Por Pedro Pérez Naveira
El fútbol sudamericano está cada día más lejos del juego y las cifras que se manejan en el viejo continente. La nueva víctima es Argentina, ya que con la estrepitosa caída de River Plate por 3-0 contra Atlético Mineiro no queda ningún equipo del país en las semifinales de la Copa Libertadores tras 11 años, y tampoco quedan representantes en la Sudamericana luego de la eliminación de Rosario Central frente a Bragantino. Brasil consigue tener 3 semifinalistas en la máxima competición continental y también tres de cuatro en la Sudamericana pero, ¿cómo se explica la diferencia que sacan los clubes verdeamarelos?
Argentina, de mal en peor
Primero hay que mirar para adentro. La pandemia golpeó muy duro al país, los problemas de años anteriores se incrementaron con la llegada del coronavirus y los clubes lo sintieron. River y Boca no son capaces de retener a sus jugadores más importantes, los dos equipos sufrieron grandes sangrías el último año y dejaron ir a muchos jugadores para intentar acomodar los balances contables. Tanto los “Millonarios” como los “Xeneizes” vieron a sus plantillas perder cantidad y calidad, mientras que los conjuntos de Brasil llevan a futbolistas como Diego Costa (Atlético Madrid), Douglas Costa (Juventus), Kennedy (Chelsea) o Andreas Pereira (Manchester United).
Si se tiene en cuenta una economía debilitada a nivel nacional, a la que se le suma una pandemia que le impide a los equipos conseguir beneficios a través de la venta de entradas y se le agrega la pésima gestión que viene realizando la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) a nivel organización y atractivo para negociar mejor los derechos televisivos, se obtiene como resultado un desastre que recién ahora se hace visible. Hace 8 años que no se repite un formato de torneo en el fútbol local, por lo que es imposible llamar la atención de sponsors u ofrecer un producto de calidad.
- 2013/2014: Se acabaron los torneos cortos de 20 equipos conocidos como INICIAL y FINAL.
- 2014: Se disputó el Torneo de Transición que dio paso al campeonato de 30 equipos.
- 2015: Se llevó a cabo el campeonato anual con 30 equipos.
- 2016: Hubo otra competencia de transición: un torneo de 30 clubes que se dividieron en dos zonas y los ganadores de estas se enfrentaron en una final.
- 2016/2017: Se jugó un torneo largo de 30 equipos con un nuevo sistema de ascensos y descensos que buscaba disminuir la cantidad de conjuntos en la primera división.
- 2017/2018: Llegó la Superliga y se llevó a cabo otro torneo largo, pero con 28 equipos.
- 2018/2019: La cantidad de organizaciones en la Primera División fue de 26.
- 2019/2020: El torneo lo disputaron 24 equipos.
- 2020/2021: Desembarcó en la AFA la Liga Profesional. Con el golpe que supuso el coronavirus, se volvió a 26 conjuntos y no hubo liga. Se jugó la Copa Maradona y luego la Copa de la Liga Profesional, ambas con formatos distintos
- 2021/2022: Se está disputando un torneo largo con 26 clubes y es considerado como liga. De nuevo se cambiaron las cosas.
Primero estuvo el fracaso del torneo de 30 equipos, un sueño de Humberto Grondona que se materializó y, al fallecer, los dirigentes que votaron el proyecto sin dudarlo, se dieron cuenta de que era una idea que solo iba a generar problemas. Luego llegó la Superliga, con la aspiración de imitar a la Liga de España. Se dio una lucha feroz con AFA porque los clubes debían dejar la entidad y era la Superliga quien organizaba en solitario el torneo de fútbol más importante del país. Luego de este matrimonio fallido llegó la Liga Profesional que, con el golpe de la pandemia, se limitó a organizar dos copas nacionales y recién ahora habrá una nueva liga.
Mientras tanto, en Brasil se mantiene la denominación de “Serie A” desde 1971 y desde 2006 que se juega con 20 clubes y se mantiene el formato. Explicar este campeonato es muy fácil: hay 20 equipos que juegan partidos de ida y vuelta y, por ende, cada uno disputa 38 cotejos, del primero al sexto van a la Libertadores, del séptimo al duodécimo acceden a la Sudamericana y del decimosexto al vigésimo descienden. Esto lo hace muy atractivo para la televisión y para los sponsors, ya que todos los clubes pelean por algo; solo los que terminan del puesto 13° al 16° no disputan copas internacionales ni descienden. Parece muy fácil, pero si se mira por estos lares no es tan sencillo. Esta inestabilidad incide de forma fulminante a la hora de negociar contratos con sponsors y la venta de los derechos televisivos.
Ingresos por los derechos televisivos y en las copas nacionales
Lo conseguido en el último tiempo por clubes como River, Boca y Defensa y Justicia es algo para valorar: llegaron a finales de torneos continentales y jugaron de igual a igual contra equipos con presupuestos astronómicos.
El caso más importantes y singular a la hora de hablar de ingresos en competiciones es la Copa Do Brasil. El último campeón fue Palmeiras, que embolsó 17 millones de dólares, una cifra impresionante, ya que el “Verdao” cosechó otros 20 millones al levantar la Copa Libertadores. Esto marca que, a nivel finanzas y premios monetarios, la copa nacional en Brasil tiene el mismo valor que el torneo continental. A su vez, la última edición de la Copa Argentina, que vio salir campeón al equipo de Marcelo Gallardo, solo pudo inyectar en sus arcas 14 millones de pesos argentinos, lo que serían -a cambio oficial- unos 140 mil dólares. Esto, entonces, sigue dando cuenta de la importancia del contexto en el que habita el fútbol local. Si los premios se dan en moneda nacional, entonces es necesaria una moneda más fuerte para que los clubes puedan luego competir con sus pares en el continente.
Otro gran tema es la explotación de los derechos de televisación. En Argentina volvió la privatización del fútbol, primero con la compra de FOX y Turner y ahora con el control absoluto de Disney en las pantallas deportivas. Tan solo en concepto de derechos de televisación, en 2019 la TV brasileña repartió 253 millones de dólares -al cambio de ese año- para los 20 clubes del Brasileirao, según Globo Esporte. Los 26 clubes argentinos, en tanto, recibieron 91 millones de la moneda norteamericana en un torneo que cambia año a año de formato y no genera un gran atractivo hasta las instancias finales.
Hasta este punto ya hay alrededor de 17 millones de dólares de diferencia entre el campeón de la copa nacional de Brasil y el argentino. A eso se le suman 253 millones de doláres divididos entre 20 equipos por la televisión contra los 91 millones que reciben los 26 clubes argentinos de primera división, o sea una diferencia de 160 millones de dólares también en esta rama. A esto se le agrega un ítem central: la manera en la que los equipos se paran a la hora de negociar la venta de sus jugadores a Europa.
Poder de venta a Europa y la participación del Estado
Tal vez el punto más alto de River y Boca fue la final de Madrid, no solo por el resultado deportivo, sino también por los planteles que tenían y por la capacidad de venta que poseían los clubes en ese momento. “La banda” vendió a Lucas Alario al Bayer Leverkusen por 24 millones de dólares, lo que supuso la segunda venta más cara del fútbol argentino en el último tiempo, solo superada por los 25 millones que depositó el Inter de Italia por la ficha de Lautaro Martínez. Sebastián Driussi, Exequiel Palacios, Nahitan Nández, Wilmar Barrios y Leonardo Balerdi son otras ventas que pasaron por poco el monto de los 15 millones en moneda estadounidense.
La mejor venta del fútbol argentino en los últimos años fue la de los 25 millones de Lautaro, número que iguala al 10° fichaje más alto de Brasil en este tiempo. Sin contar la estrafalaria venta de Neymar al Barcelona por casi 90 millones, hubo otros montos impensados en el país. En la temporada 2018/2019, Vinicius Jr. y Lucas Paquetá dejaron Flamengo por 45M y 38M, respectivamente, en tanto que el primero se marchó a Real Madrid, mientras que el segundo a Milán. Arthur dejó al Gremio que superó a Lanús en la final de la Libertadores 2017 y se fue al Barcelona por más de 30 millones de dólares. Reinier siguió los pasos de Vinicius y dejó el “Fla” para ser jugador de la “Casablanca”, en una operación de 30 millones. Por último, Gabriel Barbosa dejó Santos para llegar al Internazionale por una cifra similar.
Entonces existe otro punto clave para explicar las diferencias actuales: mientras Argentina tiene solo dos ventas superiores a los 20 millones, Brasil tiene muchísimas entre los 20 y los 40 millones. Esto tiene que ver con la fragilidad de los clubes argentinos, que se ven obligados a exportar de urgencia para ordenar sus finanzas, mientras que en Brasil muchos jugadores son vendidos por las cláusulas de recisión y por números que les permiten a los equipos revitalizarse y seguir siendo competitivos.
En su momento, Mauricio Macri, siendo presidente de Argentina y expresidente de Boca Juniors, puso en discusión la idea de clubes- empresas, con el apoyo del mandamás del club “Xeneize”, Daniel Angelici, con la idea de llevar a los equipos a una privatización. Esta idea la retomó Jair Bolsonaro en el último tiempo y propuso que los conjuntos sean financiados, en gran parte, por capitales empresariales. Esta iniciativa surgió a partir de las grandes deudas que tienen los equipos en Brasil y que, a raíz de la pandemia, buscan soluciones inmediatas para no llegar al nivel económico de la liga argentina.
Uno de los primeros clubes que puede ser el modelo de esta nueva idea es Cruzeiro, que actualmente milita en la segunda división de Brasil, con una deuda de alrededor de 20 millones de dólares. La institución fue sancionada con la pérdida de 6 puntos por el atraso en pagos por transferencias de jugadores y actualmente se encuentra a dos puntos de descender a la Serie C, la tercera división de ese país.
Esto reivindica lo conseguido en el último tiempo por River y Boca, que llegaron a semifinales de Libertadores, y por equipos como Lanús y Defensa y Justicia, que tuvieron grandes actuaciones continentales luchando de igual a igual contra el poder económico de la liga brasilera.