jueves, noviembre 21, 2024

Troglio: “El fútbol argentino actual ya no tiene lugar para mí”

Por Agustín Machinandiarena y Sol Pochettino

Mantenerse durante quince años en la dirección técnica del fútbol profesional no es fácil, menos en la realidad de un deporte y un mundo que sentencia y toma idea rápidamente. Por eso, la figura de Pedro Troglio es tan respetada en el ambiente. Su gran amor por Gimnasia y Esgrima La Plata y sus títulos en diferentes países del continente como Cerro Porteño de Paraguay y Olimpia de Honduras, marcan su carrera como entrenador. En su época futbolística, se destacó por sus grandes pasos en la Selección Argentina y en River Plate.

En muchos aspectos, la sociedad argentina, y principalmente la futbolera, le da más valor a lo ocurrido en el pasado que en el presente. Se tornó recurrente escuchar que las últimas décadas del siglo XIX fueron mejores que las posteriores, que Lionel Messi no representa lo mismo que Diego Maradona, que los jugadores actuales no sienten y transpiran la celeste y blanca como los de antes.

Pedro Troglio agregó otro ejemplo a la lista: “El segundo puesto del 2014 no se valora como el del ’90, debido a que en Italia la gente venía dulce por los campeonatos obtenidos en el ‘78 y en el ’86, ahora ya pasaron 34 años. A nosotros nos recibieron como héroes, le tenían mucho cariño al seleccionado por Maradona. Recuerdo que llegamos a Ezeiza y tardamos seis horas en ir a la Casa Rosada. En cambio, después de Brasil llegaron al país y se fueron a sus casas. El argentino de por sí es un criticador serial y el periodismo de televisión se encarga de seguir alimentándolo”.

En la siguiente cita mundialista, Estados Unidos ’94, el ex mediocampista central estuvo entre las concretas posibilidades de integrar la lista. Finalmente, Alfio Basile decidió no convocarlo. “Era ley que se iba Carlos Bilardo y con él nos íbamos casi todos sus jugadores. No le guardo rencor al Coco, ahora soy técnico y entiendo que no se puede dejar conformes a todos”, expresó el íntimo amigo de Maradona. En 1997 estuvo a instantes de volver a ser citado por Daniel Passarella, pero una rotura de ligamentos cruzados se lo impidió y sentenció su fin en la albiceleste.

Aunque hay algo en la vida de Troglio que nunca terminará: la pasión gimnasista. Siempre estarán en la misma vereda. A su vez, el actual entrenador del Olimpia hondureño aún se relaciona fuertemente con Bilardo.

¿Es posible apegarse a dos conceptos tan distintos? Él lo hace, por amor a la institución tripera y por respeto a una de las personas que más le enseñó en su etapa futbolística. “Hubiese sido muy ingrato de mi parte ocultar el cariño que le tengo al doctor, no me parecía ético no nombrarlo por estar dirigiendo en un lugar con ideales contrarios. Yo los amo a los dos, ambos me dieron todo, uno como jugador y otro como entrenador”, manifestó.

A pesar de ello, afirmó que una porción minoritaria de hinchas del Lobo no se ha sentido a gusto con este trío amoroso y que comenzaron a criticarlo por idolatrar al máximo referente del clásico rival. Por el lado de la yunta de enfrente, como los mencionaba Diego, Peter aseguró que casi no le han faltado el respeto en la calle, aunque en la cancha mayoritariamente se haya llevado cargadas, insultos y escupitajos.

Si bien el basurero y él van de la mano, no es un amor de nacimiento. Se conocieron el 23 de febrero de 1997, cuando el ahora ex futbolista se puso la azul y blanca a sus 32 años. Allí comenzó este vínculo que aún parece no tener fin. Jugó cinco temporadas, hasta que pasó a Villa Dálmine, donde le puso punto final a su carrera en 2003.

Sin embargo, como casi siempre se vuelve a donde se fue feliz, se reencontraron en 2005, ya en su faceta como entrenador. Tuvo dos ciclos más, de 2011 a 2016 y de 2018 a 2019. Logró tres subcampeonatos, uno en cada paso diferente, un ascenso, y en su primer torneo quedó un punto por debajo de la mejor campaña histórica del club. Además, la camiseta 21 que había vestido, se convirtió en el primer número retirado del fútbol argentino, a modo de homenaje.

Quizás, por nunca haber podido finalizar con un título bajo el brazo, la caída por penales en la final de la Copa Argentina 2018 es y será la más difícil de dejar atrás: “Del último partido con Rosario Central todavía no me puedo recuperar, no me lo voy a olvidar nunca. Si ganábamos era el último capítulo ideal para cerrar mi historia con el Lobo. Salir primero con Gimnasia era lo máximo que me podía pasar”, confesó nostálgico, el campeón intercontinental con el River del Bambino Veira en el ‘86.

Asimismo, ya a casi dos años de aquella noche en Mendoza, Rulo eligió quedarse con lo mejor de esa competencia: “Recuerdo que en el vestuario del José María Minella me largué a llorar tras dejar afuera a River. Me sentía campeón, no me podían contener. Además, se le sumaba que también habíamos dejado afuera a Boca, los dos equipos que días más tarde iban a jugar la final de Copa Libertadores”.

Cinco partidos después, fue despedido del cargo luego de caer ante Defensa y Justicia. “Veníamos de salir segundos, tuvimos tres partidos malos y me echaron. Ese día en el medio del encuentro dije una frase en caliente en la que mencionaba a Christian Bragarnik -hombre con peso en el club de Florencio Varela-, y a la mañana siguiente me llamó el presidente de Gimnasia para comunicarme que no seguía”, declaró.

El cariño seguirá, desde lejos. Ya no se verá a Peter sentado en el banco del estadio Juan Carmelo Zerillo. “Creo haber conseguido algo que no va a ser fácil repetir, pelearle un torneo a Boca o River las tres veces que fui. Y eso ni siquiera me alcanzó, porque la última vez a los dos meses perdí dos partidos seguidos y me echaron”, enfatizó y sentenció que no quiere generar más afecto ni odio, que cada vez que regresa al Lobo, se va “hecho pedazos”.

Consideró haber tenido el 100% de aceptación por parte de los hinchas en las primeras épocas, hasta que tuvo la desgracia de perder un clásico muy fuerte en 2006, el 7 a 1: “Yo no podía ver el porqué y un día mi mujer me dijo: ‘Tenés que entender que tuviste una derrota fea y un tercio de la gente dejó de quererte’”. Según Pedro, los que lo quieran putear que lo hagan, a él le importa el basurero. “Nunca fui cuando le estaba yendo bien. Cada una de las veces, el barco se estaba hundiendo y lo sacamos adelante con el corazón”, resaltó.

Finalmente, sobre el conjunto platense, reflexiona que “es difícil no vivir algo feo”, debido a que cada medio año deben reestructurar el equipo porque surgen talentos como Nacho Fernández o el Mono Monetti y los grandes se los sacan de las manos. Concluyó: “Me quedo con lo hermoso que viví y el amor que siento, es una pasión familiar y le agradezco a Dios haber pertenecido tantos años. A mí cada derrota con Gimnasia me dolía el doble. Creo que, con errores y aciertos, di todo lo que pude”.

Pedro aseguró que, luego de irse, tuvo la posibilidad de asumir en cuatro equipos locales, lo cual no se terminó concretando. Al respecto, expresó: “El fútbol argentino actual ya no tiene lugar para mí. Siempre giran los mismos cinco o seis entrenadores, obviamente bien manejados. Por lo tanto, elegí venir a un grande de Honduras, que venía de cuatro años sin salir campeón”. Seis meses más tarde, en diciembre de 2019, Olimpia derrotó por 4 a 0 a Marathón en la última fecha del pentagonal final y consiguió el torneo local. Y él se convirtió en ídolo.

“Me siento valorado, es un desafío muy lindo”, sostuvo el ex futbolista de la Lazio y el Hellas Verona, y señaló que, lógicamente, en Argentina desvalorizan la liga hondureña por no conocerla, pero que jugar la Concachampions con México y Estados Unidos tiene un gran encanto.

También estuvo sentado en los bancos de Godoy Cruz, donde dio sus primeros pasos como DT, Independiente y Tigre. Algo de la liga local sabe. “El fútbol argentino es un espectáculo de élite, tiene una generación de jugadores extraordinaria. Desde lo futbolístico y lo organizativo, tranquilamente está por detrás de las grandes potencias de Europa y por encima de todas las demás ligas de Sudamérica y Centroamérica”, afirmó.

Al ser consultado por quién es el mejor entrenador local a su criterio, indicó que se orientaría a técnicos que hayan hecho rendir a equipos de bajos recursos y se hayan mantenido en el tiempo. Ejemplificó con el Ruso Zielinski, Gustavo Alfaro y Miguel Ángel Russo.

“A mis jugadores les digo que mientras puedan estudien, se preparen o junten dinero porque la carrera se termina joven y la vida sigue. No todos pueden acomodarse a buscar un trabajo alejado del fútbol”, manifestó Troglio, quien se retiró en 2003 y a la temporada siguiente comenzó a dirigir.

En muchísimas oportunidades, los futbolistas sufren la concepción general de que solo sirven para patear una pelota. Al respecto, el oriundo de Luján declaró: “El 70 u 80 por ciento se ha criado en barrios difíciles, donde quizás se genera un estilo familiar más apuntado al fútbol que a la formación del chico. Salvo los clubes que tienen escuelas o universidades y pueden darle una mano a los jóvenes, los demás solo conviven con ellos dos horas al día y desconocen qué hacen con su vida el tiempo restante”.

Por último, el entrenador de 55 años aseguró que no tendría ningún inconveniente en conducir un equipo femenino: “La disciplina ha logrado un avance impresionante y cada día se supera más. Nunca me he planteado involucrarme porque siempre dirigí primera división masculina, pero es fútbol, se juega con dos arcos, una pelota y 11 jugadores de cada lado. No importa si son hombres o mujeres. No importa el género”.

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