Por Fausto Faccini
El análisis de las derrotas en el fútbol actual suele tener su base en los errores puntuales defensivos. Cuando se pierde, en vez de buscarse razones se buscan culpables. Si el árbitro pasa desapercibido, el arquero tiene todos los números para ser el primero de esta lista. Es el que entrena separado, el que se viste distinto, el boludo, el especial, como se dice en los planteles a modo de chiste. Si se equivoca, queda más expuesto que cualquiera que falle en otro sector de la cancha. Después de él, solo está el arco. Le tocará ser el meme, el video que circula hasta el cansancio por las redes sociales, la cara de la derrota, pero convive con esto. Sabe que es parte del contrato.
Estas posibles consecuencias que son propias del oficio, hacen que la cabeza del arquero juegue un rol fundamental en su rendimiento. Muchos psicólogos deportivos coinciden en que es el puesto más difícil, donde la cuestión se complica ante la falta de confianza y actitud, aunque tenga su papel las cuestiones físicas y técnicas.
Uno de los psicólogos en analizar las particularidades de la mente de los arqueros es Marcelo Roffé, quien trabajó en las selecciones juveniles de Argentina y la selección mayor de Colombia, y tiene 15 libros publicados sobre la psicología en el fútbol. “Los arqueros deben tener ciertas características de personalidad que otros puestos no requieren. Es el puesto más difícil, cada vez se le exige más. Debe tener mucho autodiálogo positivo y estar todo el tiempo atento”, asegura Roffé.
La forma en que las presiones sobre el arquero terminan en errores de ejecución o de concepto es un proceso que profundiza Jamir Sánchez, que trabaja en el área de psicología de Deportivo Cali: “Cuando el arquero está en una situación adversa y siente presión, se altera su frecuencia cardíaca, y se tensiona. Cuando siente este síntoma, quiere dominarlo y no puede, lo que deriva en cualquier tipo de bloqueos. Esto se trabaja con ejercicios diarios de respiración diafragmática para en un futuro llegar a un dominio de la tensión”.
En busca de más herramientas para controlar las múltiples adversidades que pueden presentarse en un puesto que no permite errores, en las inferiores de Lanús se hizo un cuestionario para encontrar las aptitudes psicológicas que influyen en las decisiones y los rendimientos de los arqueros. Se sometió al mismo a 13 juveniles de cuarta a novena división, para poder hacer una construcción del perfil psicológico del arquero.
En las respuestas de los jóvenes se encontraron conceptos como la autoconfianza y la concentración por encima de la influencia de la evaluación del rendimiento y la ansiedad competitiva. Los arqueros de las inferiores de Lanús destacaron la ingratitud del puesto, las dificultades y la prioridad del rendimiento individual por encima del colectivo. Aseguraron que influye notablemente en el rendimiento sacar una pelota “imposible” para las jugadas que vienen después, y mencionaron como características físicas importantes a la altura, el peso, la capacidad de salto, la fuerza y coordinación de piernas. Otro punto del cuestionario fue sobre el momento en el que se van a dormir, donde señalaron que se le vienen a la mente las imágenes de las fallas en el partido.
En las conclusiones finales del cuestionario, el psicólogo Cristian Batista explica que si el arquero puede regular la confianza en sí mismo, la concentración y la motivación a la vez, va a poder reponerse a los contratiempos y los infortunios. Si no se manejan estas cuestiones, van a aparecer las reacciones tardías, las precipitaciones, los errores de precisión, el agotamiento y las acciones impulsivas. Ante lo expuesto, Batista propone enfrentar las situaciones estresantes y generar una renovación de la confianza con la satisfacción de haber corregido el error, lo que es muy posible que tenga como resultado una mejoría en el rendimiento del arquero.