sábado, noviembre 23, 2024

John Stephen Akhwari, llegar a la meta

Por Iván Linkowski Garofalo

El 20 de octubre de 1968, a las 15 horas, comenzaba el maratón de los Juegos Olímpicos que se disputaban en México. Los corredores ya estaban preparados en la plaza de la Constitución para iniciar la prueba. El favorito entre 75 corredores era el etíope Abebe Bikila, que ya había ganado la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 y en los de Tokio en 1964. 

Fue una prueba prácticamente suicida donde la Ciudad de México dificultó el rendimiento de los atletas ya que se encontraban a casi 2300 metros a nivel del mar por lo que les dificultaba la respiración. Por ello, los corredores iban a paso lento. 

Tras 20 km, la prueba la lideraba el belga Gaston Roelants y su perseguidor era el británico Tim Johnston. Los corredores, a esa altura, por la falta de aire, se arrastraban como podían para llegar a la meta. Finalmente, la ganó el etíope Mamo Wolde tras 2 horas 20 minutos y 26 segundos seguido por el japonés Kenji Kimihara y el neozelandés Michael Ryan. Media hora después, recibieron las medallas, pero ese no fue el final de la carrera ya que había todavía un competidor intentando cruzar la meta. 

Se trataba de John Stephen Akwhari, un corredor tanzano que a los 19 km se cayó y se lastimó severamente la rodilla y el hombro derecho. Sus rivales abandonaban la prueba y él decidió continuar. Rechazó la asistencia médica ya que sería descalificado, únicamente requirió vendas para contener su luxación. De a ratos caminaba, en otros trotaba hubo momentos que lloraba, pero no se detenía. 

Anterior a esa prueba en México, Akwhari venía de ganar el campeonato Africano de Maratón. Se esperaba un mejor desempeño en las olimpiadas, pero no pudo ser ya que le camino fue tortuoso a partir de la caída. Desde que Wolde cortó el listón como ganador hasta que llegó Akhwari pasó mas de una hora. El estadio se encontraba prácticamente vacío, poca gente lo alentó para que finalice la carrera y tras 3 horas 25 minutos y 27 segundos logró cruzar la meta. 

-Usted viene muy mal, ¿Por qué no dejó que lo asistiera la ambulancia?, le preguntó el juez. Dolorido, Akwhari respondió: 

-Mi país no me mandó 5 mil millas para empezar una carrera, me mando aquí para terminarla”

El nombre de John Stephen Akhwari quedó grabado en el estadio. Un ejemplo de superación, constancia y de la difícil sensación de no rendirse ante la primera adversidad que se avecine. 

 

  

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