Por Federico Guerrero
Mundial de Francia 1998. Era la segunda vez que se disputaba en el país europeo –la primera había sido en 1938-. Los locales terminaron consagrándose campeones por primera vez en su historia al vencer en la final a Brasil. El conjunto ‘Galo’ contaba con el apoyo de su gente y tenía como figura a Zinedine Zidane. Pero la sorpresa del campeonato fue quien completó el podio mundialista: Croacia. Una pequeña y joven selección que empezaba a dar sus primeros pasos de forma independiente. Un territorio que apenas seis años antes, en 1992, había logrado su autonomía de la extinta Yugoslavia. Tras años de terribles conflictos bélicos entre las otras repúblicas que conformaban la península balcánica, un equipo, conformado por una gran generación de jugadores croatas, pudo representar a su nación en una Copa del Mundo.
La historia de Croacia y su lucha como país arrancó en la Segunda Guerra Mundial, cuando Yugoslavia fue invadida y los croatas aprovecharon esta situación para obtener su autonomía en 1939. Pero recién en abril de 1941, y con tropas alemanas e italianas situadas en el territorio, pudieron independizarse por primera vez. Luego de la Guerra se proclamaría la Federación Yugoslava, con Josip Broz Tito como líder, convirtiendo a Croacia en una de sus repúblicas. En 1980 murió Tito y los dirigentes serbios intentaron obtener el poder sobre la Federación y se levantaron en armas contra Eslovenia, Bosnia y Croacia. Este último conseguiría de nuevo su independencia en 1991, tras las elecciones democráticas de 1990, y en 1992 la Unión Europea la reconoció como nación.
Dos años antes del Mundial de Francia, Croacia ya daba que hablar cuando se destacó en la Eurocopa de 1996, que tuvo como sede a Inglaterra. Cayó en cuartos de final ante Alemania, quien sería el campeón. La gente confiaba en sus jugadores porque era una buena camada de futbolistas que, representando a Yugoslavia, algunos habían ganado el Mundial Sub-20 en 1987, en Chile. Davor Suker, Zvonimir Boban y Robert Prosinecki fueron las jóvenes promesas y figuras que sobresalieron en el torneo juvenil. Luego, 11 años más tarde, fueron los abanderados que llevaron a su Selección a lograr el ‘bronce’.
El camino en su primer Mundial fue duro ya desde la fase de grupos. Argentina, Japón y Jamaica fueron sus rivales. Pero dando la primera muestra de sorpresa, la Selección de camiseta cuadrillé de rojo y blanco se clasificó en segundo lugar, con seis puntos; perdió únicamente contra la albiceleste, líder con nueve unidades. En octavos de final venció con lo justo a Rumania con un gol de su ‘héroe’ y goleador, Davor Suker. El pueblo croata seguía soñando. En cuartos de final le tocaba el campeón de Europa: Alemania. Para muchos esa ilusión iba a ser efímera. Pero un 3 a 0 demoledor ante los favoritos iba a servir para seguir alimentando el júbilo en su gente. Croacia entre los cuatro primeros del campeonato. “Es el mejor recuerdo de mi carrera. Les teníamos muchas ganas después de lo que pasó en 1996. El árbitro nos robó en aquella Eurocopa y estábamos muy heridos. Salimos a comernos el campo. Creo que no he corrido tanto en mi vida”, recordó el exmediocampista Robert Jarni en El Periódico.
En semifinales perdió ante Francia, pero no había reproches. Además, les quedaba otra batalla. La armadura ‘ajedrezada’ que vestían sus jugadores debía aguantar un encuentro más, ante uno de los equipos favoritos del Mundial. Kluivert, Bergkamp, Edgar Davids, Seedorf, De Boer, Van de Sar, entre otras grandes figuras conformaban la plantilla de Holanda. Pero no importó demasiado. Croacia quería hacer historia. Quería quedar en el podio. Dar otra sorpresa más. Y así fue. Un 2 a 1 ante ‘La naranja mecánica’ hizo realidad lo que, en la previa, era toda una utopía. Prosinecki y Sukerlos anotaron los goles. Así, una nación que apenas estaba dando sus primeros pasos, qué vivió penurias y terribles guerras, sorprendía con un tercer lugar en un Mundial.
“Recuerdo que tras cada partido estábamos más y más felices. Eran sentimientos muy especiales. Al mismo tiempo, fue un gran logro para Croacia y todo el mundo nos conoció finalmente. Recuerdo que empecé a soñar con lograr ese nivel de fútbol algún día. Fue extraordinario. También recuerdo la tristeza tras nuestra derrota contra Francia, pero luego de batir a Holanda en el partido por el tercer lugar, la alegría fue inmensa“, relató Luka Modric, figura del Real Madrid y de Croacia, para la página oficial de la FIFA quien, años más tarde, en el Mundial de Rusia 2018, llegaría a la final con su Selección en otro hecho histórico para el fútbol de su país.