domingo, noviembre 24, 2024

Caravana hacia el abismo: apuntes sobre apuestas y otras industrias que ensucian el deporte

Por Leandro Manganelli

Exceso en sodio; exceso en calorías; exceso en grasas totales y saturadas; contiene cafeína, evitar en niños/as; exceso en azúcares; contiene edulcorantes, no recomendable en niños/as. La ley de etiquetado frontal, desde agosto de 2022, está vigente en Argentina. El 16% de los jóvenes de una encuesta que hizo la consultora Opina Argentina apuesta de manera online -desde la comodidad de un celular; un servicio disponible en cualquier lugar, al alcance de la mano en cualquier momento del día-. La ludopatía creciente en adolescentes es un problema, pero todavía no existe una ley de etiquetado frontal para las casas de apuestas: exceso en problemas económicos; exceso en adicción; contiene depresión, no recomendable en niños/as; exceso en vacío; contiene encierro, evitar en niños/as.

Pandemia, pantallas y baja edad: el cocktail ludópata fue receta corriente en gran parte de la juventud que, además, tuvo y tiene el impulso de sus streamers e influencers favoritos, de los medios masivos de comunicación que no problematizan las apuestas por tenerlas como sponsor y del fútbol, claro. ¿Sos de Boca, River, Rosario Central, Newell´s, Estudiantes de La Plata o Racing? Solo basta con que mires la camiseta de tu equipo para guglear la casa de apuestas que lo patrocina y registrarte. ¿Viste la Eurocopa? Bueno, en el marcador, abajo del cronómetro, aparecía el logo de Betano. ¿Te emocionaste con la Copa América? Sí, unos minutos antes de los partidos de Argentina, la transmisión de nuestro país ponía un banner en pantalla, también de Betano, con las cuotas que daba cada equipo para que apostaras en ese evento. Y, aunque parezca repetitivo, si te gusta el fútbol argentino, preparate para llenarte de Betano, el nuevo “naming sponsor de la Liga Profesional 2024” -un vocabulario de exportación-.

“Festejamos todo”, admite Bplay en un comercial en el que un relator le pone la emoción de un gol a un lateral. A principios de julio, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció un “Plan integral de prevención y tratamiento de la ludopatía adolescente”. El Director de Cultura y Educación de la provincia, Alberto Sileoni, habló de “cinismo” cuando dijo que en la Copa América y en la Eurocopa, además de los sponsor de los grandes equipos y de la selección, una casa de apuestas es la publicidad principal. Y agregó: “Hay una alteración del descanso, alimentación, ruptura de amistades. El juego que es placer, entretenimiento, desarrollo físico y estímulo mental, deja de serlo y se convierte en un tiempo oscuro”. Una encuesta de este año del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires realizada a más de 400 adolescentes bonaerenses arrojó que el 22,4% de ellos usan su celular más de ocho horas por día. Claro, desde los dispositivos móviles -que cada vez piensan más por nosotros- la distancia hacia una combinada es de escasos clicks y algún que otro scroll (el juego online se legalizó a fines de 2021 en la ciudad y la provincia de Buenos Aires). “Ahora se ven chicos de hasta 13 años con conductas de un ludópata de 25. Y no hay herramientas -dijo una profesora de historia en un artículo de Tierra Roja-. Después de la pandemia fue in crescendo. Y aún más después del Mundial. Antes eran los cigarrillos, ahora las casas de apuestas. Atraviesa todos los estratos sociales. Los chicos perdieron el contacto con el dinero físico, no ven el volumen de lo que valen las cosas. Piensan que es etéreo, que anda volando por ahí”. Y no es un mercado que se queda en marcar quién será el ganador o si habrá un empate como funcionaba el PRODE argentino; el abanico se abre a laterales, tarjetas amarillas y rojas, tiros al arco y todo lo que sea medible en un partido de fútbol: sobre convertir el deporte en una estadística los sitios de apuestas saben y mucho.

Entre los productos que afectan al rendimiento deportivo y a la salud, y fueron publicitados en el deporte, el tabaco dio cátedra. Las marcas más conocidas eran el sponsor principal de los mejores autos de la Fórmula 1 pero, a partir del año 2007, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) prohibió la publicidad de cigarrillos en sus máquinas. La industria cervecera, que lanza al mercado versiones 0% alcohol para publicitarlas con menos restricciones, se metió en los Juegos Olímpicos con la marca de la realeza: “Para cada momento dorado”. El periodista Óscar Broc escribió en El País en 2019: “Caer en un alarmismo excesivo puede ser tan perjudicial como pensar que no pasa nada; lo que está claro es que si no encuentras las cervezas sin alcohol en la inmensidad del supermercado, bastará con que te dirijas a la sección de refrescos: acostumbran a estar sospechosamente cerca”. El alarmismo inexistente dado por acostumbramiento, tiene justificación cuando el archivo arroja una publicidad de 1969 en la que Hugo Gatti -arquero de Gimnasia de La Plata en esos años- tomaba un destilado con soda y metía un gol de arco a arco gracias a ese elixir mágico: “¿Quiere tener esmowing? Tome ginebra ¡Bols!”. Ese “esmowing” -concepto propio de la marca que no tiene un significado específico, pero suena a tener “onda”- que le daba la ginebra, bebida de gaucho, hoy se consigue con una combinada, pero las casas de apuestas todavía no inventaron un latiguillo para eso.

“Este libro dice el futuro. Da los resultados de todos los deportes hasta el fin del siglo: fútbol, béisbol, carreras, boxeo… Esta información vale millones”, le dijo el viejo Biff al joven Biff en Volver al Futuro 2, en la escena en la que le entrega el almanaque que contiene todos los resultados deportivos desde el año 1950 hasta el 2000: “Solo tienes que apostarle al ganador y nunca perderás”. Es la única forma de ganarle a las casas de apuestas, en una ficción; al final, “la banca siempre gana”. Aunque hay casos como el de Vélez, que se bajó de este paseo inmoral y reemplazó a Bplay con Saphirus, ambas empresas argentinas, una de apuestas y otra de fragancias para el ambiente: el club de Liniers aromatizó su moral.

Cuando Emiliano Martínez le enseña al mundo lo que es el coraje y cómo se atajan los penales, los argentinos sienten el orgullo de que en su pecho el Dibu tenga estampado el escudo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Entonces, cuando discute si el flan es con dulce de leche o con crema en un anuncio de Bplay, una apuesta no es tan grave porque el ídolo la anuncia. Es verdad, sí, que al final de la propaganda el Dibu dice que “si sos menor, no podés jugar”, pero uno de los grandes grises de las casas de apuestas es que pasar el “filtro” de mayoría de edad es más sencillo que jugar a la casita robada. “Bajá la ansiedad jugando en Betfun y por supuesto apostando por la celeste y blanca. Apostá ahora desde la App de manera legal, segura y responsable, obviamente siempre que seas mayor de 18 años”, tuiteó el sitio Betfun en su cuenta de X, previo al Argentina – Canadá por la semifinal de la Copa América 2024. A la hora de registrarse -además de un mail, una contraseña y un número de teléfono- lo único que pide el sitio para “verificar” la mayoría de edad del ingresante es clickear una casilla. Y su banner de publicidad, llamativo, con dos mujeres hegemónicas felices de la vida como principal imágen, es errático en el internet. “No somos boludos, estamos rotos”, definió el economista Gonzalo Finlez en su canal de YouTube. Es la publicidad del cansancio, del hartazgo, pero también de la tentación, y el deporte se vuelve cada vez más sintético con el mimo de los negocios oscuros.

Una de las piedras fundacionales de las apuestas en los canales de YouTube y de streaming fue la apertura de cajas del Counter Strike Global Offensive (CSGO) que el juego lanzó en 2013. Dentro de ellas -había que pagar cada una que abrías- se iniciaba una ruleta y te tocaba un elemento para usar dentro del juego: armas, cuchillos, skins. Lógicamente, los artículos más caros casi nunca salían. A más de 10 años de esta metodología de “juego”, el periodista Lalo Mir define la problemática como “una bomba a punto de estallar”. Quizá ya estalló, pero en silencio y con una onda expansiva que se ralentiza por el dinero. “El juego solitario, en muy limitada medida, es fecundo para la cultura -escribió Johan Huizinga en su libro Homo Ludens-. En los propios juegos de azar, la tensión solo en pequeña medida se comunica al espectador. Los juegos de dados son, en sí mismos, sorprendentes objetos culturales, pero hay que considerarlos, sin embargo, como estériles para la cultura. Ninguna riqueza aportan ni al espíritu ni a la vida”.

Esta nota publicada en El Equipo dice que, según Gonzalo Álvarez, Business Manager de BetWarrior -sponsor oficial de la selección argentina-, la casa de apuestas “no maneja números sobre cuántos jugadores tienen, ni cuánto creció su mercado en el último tiempo”. Sobre regulaciones, la nota agrega: “Ante las consultas acerca del control que utilizan para evitar tener a jugadores menores de 18 años, así como también asegurar el juego responsable, desde la empresa optaron por no brindar la información, sino dónde encontrarla, para la cual hay que llegar hasta el último párrafo de sus largas políticas. La no respuesta, a veces dice tanto o más que la respuesta en sí”. Muchas palabras contenidas en un silencio, así operan las casas de apuestas. “Hay que cerrar los ojos para poder ver / El diablo no es más que un ángel con ansias de poder”, poetizaba Gustavo Cerati. Pero esta no es “la caravana de miradas”, es una caravana de jóvenes ludópatas hacia un abismo de tristeza, desocupación y malestar mental.

Más notas