido en el Bayer Leverkusen sin opción de compra.

Bonus track: el arquero Gerónimo Rulli y el delantero de Talleres de Córdoba Nahuel Bustos también ficharon por los “ciudadanos”, pero no llegaron a disputar ningún encuentro.

De mandarlo a cortar el pasto a conquistar América juntos

Por Iván Lezcano

Coincidieron por primera vez en la temporada 1994/95. Estudiantes, que se preparaba para la Primera B Nacional luego de lo que fue su descenso unos meses atrás, había contratado a Miguel Ángel Russo y Eduardo Luján Manera, dos históricos ex jugadores del club, como dupla técnica para devolverlos a la máxima categoría. En el plantel, ocupando más un lugar en el banco de suplentes que en el verde césped, se encontraba un joven Martín Palermo, con apenas un puñado de goles en su haber. 

El Pincha atravesaba unos años complicados que lo llevaron a tocar fondo el 21 de agosto del ‘94, cuando un empate 3 a 3 contra Lanús en “La Fortaleza” lo condenó a jugar en la segunda división del fútbol argentino. Después de un sinfín de ciclos menores a un torneo y algunos interinatos, Russo y Manera llegaron al club para tomar el fierro caliente y devolverlo a donde pertenecía. 

José Luis Calderón, Rubén “el Mago” Capria y Juan Sebastián Verón fueron algunas de las figuras de aquel equipo que logró la vuelta a Primera a cinco fechas del final del torneo, luego de un triunfo como visitante ante Gimnasia y Tiro de Salta. El que no sumaba muchos minutos (y muchas veces no era siquiera convocado) era Palermo, quien tenía 21 años y era “el quinto o sexto delantero en la consideración”, según comenta él mismo en su autobiografía “Titán del gol y de la vida”

“¿Palermo? Que vaya a cortar el pasto…”, cuentan que ironizó la dupla técnica cuando les preguntaron por qué no lo ponían al centrodelantero. “Yo nunca lo escuché ni sé si eso lo dijo Russo, lo dijo Manera o no lo dijo nadie”, asegura Martín. 

Mauro Amato, integrante de aquel plantel, asegura que no había una gran relación entre el dúo de entrenadores y los jugadores que no solían formar parte de los concentrados. “Ni nos trataban ni nos saludaban. Éramos tantos que 22 entrenaban como para jugar y el resto practicábamos aparte”, relató el delantero perteneciente a la misma categoría que Palermo. También desliza que, al no jugar ni siquiera en Reserva, ambos tuvieron la chance de emigrar al Comunicaciones F.C. de Guatemala, equipo dirigido por Juan Ramón Verón. Sin embargo, esa posibilidad no prosperó. 

Otro de los que se expresó al respecto fue el periodista platense Osvaldo Fanjul, quien cubrió a Estudiantes durante aquella temporada, y relativizó la importancia del asunto: “Palermo ya venía jugando poco, no era titular en el equipo que se fue al descenso tampoco. Lo del pasto, como tantos otros, fue un rumor que lejos estuvo de ser verídico”. También hizo énfasis en que tanto Russo como Manera “siempre fueron muy respetuosos con los jugadores” y que, si algo caracterizó a aquel plantel, fue “el gran grupo humano”. 

Después de que se cayera un posible préstamo a San Martín de Tucumán, el “Loco” inició el Apertura ‘95 en Estudiantes. Tras cinco empates y seis derrotas, el binomio dejó su cargo y el “Profe” Daniel Córdoba ocupó su lugar. “En la fecha 11 contra Deportivo Español me pusieron un ratito: un tiro mío se fue al lado del palo y perdimos 1 a 0. Si ese zurdazo mío entraba, a lo mejor Russo y Manera seguían un poquito más”, relata Palermo. 

Ambos -Russo y Palermo- siguieron sus caminos. Uno cruzó la cordillera y se fue a dirigir a la Universidad de Chile, club al que llevó hasta las semifinales de la Copa Libertadores. El otro se asentó en el Pincha, luego pasó a Boca y salió goleador del torneo argentino en reiteradas ocasiones. Con los años, edificaron carreras que, debido a su creciente éxito, los llevarían a coincidir en uno de los escenarios más importantes de las mismas. 

“Miguelo” llegó a Boca a principios de 2007, luego de que el Xeneize perdiera el tricampeonato en el recordado partido desempate contra Estudiantes. En ese plantel, Palermo era uno de los máximos referentes junto con Guillermo Barros Schelotto, Hugo Ibarra y un tal Juan Román Riquelme, quien acababa de volver al club desde el Villarreal de España. A pesar de contar con todos estos nombres, Martín fue designado capitán por el mismo entrenador que había decidido no tenerlo en cuenta en aquellos años en La Plata.

“Ni Russo ni yo sacamos el tema. Nos comportamos como dos profesionales porque era otro club, otra situación y otra historia”, sentencia el goleador en su libro. Lo cierto es que ese Boca quedó segundo en el Clausura y ganó la Copa Libertadores con un categórico 5 a 0 en el global frente a Gremio, de Brasil. La icónica imagen del Titán levantando “la sexta” con los pantaloncitos amarillos sigue grabada en la historia grande del conjunto de la Ribera. 

El pasado miércoles 8 de octubre, luego del fallecimiento de Russo a los 69 años tras una larga pelea contra el cáncer de próstata y vejiga, Palermo le dedicó un mensaje vía historias de Instagram: “Gracias, Miguel, por tu legado y los momentos compartidos. QEPD”, acompañado de una foto de ambos. 

A pesar de un inicio complicado y con cierta tensión, ambos demostraron ser profesionales ejemplares y dejaron todo de lado para llevar a Boca a lo más alto. Es por eso que hoy, a más de 18 años de la copa obtenida en el Estadio Olímpico Monumental de Porto Alegre, el fanático Xeneize los sigue recordando como lo que son: ídolos indiscutibles de la institución.

¿Cómo les fue a los últimos presidentes de River en su primer Superclásico?

Por Delfina Fernández

El debut en el encuentro más importante del país siempre marca el pulso de una gestión. Desde José María Aguilar hasta Stéfano Di Carlo, repasamos cómo les fue a los últimos presidentes de River en su primer Boca-River al mando del club.

El Superclásico no solo se juega dentro de la cancha, sino también es una prueba de fuego para quienes dirigen una de las instituciones deportivas más grandes de Argentina. Cada presidente inicia su gestión con la ilusión de vencer al eterno rival, y ese primer cruce suele dejar una huella imborrable en la memoria de los hinchas.

Hagamos un repaso por los últimos 5 presidentes que asumieron:

José María Aguilar asumió en diciembre de 2001 y no tardó en festejar, el 10 de marzo de 2002, por el Torneo Clausura, River goleó 3-0 a Boca en La Bombonera con tantos de Cambiasso, Coudet y Ricardo Rojas. Fue un arranque ideal para el primer ciclo de Aguilar.

En segundo lugar, Daniel “Kaisser” Passarella, quien vivió su primer Superclásico en enero de 2010, durante los torneos de verano en Mar del Plata, El Millonario se impuso 3-1 con goles de Gallardo, Funes Mori y Affranchino. El resultado generó ilusión en los hinchas, aunque el rumbo deportivo luego no acompañaría durante su mandato.

En tercer lugar se encuentra, Rodolfo D’ Onofrio, el señor del sweater rojo. El 30 de marzo de 2014, River visitó a Boca en La Bombonera y ganó 2-1 con goles de Lanzini y Ramiro Funes Mori. Ese triunfo fue el primer gran impulso de una gestión histórica, con la llegada de Marcelo Gallardo como director técnico y la conquista de la Copa Libertadores 2018 ante el eterno rival.

Luego figura Jorge Brito, quien asumió en diciembre de 2021 y su primer Superclásico fue el 20 de marzo de 2022, por la Copa de la Liga en el Monumental, Boca se llevó la victoria 1-0 con gol de Sebastián Villa.

Por último y actual presidente de la institución, se encuentra Stefano Di Carlo que debutó recientemente con derrota en su primer Superclásico al frente del club. River cayó 2-0 ante Boca, un estreno con sabor amargo.

La Universidad de la AFA, el sueño que no fue a la basura

Por Santiago Peñoñori Gaona

“El fútbol es un transmisor que trasciende banderas y religiones. Buscamos que el estudio esté antes que el deporte, que los chicos entiendan que primero hay que estudiar. La educación es un derecho y la base para formar personas con valores”. No lo dijo ni Timoteo Griguol ni Alejandro Sabella ni Marcelo Bielsa, su autor fue Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA y ex recolector de basura, en la presentación oficial de la Universidad de la Asociación del Fútbol Argentino (UNAFA) el 4 de noviembre de este año.

¿Qué es la UNAFA?

Según su MasterPlan, tiene como visión ser la primera universidad del fútbol en América Latina, pionera en profesionalizar, investigar y difundir la “escuela argentina” en el mundo. Busca formar y capacitar a futbolistas, entrenadores, dirigentes y profesionales del deporte. Dentro de sus objetivos se encuentra la búsqueda de reducir la deserción escolar, la creación de un observatorio internacional de fútbol para la realización de informes, el trabajo sobre la inserción tanto territorial como social (haciendo foco en clubes de barrio y clubes del interior del país) y el posicionamiento de la “marca Argentina”, como modelo efectivo de gestión y formación.

La autoridad principal del instituto educativo será Alberto Barbieri, quien fue rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) entre el año 2014 y 2022, vicerrector de la UBA entre el año 2010 y 2014 y decano de la Facultad de Ciencias Económicas entre el año 2006 y 2014. A su vez, la UNAFA tendrá una sede principal en Rodríguez Peña 653, entre Viamonte y Tucumán, y contará con el Predio Lionel Andrés Messi de Ezeiza para la realización de eventos.

Dentro de los adelantos que se dieron a conocer se encuentra el programa “Segundo Tiempo Educativo”, destinado a que las personas que integran los clubes (jugadores y no jugadores) puedan finalizar sus estudios secundarios y estudiar idiomas, para una potencial migración profesional.

La “Universidad del Campeón del Mundo”, que buscará transformar la pasión en conocimiento, tiene una oferta académica que se enfoca en gestión y economía del deporte; administración, derecho y gobierno deportivo; ciencias del deporte y rendimiento; medicina y psicología del deportes; y comunicación, branding y marketing deportivo.

“Todo Pasa”

La figura del presidente de la AFA se mueve entre lealtades incondicionales y odios fervientes, pero: ¿quién se animaría a oponerse a la creación de una universidad? Qué lejos quedaron las quejas de Messi a la AFA en Instagram en 2016, la selección “perdedora”, la rotación constante de técnicos y sus danzas de nombres interminables (hasta Ricardo Caruso Lombardi llegó a sonar para dirigir a Argentina, a través de una campaña mediática de autopublicidad de poca monta), los malos resultados en las juveniles y la falta de organización. Qué cerca quedan tanto los arbitrajes polémicos que benefician a los “equipos del poder”, los silencios de actores perjudicados por miedo a las consecuencias, los dirigente de AFA y sus mensajes mafiosos por redes, el nepotismo del mundo arbitral, los torneos que comienzan con unas reglas y terminan con otras (¿hay algo que te haga perder más credibilidad que eso?); como las formativas modelo que nutren a la mayor y el confort de los cracks de la Scaloneta cada vez que tienen fecha FIFA.

El Chiqui es el hijo que desobedece a sus padres, pero que va a una casa ajena y es ejemplo. Selecciones prósperas, oficinas de AFA por el mundo, scouteo internacional, procesos solventes y credibilidad en quienes los ejecutan; mientras que puertas adentro, los premios no alcanzan para competir en Sudamérica y los formatos de los torneos no se repiten de un torneo a otro.

Tapia continúa construyendo su figura, a la vez que lucha contra las estigmatizaciones. ¿Cómo un recolector de basura va a construir una oficina de AFA en Miami? ¿Cómo un recolector de basura va a crear una universidad? ¿Cómo un recolector de basura va a tener poder?

— ¿Cuál es tu deseo?

— Quiero salir campeón, vine a Barracas para salir campeón. ¿Y vos?

— Presidente de la AFA.

— Naa…

— Sí, lo voy a ser.

Esa charla sostuvo con Alejandro Orfila, técnico de Barracas Central en 2010, quien miraba anonadado al Chiqui por su deseo utópico de reemplazar a Julio Grondona en AFA. “Todo pasa”.

Su figura es controversial y despótica, pero su convicción innegable. Hoy, 15 años después, ya puede sentarse en el sillón de la AFA, soñar con una universidad e imaginar al basurero que supo ser con un título universitario.

Una actuación que remarcó la supremacía Azul y Oro

Por Javier Alayo

En la previa del superclásico del fútbol argentino, que se disputará en La Bombonera, recordamos el único clásico que también se jugó un 9 de noviembre, el partido en el que Boca Juniors se impuso 2 a 0 ante River Plate en el Monumental, en el año 2003.

Hay superclásicos que siempre quedan en la memoria de los fanáticos, y el del 9 de noviembre de 2003, es uno de ellos. Aquella tarde, el equipo dirigido por Carlos Bianchi visitó al River de Manuel Pellegrini, por la fecha 14 del Torneo Apertura.

Este clásico tomó una gran relevancia para los hinchas del conjunto de la ribera, ya que Boca venía de ganar la Copa Libertadores ante el Santos de Brasil, y el encuentro frente el conjunto de Núñez se disputaba en la antesala de la final Intercontinental frente al Milan.

Todo ese contexto hizo que el Xeneize llegase envalentonado al partido, aunque pocos imaginaban que el desarrollo del encuentro sería tan favorable para el equipo que tenía a Rolando Schiavi como capitán.

Ese día, Bianchi eligió estos nombres para afrontar el duelo ante el rival de toda la vida: Roberto Abbondanzieri; Luis Perea, Rolando Schiavi, Nicolás Burdisso, Clemente Rodríguez; Sebastián Battaglia, Raúl Cascini, Diego Cagna; Matías Donnet; Pedro Iarley y Antonio Barijho. Pellegrini, en tanto, alineó a Franco Costanzo; Rojas, Horacio Ameli, Eduardo Tuzzio, Osmar Ferreyra; Eduardo “Chacho” Coudet, Guillermo Pereyra, Javier Mascherano, Daniel Ludueña; Fernando Cavenaghi y Darío Husain.

En los papeles parecía un encuentro difícil, pero en la cancha se resolvió sin sobresaltos. Sebastián Battaglia abrió el marcador a los 37 minutos del primer tiempo, luego de un centro de Matías Donnet.

En el complemento aparecería una figura inesperada, que hasta el día de hoy sigue siendo recordada por los hinchas de Boca: el brasileño Pedro Iarley, quien tras gambetear a dos jugadores, definió con fuerza al primer palo y decretó el 2-0 a los 52 minutos.

Para muchos, aquel resultado quedó corto en comparación con la superioridad futbolística que mostró el equipo del Virrey.

Con el paso del tiempo, más de dos décadas después, aquel clásico quedó guardado en el alma boquense, un partido que reflejó la identidad y el temple de un equipo acostumbrado a los grandes desafíos.

A Newell’s lo succiona el agujero negro

Por Joaquín Caban

En 1960 Newell’s Old Boys pisó por primera y única vez la segunda división de Argentina, allí convivió durante tres años para finalmente ascender mediante un decreto de AFA. Con el triunfo de ayer ante Huracán por 2 a 0, logró respirar y despegarse de la zona roja, aunque aún debe esperar resultados para confirmar la permanencia. 

Los leprosos acumulan solo tres victorias en lo que va del segundo semestre, sin chances de clasificar a los playoffs, al igual que en el Torneo Apertura. En estos momentos está a seis puntos del último de la clasificación anual y, teniendo en cuenta las recientes malas campañas, pueden complicarse de cara a la próxima temporada. 

El 2012 lo arrancó en el fondo de la tabla de promedios junto a River, Independiente y San Lorenzo, pero la gran campaña de Gerardo “Tata” Martino lo dejó en el segundo puesto, por debajo de Boca. Ese fue el momento del reflote.

Sin embargo, hace doce años que el rojinegro no entra en el top 5 de la liga argentina: la última vez fue en el Torneo Inicial 2013, en el que llegó con chances de campeonar hasta la fecha final. Esa temporada, logró obtener la corona en el Torneo Final, aunque desde allí la debacle. 

Sin un rumbo claro, Newell´s fue de más a menos. Desde el 2021 pasaron 14 directores técnicos, lo que deja en evidencia la falta de un proyecto futbolístico serio. La reserva compitió durante varias campañas, peleó definiciones de campeonato hasta el último momento y alcanzó semifinales. 

Los pibes tuvieron que poner la cara durante estos años debido al mal momento económico. Fueron vendidos a cotizaciones bajas por el poco tiempo en primera que les brindaban y la urgencia con la que la directiva precisaba el dinero. Algunos de ellos fueron Enzo Barrenechea, vendido a Sion de Suiza por 3.1 millones de dólares, sin haber debutado en territorio nacional. Otro caso fue el de Mateo Silvetti, quien tuvo un puñado de partidos con la rojinegra, para luego ser transferido a Inter Miami por cinco millones de la moneda estadounidense.

El club rosarino convocó a los socios el próximo 14 de diciembre para que se designe al nuevo presidente y se efectúe la salida de Ignacio Astore, quien asumió a fines de 2021. La oposición reveló que esperan encontrarse con una deuda cercana a los 25 millones de dólares.

La Lepra es el tercer club con mayor vigencia en la élite del fútbol argentino después de Vélez y Boca, que nunca descendió. Ahora le queda aguardar el resultado de Banfield – Aldosivi esta tarde y esperar que el Tiburón empate o pierda para asegurar la permanencia. De lo contrario, estará obligado a llevarse un punto en la última fecha ante Racing.

¿Argentina racista o el fútbol racista?

Por Alen Franco

Durante el Mundial Qatar 2022 la Selección Argentina fue noticia por una razón algo peculiar, el Washington Post había publicado un artículo en el que intentaba explicar con diferentes teorías por qué la Albiceleste no contaba con ningún deportista negro. Las razones que explican en el artículo, la falta de afrodescendientes no eran descabelladas, daban sentido a la actualidad de una selección de fútbol y una nación que predomina blanca en todo el país. Sin embargo, hay algunas excepciones fuera del fútbol que generan la pregunta “¿por qué acá sí, y en el fútbol no?”

Manuel Armoa, jugador de voleibol que representa la celeste y blanca a nivel internacional, es afrodescendiente. Su padre biológico es cubano y de ahí heredó su aspecto físico. En el vóley esto pasa desapercibido, es un jugador más, o quizás no tanto ya que es un punta receptor talentoso que de a poco se gana su lugar en el equipo nacional. Por el lado femenino también tenemos un caso que mencionar: Erika Mercado juega de opuesto, nació en Ecuador y en 2008 llegó a Argentina para jugar al vóley profesionalmente. En 2018 consiguió la nacionalidad y desde los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 forma parte de Las Panteras. En esa competencia fue la máxima artillera del seleccionado y desde entonces forma parte de las jugadoras fijas del plantel.

En básquet podemos nombrar a Lee Aaliya, jugador que debutó en la Selección en 2023. Es hijo de Musambe Tutu, el ex luchador ghanés que hizo su fama en la televisión argentina. Formó parte de las juveniles de la selección, tanto sub-17, como sub-18 y sub-19. El ala-pívot ya es parte de la nueva generación del básquet argentino desde su primera convocatoria.

A pesar de ser uno de los deportes más practicados en las escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires, el handball no tiene una fama muy grande a nivel nacional. Por lo que poca gente sabe que en los Juegos Panamericanos 2023 Argentina se llevó el oro en el masculino con James Parker en el plantel. El Gladiador, que convirtió dos goles en la final contra Brasil, es hijo de un ex basquetbolista estadounidense a pesar de nacer en San Nicolás de los Arroyos. Y nuevamente tenemos un episodio similar en la rama femenina del deporte: Joana Bolling. Hija de Elnes Bolling, también ex basquetbolista estadounidense que en los 90´ vino a jugar a Argentina y terminó sentando cabeza aquí. La extrema izquierda forma parte del plantel nacional desde 2015.

Todos estos casos solo abren la puerta lentamente a la población negra en el país a poder representar la bandera argentina. Sin embargo, si ya hay varios ejemplos, ¿por qué no surge un ejemplo del deporte argentino por excelencia? A lo largo de los años varios futbolistas africanos vistieron camisetas de clubes del fútbol argentino, ninguno se consolidó ni pudo dar su mejor versión. Uno de los que más tiempo jugó en Argentina fue Félix Orode, con paso en San Lorenzo, Nueva Chicago, Independiente, Excursionistas, Comunicaciones, Luján, Sportivo Barracas y DEPRO. En todos sus años siempre expresó el racismo que recibía todos los fines de semana por parte de rivales, hinchas y mismo compañeros que lo afectaban. “Es habitual que me griten ‘negro de mierda’ o ‘mono”, declaró el nigeriano en 2023, una triste realidad con la que tuvo que convivir en sus casi 15 años de carrera en Argentina. Y es que con estas experiencias en el fútbol es difícil que afrodescendientes apunten a desarrollarse en él, saben que es un ambiente completamente hostil para ellos.

En 2011 llegó un refugiado ghanés de la tribu Kusazi a Flores, hizo una prueba para jugar de lateral en Boca y quedó. En 2012 jugaba en la cuarta y ya la gente lo notaba como algo de otro mundo. Bayan Mahmud soñaba con ser el primer negro en representar a la Argentina, tenía mucho potencial y confianza en sí mismo. Lamentablemente, nunca llegó a debutar en el club Xeneize, poco a poco se fue perdiendo el potencial que veían en él. En 2015 se quedó libre y se fue del país a jugar en categorías menores de Francia. Estas historias de africanos o afrodescendientes que hacen inferiores en algún club pero que no llegan ni a debutar se repiten constantemente. El racismo en el fútbol se está trabajando hace años, en Argentina ahora habrá una nueva prueba para demostrar que tanto se ha avanzado. Jonathan Spiff Asuzu es un delantero que forma parte de las inferiores de River Plate desde 2014, tiene raíces nigerianas y con 18 años juega en la Reserva del club. Si tiene la habilidad suficiente para haber atravesado más de 10 años en las categorías inferiores de uno de los clubes más grandes del país, debería tener la capacidad de llegar a Primera y poder jugar en cualquier club de Argentina. Ahora toca ver si el entorno del fútbol se ha desarrollado de mejor manera como para que no venza desde lo psicológico el sueño de un joven futbolista.