sábado, noviembre 23, 2024

La otra Copa

Por Federico Bajo

Existe una Copa América que no sale en la tapa de los diarios ni en la que se invierten horas y horas de transmisión. Participan países como Argentina, Chile y Paraguay, pero sus jugadores no son las figuras que brillan cada temporada en Europa, sino futbolistas que ni siquiera son profesionales. Es una competencia que hasta ahora tuvo una única edición. Se la conoce como Copa Americana de Pueblos Originarios porque la juegan indígenas y es el torneo de los desplazados del continente.

En 2015, por iniciativa del Ministerio de Deportes y el de Cultura de Chile, alentados por el ex jugador chileno, Elías Figueroa, se organizó en el país trasandino la también llamada Copa Indoamericana, que a su vez contó con apoyo de CONMEBOL, de la que participaron seleccionados conformados por aborígenes que representaron a ocho países: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, México y los tres ya mencionados. El certamen se llevó a cabo entre el 16 y 25 de julio en las ciudades de Arica y Santiago, y el campeón fue el conjunto paraguayo que le ganó la final a Colombia por 1 a 0 con gol de Raúl Amarilla, máximo anotador del torneo con cinco tantos, que en aquel momento jugaba en el club 29 de Septiembre, equipo de la tercera división de Paraguay.

Para disputar el torneo, Argentina tuvo que armar un seleccionado desde cero. El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) recibió la invitación del gobierno de Michelle Bachelet y comenzó la gestión. El Ministerio de Desarrollo Social se hizo cargo de la estadía y el exfutbolista Claudio Morresi, Secretario de Deportes de La Nación entre 2004 y 2014, fue el encargado de hacer el nexo con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que aportó el lugar para entrenar durante la preparación y además armó un cuerpo técnico que se hizo cargo del plantel.

Esteban Pogany, ex arquero de Independiente entre 1973-1975 y 1976-1980 y actual instructor de FIFA, fue el elegido como entrenador del plantel. “De AFA me preguntaron si podía conducir el grupo. Me entusiasmó mucho la idea y fue así como empezó”, reconoce el exfutbolista.

La preparación del seleccionado nacional comenzó dos meses antes del torneo. Durante la preselección, los jugadores, oriundos de distintas provincias, como Salta, Río Negro, Santa Fe y Chaco, viajaban a Buenos Aires en donde se quedaban en el predio de AFA en Ezeiza para entrenar 4 o 5 días y luego volvían a sus lugares de origen. La lista definitiva para disputar el certamen continental estuvo conformada por 18 integrantes de las comunidades Wichi, Mapuche, Qom, Iogi y Chané, pese a que en ese año el Estado contabilizaba 32 pueblos anotados en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas. Hoy el número aumentó a 34 inscriptos.

Para Pogany haber participado en aquella Copa Americana fue algo sensacional: “La experiencia que les dejó a los chicos fue bárbara. Para muchos fue la primera posibilidad de jugar contra rivales de otros países, de convivir entre ellos, compartir los días que estuvimos juntos y entrenar como una selección. Vivieron muy de cerca lo que puede llegar a ser el fútbol profesional. Además, muchos se siguieron comunicando conmigo para que les diera material porque querían continuar dando clases de fútbol en sus localidades. A varios les otorgué libros y videos para que se pudieran manejar ya que al ser instructor de FIFA tengo la posibilidad de brindar esas cosas. Creo que la participación fue muy valiosa”.

Facundo Sánchez Pagano es argentino y hace cinco años que se desempeña como entrenador de juveniles en el Club Deportivo Independiente de Bogotá. También integra, desde 2015, el cuerpo técnico de la selección indígena de Colombia que comandan los ex jugadores profesionales Carlos Valderrama, una de las máximas figuras en la historia del fútbol colombiano, y John Jairo Díaz, quien se destacó como futbolista en Millonarios. Sobre el hecho de haber competido en la Copa Indoamericana, el argentino confiesa: “Fue una experiencia muy linda”.

Como colaborador de Valderrama y Díaz, Sánchez Pagano tuvo la función de ser veedor en un torneo que se organizó en Bogotá para llevar a cabo la elección de los jugadores. Uno de esos jóvenes seleccionados para disputar el certamen en Chile fue Luis Fernando Díaz, jugador de Junior de Barranquilla que a principios de año fue pretendido por River Plate y que actualmente integra del plantel que dirige Carlos Queiroz en la Copa América de Brasil 2019. “En aquel momento era un jugador muy veloz. Hoy ya es más ordenado y más táctico para jugar”, define Pagano a Díaz, quien nació en la comunidad aborigen de Wayuu. Aquel torneo le abrió las puertas del fútbol profesional al extremo de Junior ya que debido a su buen desempeño, Valderrama lo recomendó a los directivos del club de Barranquilla.

“Quizás –reflexiona el argentino- no se le da el reconocimiento que debe ser al pueblo indígena. La Copa Americana no tuvo demasiado enfoque periodístico ni difusión, entonces eso se pierde un poco”. El análisis de Pagano es certero. Según un estudio de la Defensoría del Público que monitoreó durante todo 2018 los noticieros argentinos, los Pueblos Originarios son la temática menos abordada con un promedio del 0,2 por ciento.

Aunque aún no está confirmado, puede que este año se dispute la segunda edición de esta Copa Americana en Brasil. Sin embargo, la presencia de Argentina es una incógnita. En 2017 se llevaron a cabo en Canadá los II World Indigenous Nations Games (WIN), los juegos mundiales para deportistas indígenas, en el que el conjunto de Paraguay, al igual que en el certamen americano, se consagró campeón. El seleccionado argentino de fútbol estuvo a punto de participar, pero finalmente no lo hizo porque, según manifestó el capitán de aquel equipo, Jorge López, perdieron todo tipo de apoyo. Desde el INAI, al ser consultados acerca del estado actual de este proyecto, nunca brindaron respuestas. “Sería bueno que alguien se ocupe y que se continúe con eso porque para todos los chicos era una experiencia única y el hecho de que Argentina, como país futbolero que es, no vaya, me parece un desperdicio”, asegura Pogany.

Puede resultar sorpresivo el hecho que los indígenas, de los que se desconocen muchas cosas, jueguen al fútbol y tengan su propio mundial. Pero este deporte, inventado por los ingleses, tiene un antecedente arcaico con los pueblos originarios. Algunos textos históricos afirman que los aborígenes practicaban diversos deportes, similares a los que se conocen en la actualidad. Un sacerdote español de las misiones jesuitas del Alto Paraná describió en el siglo XVIII cómo los araucanos, mocovíes y guaraníes jugaban una especie de fútbol, aunque con diferencias entre sí. Los primeros impulsaban la pelota -hechas con vejigas de animales- con la mano, los otros con la cabeza y solo los guaraníes con el empeine del pie. En 1969, más cerca en el tiempo, Emilio Breda también escribió en Clarín sobre este juego de la pelota que realizaban los distintos pueblos. Lo más llamativo es que, según los datos que se conocen, eran solo los guaraníes quienes utilizaban los pies, y son ellos precisamente los primeros campeones de la Copa Indoamericana y quienes se consagraron en los juegos mundiales 2017 con 63 goles a favor, ninguno en contra, y una final ganada con un contundente 8 a 0.

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