viernes, noviembre 22, 2024

“El fútbol está visto como un medio para ser millonario, pero no para sacar a los chicos de la calle”

Por Daniela Simón @danielaasimon y Stefanía Vera @stefaniaavera

Villa Domínico amanece acechada por una copiosa lluvia que borra todo lo que toca. Las gotas se adhieren al césped, sobre el que unas horas antes había estado entrenándose el plantel de Independiente. El diluvio acompaña, durante gran parte del almuerzo, a los jugadores y se ausenta en simultáneo a él.

La puerta no cierra y dando un portazo, Walter Erviti aparece en la sala de prensa, que luce inmaculadamente blanca y contrasta con algunos destellos rojos. Mientras se sienta acomoda su campera azul con el propósito de que no estorbe al micrófono.

-¿Cómo se juega al fútbol en una sociedad donde el error no existe?

-Soy consciente de que el error es humano. Más allá de que tenga autocrítica, entiendo cuáles son mis dificultades para poder hacer las cosas bien. No necesito escuchar al otro para saber cómo estoy, entonces mi atención hacia afuera es mínima. No estoy exento, porque aislarse es imposible, con los años aprendí a convivir con el entorno. Quizás, en nuestra posición, afecta más a la familia que a uno, eso es algo que no puedo manejar.

-¿Creés que a veces los hinchas o el periodismo se olvidan de que detrás del futbolista hay una persona?

-Es lógico. Todos somos hinchas. Yo lo soy de un club y más allá de estar de este lado, también entiendo o intento ponerme en su lugar. Cuando hay sentimientos de por medio es muy difícil pedirle a una persona que razone, pasa en la vida con el amor. Imaginate un hincha que quiere ver ganar a su equipo a toda costa. Yo los entiendo, trato de dar lo mejor para quedarme tranquilo conmigo mismo. Pero es imposible que le pidamos a nuestra sociedad que no pase.

-El fútbol es un ambiente bastante exitista, ¿qué es el éxito para vos?

-La vida es exitista y el fútbol es parte de la vida y el fútbol argentino es parte de la sociedad argentina. Yo soy exitoso desde el momento en el que cumplo mis objetivos y mis deseos, no tienen que ver con un simple resultado. Toda mi vida quise ser futbolista y el día que entré a una cancha de fútbol y me pude consolidar como profesional, me sentí exitoso. Después, todo lo que sucede alrededor es un poco más opaco, pero no me quita la felicidad de poder hacer lo que me gusta. No disfruto de un triunfo por ser un triunfo nada más, disfruto de jugar al fútbol, de venir a entrenarme. Tengo 37 años y me sigo entrenando a la par de mis compañeros para poder jugar. Me gusta ganar, he ganado y he perdido. No tiene que ver con el conformismo, tiene que ver con, a mi entender, la realidad de la vida y las cosas que son importantes para mí, después cada uno puede tener valores diferentes. El éxito pasa por otro lado, por poder disfrutar de mi familia. Desde ese punto de vista, me considero exitoso.

-Y en contracara, ¿qué es el fracaso?

-Todo el tiempo se habla de fracasos. En el fútbol, fracaso es la primera palabra cuando se pierde un partido. A nosotros nos tocó quedar afuera de la Copa Libertadores por un punto. Todos creían que habíamos fracasado porque perdimos el partido “importante” y nosotros para jugarlo ganamos otros quince partidos importantes. Los jugamos todos, hasta que nos tocó perder, eso no significa fracaso. A veces los medios de comunicación exponen situaciones con un objetivo o interés propio y no son claros a la hora de informar. Nosotros convivimos con ese tipo de situaciones y está bueno hacerle entender a los chicos y sobre todo a la sociedad que una derrota no significa fracaso. Una derrota en el fútbol está acompañada, muchas veces, por el azar.

***

Walter Erviti nació en Mar del Plata y a los 14 años se alejó del calor de su hogar para vivir en la pensión de San Lorenzo, fue allí donde apunta que debió sortear algunas necesidades. “Cuando debuté en Primera el técnico me dijo que ya había logrado lo más fácil y se venía lo más complicado, mantenerme. Para mí, ya había hecho lo más difícil, sobrepasar todas esas carencias”, recuerda.

-Dijiste que pasaste necesidades, ¿qué sentís cuando ves a un chico en la calle?

-Me siento muy mal. Si bien no soy el responsable de que suceda, me siento así porque soy parte de una sociedad que permite ese tipo de situaciones. Yo no puedo entender que en este país se peleen por diferentes situaciones como impuestos y edificaciones cuando hay chicos tirados en la calle muriéndose de frío. Como el gobierno no deja de invertir en ciertas cosas, que son importantes, pero que me parece mucho más importante darles un futuro a estos chicos que han tenido la desgracia de tener padres irresponsables. Es una situación muy complicada, en la cual muchos miramos para el otro lado. Llevo comida en el auto para darles un paquete de galletitas, pero no es la solución. Antes les daba plata, hasta que entendí que eso era un peligro porque podían comprar cualquier cosa.

-¿El fútbol es una herramienta que tenés para torcer ese rumbo?

-Lo viví en carne propia. Nosotros éramos una familia muy humilde, pasamos necesidades y hoy mis hijos no las pasan. Desde ese lado intento ayudar. Pero volvemos a nuestra sociedad donde el fútbol está visto como un camino para hacerte millonario y no como una herramienta que puede sacar a los chicos de la calle, educarlos, mantenerlos en grupo. Un chico que a los 10 años “no sirve” , lo dejan tirado y se preocupan por el que le pega bien a la pelota. Mi idea, en estos lugares donde acompaño, es que todos tengan las mismas oportunidades de poder ser educados a través del deporte, que entiendan que una cosa va acompañada de la otra. Pero es muy difícil, a nadie le interesa, todos miran el tramo corto y más fácil para llegar. Como decía Bielsa, él prefiere llegar a la puerta por el camino que es más largo pero no pisar las flores, nosotros cruzamos el jardín, pisamos todas las flores e intentamos llegar primeros a cualquier lugar.

-¿Existen padres que buscan salvarse convirtiendo a sus hijos en futbolistas?

-Lo vivo. Mis hijos juegan al fútbol y convivo con padres que putean al árbitro, al entrenador o a nenes de 10 años. Gritan goles como si hubiesen salido campeones del mundo. Lo último que les preguntan a sus hijos es como la pasaron. Los cambian de colegio a uno de menor nivel para que puedan entrenarse. Para mí la educación es algo fundamental y prioridad en un chico. Es muy complicada una situación así porque ¿desde dónde va a crecer nuestra sociedad? Si no empezamos a priorizar las cosas que realmente son importantes, va a ser muy difícil.

El entorno del fútbol no le es de su agrado, y no tiene ningún problema en contarlo. Si lo puede evitar, lo hace y si puede pasar inadvertido, lo disfruta. De todas formas, es consciente de que son cosas con las que debe convivir e intenta hacerlo de la mejor manera. Erviti es capaz de soportar cualquier tipo de adversidad o disgusto que le pueda generar el ambiente por un solo motivo: sentir la libertad cuando la pelota impacta en sus pies.

-Alguna vez dijiste que el fútbol para vos es solo un trabajo, ¿de qué te privó este trabajo?

-Yo amo jugar al fútbol, pero solo lo que pasa adentro de la cancha. Lo de afuera, para mí, es un trabajo y no me gusta. De todas formas, las opciones que tengo, las conseguí siendo futbolista. Me limitó a la hora de pasar tiempo con mi familia, mis hermanos, mis papás. Yo vivo lejos de mi casa desde los 14. Durante el año veo a mis viejos cinco o seis veces. A mi familia la amo, pero no son algo cotidiano. No me despido de ustedes y me voy a tomar un té con mi mamá, eso no me pasa desde muy chico. Han fallecido mis abuelos y no pude asistir.

-¿Sos feliz dentro de una cancha?

-Sí, dentro de una cancha soy muy feliz. Es la parte de mi vida en la que más libre me siento. Es donde menos finjo, donde más soy yo. Dentro de la cancha no evito nada, disfruto todo. He tenido la oportunidad de jugar siempre, no fui suplente casi nunca y eso me dio la posibilidad de disfrutar mucho. El resultado no me afecta, me hace feliz estar dentro de la cancha.

-¿Pensás en el retiro?

-Es algo que lo tengo bastante trabajado y el día que me retire voy a ser feliz, porque va a ser cuando no me queden más energías para jugar. Lo más difícil a mi edad es el día a día, al partido llego bien pero, tener dolores, venir a entrenar con pibes de 20 años que tienen una energía terrible es difícil porque no es un día, son todos. Desde ese lado entiendo que estoy dando el máximo, el día que me retire, seguramente sea pronto, voy a estar tranquilo sabiendo qué voy a hacer. Hace tiempo que me preparo para hacer otras cosas, tengo negocios y quiero ser entrenador.

-¿Siempre te imaginaste siendo futbolista?

-Siempre. He dejado todo por ser futbolista. No tengo recuerdos de haber deseado otra cosa. Cuando era muy chico quise dejar de jugar al fútbol y mi viejo me llevo a trabajar con él, duré un día y volví a entrenar y estudiar. Agradezco a mi papá porque él tuvo la personalidad que a mí me faltaba para jugar. Si dependía de mí, con las ganas no me alcanzaba. Recuerdo partidos de nenes a los cuales yo no iba porque me daba vergüenza, mi viejo me plantaba en el medio del partido. Soy muy vergonzoso, por eso mis primeros 6 meses en un club son terribles, la gente me putea, me quieren echar. Después me terminan pidiendo que no me vaya, pero entrar a un lugar nuevo con gente que no conozco es muy difícil, no me siento seguro. Por eso empecé a estudiar psicología, para entender qué me pasaba. Acá en Independiente he dado un paso importante porque los primeros meses fueron muy buenos en cuanto a relacionarme con mis compañeros, tengo un excelente vínculo. En Banfield habían pasado meses y no me hablaba con mis compañeros, llegaba, jugaba y me iba. Mi señora me dice que la gente debe creer que soy un ogro, yo le pido que entienda que soy tímido y me cuesta. Hay situaciones que vivimos los futbolistas que no ve la gente ni el periodismo y que tienen que ver con nuestra forma de ser.

Vocación de entrenador

Walter Erviti cuenta que durante su carrera pocas veces le tocó sentarse en el banco de suplentes. Aunque, cuando el retiro lo aleje de las canchas buscará resguardarse ahí ocupando el rol de entrenador. En sus tiempos libres mira fútbol y lo estudia, le gusta hacer cursos. “Ser futbolista no me habilita a ser técnico, sí me da experiencia y un plus”, asegura. Afirma que hace años que se prepara: estudia psicología deportiva y neurociencia. “Intento llenarme de herramientas para después transmitírselas a mis jugadores”.

Con respecto a su estilo de juego se define como un fanático de Pep Guardiola. Mira todos sus partidos. “Muchos creen que en Argentina no lo voy a poder aplicar por la sociedad, por su exitismo, por su falta de paciencia y porque no se entiende de procesos. Yo les digo que no me interesa, quiero ser entrenador por pasión”, dice. Asegura que se va a tomar el tiempo necesario para lograrlo. “Puedo hacerle entender al jugador que adentro de la cancha tiene que disfrutar de lo que hace y no solamente pensar en ganar. Los futbolistas pensamos en triunfar todo el tiempo, y poco nos detenemos a pensar en cómo vamos a hacerlo. Mi idea es tratar de que entiendan cómo se hace o cuál es el camino que debemos seguir para conseguir resultados”.

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