Santiago Canepa, Manuel Del Valle, Ignacio Vitale
En el libro de Vicente Muglia, periodista argentino que trabaja desde 1997 en el diario Olé, llamado “Che Pep”, Gabriel Milito expresó: “Los entrenadores que había tenido en mi carrera se preocupaban por remarcarme que, por el puesto que yo ocupaba dentro del campo de juego, no tenía que arriesgar. Algunos me explicaban incluso que perder una pelota en la zona donde yo me movía era muy peligroso para el equipo. Cuando llegó Guardiola al Barcelona, me abrió la cabeza. En los entrenamientos yo hacía control y pase, y el un día me agarro y me dijo: No, Gaby, tú tienes que avanzar con la pelota hasta la mitad de la cancha”.
El “Mariscal” ha sido parte de la evolución del puesto en el fútbol. El central comenzó a tomar mayor protagonismo en el juego y en consecuencia, a adquirir una capacidad de conducción del balón desde el fondo del campo, como también, la cualidad de realizar pases filtrados para romper líneas con el objetivo de desarticular la presión del rival. De alguna manera, ya no tiene que ser fuerte en el mano a mano o ir bien de arriba sino también debe ser capaz de asumir un rol ofensivo si las circunstancias lo requieren.
Es una apuesta que debe contar con el atrevimiento, ya que si el jugador que ocupa el puesto encara a los adversarios y pierde el duelo individual hay muchas posibilidades de que se produzca un contraataque y la jugada termine en gol. Aunque si avanza y deja en el camino a su marca se abrirán espacios claves para crear situaciones.
La idea táctica es fundamental para que el central asuma esa forma de jugar, y el técnico es la pieza para que ocurra. La idea de iniciar el juego desde el fondo es la principal herramienta que necesitan para llevar a cabo su cometido. Por eso, es fundamental recordar las excepcionales jugadas que armaron Lucas Martinez Quarta y Nicolás Figal contra Atlético Tucumán en la fecha 7 de la Superliga que reflejaron lo que es hoy en día el prototipo del defensor moderno.
Santiago Izaguirre, ex jugador de Tigre entre 2014 y 2016, recordó aquella etapa con Mauro Camoranesi como entrenador y los trabajos que realizaban aparte con los centrales: “Nos armaba ejercicios con diferentes opciones de pase. Por ejemplo, cuando me desempeñaba de central izquierdo practicaba pases hacia los jugadores que ocupaban esa banda, ya sea el lateral, el volante y el delantero; y otros para romper líneas para el mediocampista interno como también para el 5. Además, ensayábamos la recepción desde distintos lugares del campo. En primer lugar, recibíamos un pase del arquero, otro de un central, del lateral izquierdo y del número 5. Esto nos permitía tener diferentes tipos de visión al momento de jugar”.
“En mi opinión-sigue contando Izaguirre-el central debe tener buen pie, una gran visión de juego y que eso este complementado con la movilidad constante de los jugadores dentro de la cancha porque si el equipo está parado, no queda otra que volver a jugar la pelota con el arquero o tirar un pelotazo largo” Además, Lautaro Valenti coincidió con los dichos del defensor de Racing de Olavarría: “Actualmente, si hay un jugador en el puesto que no sabe jugar con los pies no tiene lugar en el equipo” manifestó el joven futbolista de Lanús.
Hoy en día, teniendo en cuenta a Camoranesi en su momento, algunos entrenadores del fútbol argentino comenzaron a optar por jugadores con características para asumir ese rol, ya sea el caso de Gabriel Heinze en Velez con Gianetti, Eduardo Coudet en Racing con Leonardo Sigali, Alexander Medina con Juan Cruz Komar, y Marcelo Gallardo con el mencionado Martinez Quarta y Javier Pinola, que se reconvirtió desde su llegaba al club de Nuñez, ya que se lo podría considerar como un “central de la vieja escuela”.
“El caso de Pinola es todo mérito del cuerpo técnico, principalmente por la parte de la confianza. También es importante resaltar la capacidad que tiene Gallardo para potenciar a los jugadores y ese es el punto que lo diferencia del resto de los entrenadores”, expresó Julio Olarticoechea, ex defensor campeón del mundo en México 86.
La evolución que hubo en el puesto benefició mucho a los centrales porque los convirtió en jugadores más completos. Ricardo La Volpe hace unos meses brindó una entrevista en la que argumentó que los clubes más destacados del mundo optan por aquellos defensores que tengan la capacidad de salir jugando y generar superioridades. El tiempo le dio la razón al técnico argentino que dirige al Toluca de México.
La mirada de dos grandes
El holandés Johan Cruyff, que fue Balón de Oro en tres oportunidades (1971, 1973 y 1974), contaba que las piezas más importantes para que un equipo juegue bien son sus defensores. “Si sales bien, puedes llegar a jugar bien; si no lo haces, no hay opción”. Y Pep Guardiola, protagonista de la época dorada en la dirección técnica del Barcelona, no hizo oídos sordos a los dichos del crack del Ajax y el Barcelona y expresó esa idea en cada equipo que le tocó entrenar, ya sea en el conjunto catalán, Bayer Múnich y actualmente en Manchester City, club que invirtió 313 millones de euros en futbolistas defensivos en la temporada 2017/2018; y precisamente 121 millones en centrales con las compras de Aymeric Laporte y John Stones.
Guardiola le dio siempre un valor destacado a los centrales en su idea de juego. “Los defensores son los primeros atacantes y los atacantes son los primeros defensores”, manifestó años atrás haciendo alusión a lo que sería, con el paso del tiempo, la evolución de los futbolistas que ocupan ese puesto en la cancha. Al español se lo podría considerar como uno de los impulsores de que los mismos sepan jugar con el pie.