jueves, septiembre 19, 2024

Paredes, Lautaro y Gio: Scaloni hizo los cambios perfectos

Por Juan Martín Souto

Dos meses; sesenta días pasaron del momento en el cual el árbitro paraguayo Juan Benítez (designado como cuarto juez para la final de la Copa América entre Argentina y Colombia) levantó el cartel a los 95 minutos con 23 segundos del tiempo extra e indicó las siguientes modificaciones: Lautaro Martínez (22) por Julián Álvarez (9); Leandro Paredes (5) en lugar de Alexis Mac Allister (20) y Enzo Fernández (5) por Giovani Lo Celso (16).

Lionel Scaloni, el entrenador argentino, depositó su confianza en tres jugadores que fueron claves al inicio de su proceso. El actual delantero del Inter (Italia) es el segundo máximo goleador de su ciclo; Paredes fue el volante central (conocido el puesto como número 5) titular durante mucho tiempo; en tanto “Gio”, según Scaloni en una conferencia de prensa que brindó un 2 de noviembre de 2022, era un jugador irremplazable. Pero ahí estaban, parados a la espera de ingresar y darle el título número 16 en Copa América para Argentina.

Primero salió Julián. Cansado. La parcialidad argentina aplaudió al delantero y le reconoció su esfuerzo. De manera respetuosa el actual jugador del Atlético de Madrid (España) saludó a los compañeros que ingresaron y a los hinchas.

Segundo fue Mac Allister. Aplaudió a Lautaro, chocó sus dos manos con las de Paredes; luego hizo lo mismo con un movimiento de arriba hacia abajo con Lo Celso. También exhausto, el mediocampista del Liverpool (Inglaterra) se sentó junto a Julián en el banco de relevos.

Por último Enzo, el más joven pero con mucho recorrido como jugador, cedió su espacio al volante del Real Betis. Repitió el mismo gesto que sus colegas; chocó sus manos, agradeció al público y se sentó.

Con abrazos y besos, Scaloni recibió a sus dirigidos. Durante el tiempo que lleva como seleccionador, nunca se mostró de tal manera. No es que sea alguien poco afectivo sino que está más concentrado en el partido.

En ese ingreso, cada futbolista tuvo una historia pasada en el seleccionado que buscaron revertir. Paredes perdió su lugar en el Mundial de Qatar y, pese a ser titular en Roma (Italia), su nivel con Argentina no era el mismo. Por el lado de Lo Celso se quedó con el dolor de no formar parte del Mundial de Qatar 2022 por un desprendimiento del bíceps femoral de la pierna derecha. Y Lautaro Martínez, con la chance de redimirse luego de una mala Copa del Mundo, parecía ser su torneo porque era el goleador con cuatro tantos, anotó en todos los encuentros menos en los cuartos de final contra Ecuador y la semifinal ante Canadá.

Cada uno se preparó de diferentes formas para entrar a la cancha: Paredes colocó su camiseta dentro del pantalón, característico en él. Fue un gesto que marcó estar preparado para los minutos restantes; similar al momento en el cual el Capitán América (interpretado por Chris Evans) ajustó su escudo para combatir al ejército de Thanos en “Avengers Endgame”. A su derecha Lautaro, con la mirada fija en el campo. Un toro español (argentino en este caso) listo para atacar. Un animal que miró atento a cada jugador rival y preparó la ofensiva. Al lado “Gio”, quien observó un sector del campo, la mitad de cancha. También vio salir a cada uno de sus compañeros pero pareció desentendido de la situación, como si no supiera de la importancia del encuentro. Lo que en verdad sucedió es que se concentró, pensó en lo que el equipo necesitaba para ganar; estudió en dónde ubicarse, analizó los espacios.

“Leo”, a lo largo de su carrera, mantuvo la misma postura pero los otros dos futbolistas cambiaron: el “Toro” siempre sostuvo un perfil bajo. En la final ingresó con otra cara, como si fuese un animal salvaje. Ninguno de los encuentros en los cuales entró desde el banco se concentró como en esa final. Lo mismo el ex Rosario Central. A diferencia de Lautaro, Giovani optó por otra personalidad. Dejó de ser aquel futbolista que entró alegre al campo de juego en cotejos como Chile o Canadá. Es como si algo hubiera cambiado dentro de aquel muchacho que los hinchas argentinos conocieron en los inicios del ciclo Scaloni.

En el fútbol se acostumbra que antes de una variante el entrenador o sus ayudantes (Walter Samuel y Roberto Ayala en este caso) se acercan al jugador para decirles algo más, pero acá estuvieron quietos. El cuerpo técnico adoptó una postura de seguridad.

En el banco visitante Néstor Lorenzo (entrenador argentino que dirige a Colombia), estaba preocupado como nunca en la Copa América por la falta de juego de su equipo. Se caracterizó durante la competencia como alguien tranquilo aunque esta final fue distinta a cualquier otro partido. Al frenarse el encuentro y ver las modificaciones llamó a su ayudante de campo (Fernando Alloco). Colocaron la mano en la boca para que no se supiera qué hablaron, realizaron gestos continuos para ver qué se podía mejorar del equipo: señaló el sector del lateral derecho Arias; Alloco marcó el centro; Lorenzo la banda izquierda de Mojica (intratable en toda la noche), así por 5 segundos.

Benítez levantó el cartel y se observaron los números de los futbolistas. En rojo los que salen, en verde los que ingresan. El color fuerte, estilo neón. Pero tuvo algo distinto a los otros: Sí uno revisa las variantes de Quintero o Castaño (Colombia) o Nico González (en Argentina por un Messi que sufrió una lesión ligamentaria en su tobillo derecho) la iluminación era distinta, más apagada. A su vez, se hicieron rápido, veinte segundos como mucho; acá tardó un minuto (y poco más), como si el destino decidiera que los presentes en el estadio y sus hogares supieran lo que iba a acontecer. Cuando entró la tríada entre sí el foco fue distinto solo que uno, en ese momento, no se dio cuenta por la vorágine del momento. Ese cartel señaló que algo clave, importante y decisivo iba a ocurrir.

 

El paraguayo giró a la derecha y mostró las modificaciones; luego a la izquierda, por último al centro. De manera protocolar, le indicó al estadio (inconscientemente) que esos tres futbolistas, solo ellos tres, iban a romper el cero. Aquel árbitro no tuvo ni la más mínima idea de que ese cartel anunció, ante 65 mil espectadores, en el minuto 111:01, que Leandro Paredes (con la número 5 en su espalda) iba a recuperar en mitad de cancha; que Lautaro Martínez (camiseta 22) iba a capturar el rebote y a entregarsela nuevamente a Paredes quien rápido se la iba a dar a Lo Celso (creativo número 16), ubicado en el centro del campo cerca de tres cuartos de cancha (si, ese lugar que visualizó antes de ingresar) y que Lo Celso, con un toque sutil de zurda con pie abierto, iba a habilitar a Lautaro que rompió la defensa con una diagonal digna de un delantero nominado al Balón de Oro para que se irse solo mano a mano con el arquero Camilo Vargas y… bueno, el resto es historia. Sin ningún tipo de dudas, Scaloni hizo los cambios perfectos.

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