Por Elio Avalos
Javier Villarreal fue el protagonista de uno de los momentos más emblemáticos de la segunda semifinal que Boca disputó ante River en el 2004: fue el ejecutor del quinto penal que le permitió al xeneize clasificarse a la final en un Monumental colmado por hinchas de River.
-¿Cómo viviste aquella semifinal ante River en el 2004 y cómo vivís los cruces ahora?
-Se vivió con mucha tensión, pero lo disfruté bastante, pese a la presión. Hoy los vivo de otra manera porque ya no estoy adentro sino que afuera y son otras las expectativas que uno siente. No es lo mismo jugarlo que mirarlo.
-¿Los hinchas aún te recuerdan la definición? ¿Qué es lo que más te llevás como enseñanza de aquel partido?
-La gente siempre se acuerda y más en estas fechas que se juegan superclásicos, pero eso es tiempo pasado y el presente es diferente. A nosotros, los que jugamos esa definición, nos queda el consuelo de que pudimos eliminar a River, pero como hincha de Boca lo sufrimos porque hasta ahora nos ha resultado difícil volver a repetirlo.
-¿Fue un pedido tuyo patear el último penal o Bianchi te lo designó?
-Se lo pedí yo. Quise patear el quinto penal y Carlos (Bianchi) me dejó. Fue un gran desafío. Él estaba dando la lista y cuando va por el tercer pateador yo le dije que quería definir el último. Menos mal que salió todo bien (risas).
-En el momento de la definición ¿Había nervios o tranquilidad?
-Había mucha calma porque Carlos te daba demasiada seguridad y te transmitía confianza. Él se llevaba toda la responsabilidad y te quitaba peso. Por eso creo que los cinco pudimos convertir.
-¿Qué sensaciones tuviste en esa solitaria caminata cuando lo ibas a ejecutar?
-Se me hizo toda una película. Mientras caminaba se me vinieron recuerdos de mi infancia hasta el momento actual. También fue una lucha mental, porque estás entre lo positivo y lo negativo, de que si lo vas a hacer o errar, que si todo va a salir bien o mal. Es como un combate mental sobre la fe y la duda, eso fue lo que a mí me sucedió desde la mitad de la cancha hasta el punto del penal donde fui a patear. Fue eso, primero un recordatorio o una imagen de toda mi vida y mi carrera, hasta caer en la oportunidad que me tocaba en ese momento, y a la vez también esa pelea de aprovechar o desperdiciar esa chance.
-¿Pudiste dormir aquella noche?
-Esa noche no pude dormir por la felicidad y la adrenalina que tenía en mi corazón. Fueron días de mucho estrés, presión y motivación que nos daba jugar una serie como esa, inclusive después de que pasó todo, tampoco pude descansar bien.
-Como espectador, ¿qué impresión te dejó el equipo de Alfaro en el partido de ida?
-Fue un poco defensivo, le faltó más profundidad en ataque y asociaciones de tres cuartos en adelante. Boca sólo tuvo la del pibe (Capaldo). La sensación que me quedó es que va a ser difícil, pero hay que agarrarse de la historia y lo que representa el club para darlo vuelta.
-River nunca pudo ganar en La Bombonera por Copa Libertadores ¿Crees que Boca puede sacar provecho de la localía y revertir la serie?
-Las estadísticas son respetables, pero cada partido es diferente. Ningún jugador se tiene que confiar por los números, aunque eso debería darte fuerzas y una cierta tranquilidad. Toda racha se termina en algún momento. Nosotros con Bianchi estuvimos un largo tiempo ganándole a River y hoy nos toca sufrir.
-¿Te hubiese gustado jugar este partido de vuelta?
-¡Sí, seguro! Me hubiese encantado jugarlo. Son los partidos que más me gustan porque hay mucha presión. Aunque ya estuve en uno y hoy los trato de disfrutar.