Por Maitén D’Alessio Rodolico
“Que jueguen y se callen la boca”, dijo Joao Havelange, presidente de la FIFA desde 1974 hasta 1998, cuando los futbolistas se quejaron por los horarios de los partidos durante el Mundial de México 1986 que expuso a los jugadores a jugar con altas temperaturas. Tres décadas después la historia se repite: el calendario de enfrentamientos es exhaustivo y, nuevamente, el negocio del espectáculo del fútbol atenta contra sus protagonistas.
La denuncia de Rodrigo Hernández (Rodri), mediocampista del Manchester City, encendió las alarmas en el mundo del fútbol: “Creo que estamos cerca de la huelga. Este año quizá lleguemos a jugar 80 partidos y en mi humilde opinión esto es demasiado. Alguien debe preocuparse por nosotros porque somos los protagonistas de este deporte, negocio o como quieras llamarlo”, había expresado Rodri, quien cinco días después de hacer público su reclamo y señalar que la integridad física de los futbolistas corría peligro, sufrió una grave lesión en el ligamento cruzado anterior.
Cuando Rodri ni siquiera había nacido, Diego Armando Maradona ya se había pronunciado en contra de los negocios de la FIFA que atentaban contra los derechos laborales de los futbolistas. “No puede ser que ellos diagramen sin saber lo que es haber jugado, sin saber lo que siente el jugador. No tienen ningún derecho”, había declarado Diego, quien en 1995 fundó, junto al francés Eric Cantona, la Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales (AIFP) para defender los intereses de quienes usan pantalones cortos. Otros nombres pesados de la época como Hristo Stoichkov, Ciro Ferrara, Gianluca Vialli, Gianfranco Zola y los brasileños Bebeto y Rai se sumaron al reclamo del Diez, quien nunca se quedó callado.
“¿Mercancías o personas?”, era la crítica principal de la AIFP en tiempos cuando Havelange manejaba los hilos de la casa madre del fútbol. Maradona trascendió los estadios, alzó los brazos para festejar 358 goles pero también la voz para señalar a la FIFA como responsable de haber transformado el deporte en un negocio y a los jugadores en mercancías.
“Hacer entender y respetar que el jugador de fútbol es la base esencial de este deporte, y que a partir de esta concepción es como se debe pensar y organizar la práctica del mismo”, era la primera motivación de gremio.
El sindicato no prosperó pero los reclamos siguieron vigentes. FIFPRO fue la primera organización gremial que logró reunir a las distintas entidades de jugadores. Nació en París en 1965 y hoy representa a más de 65.000 futbolistas profesionales de todo el mundo. La disputa por el agotador calendario no es sólo un reclamo del jugador de Manchester City. FIFPRO ya inició acciones legales contra la FIFA para proteger el bienestar y la integridad física de los jugadores Rodri no fue el único que hizo pública su preocupación. Rodrigo De Paul, campeón del mundo en Qatar 2022, y Manuel Akanji, futbolista de Manchester City, insistieron en el tiempo de descanso. “¿Cuándo tendremos vacaciones?”, reclamó el defensor de 29 años.
En la temporada 2023/2024 algunos gozaron de su tiempo libre solo el 12% del año, lo cual es equivalente a menos de un día de descanso por semana e infringió las normas internacionales de Seguridad y Salud en ambientes laborales, según un informe del sindicato mundial de futbolistas. De Paul, por su parte, fue contundente: “No dejamos de ser seres humanos y al final todo tiene un proceso de recuperación. Creo que también hay un punto mental al que no se le da mucha importancia, ¿No?”.
Además, en el informe que publicó FIFPRO, donde fueron monitorizados 1500 jugadores profesionales, reveló que el 31% de los futbolistas fueron incluidos en más de 55 convocatorias, mientras que el 17% jugó más de 55 partidos. Además, un tercio de los deportistas evaluados soportaron al menos seis semanas consecutivas en las que disputaron dos o más encuentros por semana. Por otro lado, esta investigación proyectó más de 80 enfrentamientos para la temporada 2024/2025.
El carácter humano de los futbolistas siempre fue el eje de las críticas contra la FIFA. En México 1986, cuando los jugadores fueron obligados a disputar los partidos al medio día, a pleno rayo del sol y con altas temperaturas, solo para garantizar el espectáculo televisivo para el público europeo; y en la actualidad, cuando el negocio millonario de los dirigentes de las ligas de fútbol priman antes que la integridad física de los deportistas.
“El jugador es lo más importante y vamos a defender sus reivindicaciones hasta la muerte”, proclamó el Diego en 1997, en una de las reuniones de la AIFP. En tiempos actuales, es la FIFPRO el organismo encargado de alzar la voz. A lo largo de la historia, la FIFA “se ha negado sistemáticamente a incluir a las ligas nacionales y a los sindicatos de jugadores en su proceso de toma de decisiones”. Sumado a esto, la entidad presidida por Gianni Infantino es acusada de tomar “decisiones que favorecieron repetidamente sus propios intereses comerciales”.