Por Laureano Vergara
En 2016, en la previa a disputar su primera Copa América, con solo 17 años y en su tercer partido, Christian Pulisic se convirtió en el jugador más joven de la historia en hacer un gol para la Selección de Estados Unidos, en lo que fue la victoria 4 a 0 frente a Bolivia. Apenas un tiempo después, por su recurrencia a ser capitán del conjunto, adquirió el apodo de un personaje ícono de la pantalla grande: “Capitán América”.
Christian nació en la pequeña localidad de Hershey, que cuenta con unos 13000 habitantes y es parte del Estado de Pensilvania. Este sitio es reconocido como “El lugar más dulce de la Tierra” debido a que allí se fundó la empresa fabricante de chocolates que lleva el mismo nombre del pueblo. Tal vez sean estas golosinas las que explican el origen de los superpoderes de Pulisic para jugar al fútbol.
Pese a tener un apodo de estrella de cine, la realidad es que su personalidad no va de la mano con el mundo de las cámaras. Christian ya ha admitido no sentirse del todo cómodo con el alias que sus fanáticos le adjudicaron. Su sencillez, timidez y tranquilidad fuera de la cancha son inversamente proporcionales al descaro que muestra al jugar dentro de ella. El delantero estadounidense posee la ecuación para un ataque letal: una velocidad tremenda, sumada a una habilidad exquisita con los pies, le son sumamente útiles para dejar rivales desparramados en el césped.
Tiene la costumbre de arrancar gambeteando a un contrincante sobre la línea de cal para luego dirigirse hacia el medio y sacar un potente remate con su derecha. Se ha mostrado polivalente al no tener una posición fija en la delantera. En sus inicios lo hacía por el sector izquierdo, pero en el Milan se adaptó al lado contrario. Esta forma de desenvolverse en el campo de juego la adquirió gracias a los consejos de su padre: “Me enseñó a no temerle nunca a fallar o cometer errores”, manifestó en una entrevista para GQ USA.
La conexión de Pulisic con el deporte existe desde antes de su nacimiento. Kelley, su mamá, fue jugadora en la Universidad de George Mason, donde conoció a Mark —papá de Christian—, quien tuvo una etapa como jugador profesional de fútbol sala en Harrisburg Heat, equipo que forma parte de la Major Arena Soccer League. “Casi que lo empujamos a direcciones distintas al fútbol. No fue impuesto de ninguna manera. Quería asegurarme de que él estuviera tomando la decisión porque las cosas no funcionan si uno obliga a los niños a entrenar”, aseguró su padre en una nota para la Universidad GM.
Desde su niñez, Mark llamaba a su hijo “Figo”, ya que ambos eran hinchas del Real Madrid y era la leyenda de Portugal quien más admiración generaba en el pequeño Christian. Incluso la primera camiseta de fútbol que tuvo fue la del club “Merengue” con la 10 de Figo en la espalda. En la actualidad, si tuviese que elegir un jugador con quien jugar a su lado, no tiene dudas y se inclina por Lionel Messi. También tiene ídolos fuera del soccer. Aficionado al golf, es un gran fanático de Tiger Woods, quien lo inspiró a realizarse el tatuaje del rostro de un tigre en su antebrazo, el cual usó como “máscara” en algunos festejos de gol (foto).
Existe un motivo que explica a la perfección por qué el futbolista de 25 años tiene un apellido que tranquilamente podría integrar y pasar desapercibido en el plantel de la selección croata. Mate Pulisic, abuelo de Christian, nació en la pequeña Isla Olib, ubicada en el Mar Adriático y perteneciente a Croacia. Pese ae contar con la doble nacionalidad, en la mente de Pulisic nunca surgió la duda sobre qué conjunto representar y los Estados Unidos siempre ocuparon un lugar preponderante para él. Aun así, contar con ese documento le facilitó poder jugar desde que era adolescente en la academia del Borussia Dortmund en Alemania.
Durante la época de la pandemia, debido al poco tiempo del cual disponía en el campo de juego por decisión de su entonces entrenador Thomas Tuchel, Christian llegó a tocar con sus pies el fondo de un inmenso océano que se dibujaba en su cabeza. Al grave momento futbolístico, se le sumó el fallecimiento de su querido abuelo paterno. Para sobrepasar esta etapa, supo contar con tres diferentes alternativas que lo ayudaron a atravesar este difícil camino, minado de trampas a superar.
La primera vía de escape fue una de sus otras pasiones, adquirida en las divertidas tardes como nieto de Mate: el ajedrez. “No estaba ni cerca de su nivel y desearía haber jugado más, pero me alegro de haber compartido con él. Es un recuerdo que tengo cerca de mi corazón”, admitió el delantero. Luego de tiempo sin hacerlo, recuperó el hábito junto a su ya excompañero del Chelsea, N’Golo Kanté. En honra a la memoria de su abuelo y a los bonitos momentos coincididos, el estadounidense decidió tatuarse en la cara externa de su antebrazo izquierdo la pieza que mayor dominio tiene encima del tablero a cuadros: la reina. “Es versátil, poderosa y se puede mover a cualquier parte” respondió en una entrevista sobre el porqué le parece la mejor figura del juego.
La segunda opción llegó por parte de los profesionales de la salud. Como a tantas personas, a Christian le costaba abrirse y exponer sus sentimientos al hablar. Él mismo aceptó que se creía demasiado duro como para necesitar algún tipo de ayuda. Hasta que al acercarse a un psicólogo comprendió que al comunicarse uno puede sentirse más fuerte. Dejó atrás el prejuicio de la vergüenza y aprecia al Chelsea y al equipo nacional por haberlo guiado en la dirección correcta. Este ejemplo simboliza a la perfección que hasta el mejor de los superhéroes necesita del auxilio de los demás.
Las lesiones también fueron parte de este recorrido complicado de transitar, pero su creencia en la religión le dio a Pulisic la fuerza necesaria para seguir adelante. Luego de una lesión en su rodilla se preguntaba: “¿Por qué suceden cosas como esta?”. En esos momentos decidió apoyarse en la fe y confiar en que todo sucedía por alguna razón. El impulso surgió de pensar que Dios tenía guardado para él un plan mayor en cuanto al fútbol. “Alguien me enseñó una vez que cuando voy a orar, no debo pedirle a Dios que arregle las cosas. Sólo le digo que me ayude a ver esto desde su perspectiva. Creo que cuando hago eso, entiendo que hay cosas más importantes por venir. Es simplemente tenerlo ahí y sentir su bendición sobre mí”, dijo en una entrevista para ESPN.
El Chelsea fue el club que puso en la mira la incorporación del delantero luego de ver la posibilidad del surgimiento de una nueva estrella en el Dortmund, donde Pulisic logró marcar 19 goles y otorgar 26 asistencias en 127 partidos. El pase a la Premier League supuso un gasto de 64 millones de euros para los “Blues” , transformándolo en el más caro para un jugador de Estados Unidos. Esta adquisición resultó fundamental para que el equipo inglés logre conseguir su segunda Champions League en 2021 y de esta manera Christian se convirtió en el segundo estadounidense en toda la historia en ganar la máxima competición europea —solo detrás de Jovan Kirovski en 1997—.
Luego de esta histórica consagración, Pulisic no pudo obtener la continuidad y el tiempo de juego necesario, por lo que su rendimiento comenzó a caer. En 2023 fue el Milan quien apostó por él. Durante la última temporada, el joven yankee ha vuelto a su brillo habitual y después de un gran año en cuanto a lo individual, buscará llevar a su querida selección nacional a lo más alto del continente.
Con la consagración por duplicado en la CONCACAF Nations League —2020 y 2023—, además de la participación en un Mundial y una Copa América, el capitán de Estados Unidos cuenta con la experiencia necesaria para comandar a su equipo a conseguir algo que nunca ha logrado: el reinado del continente. Afrontará el certamen en el que será local con un único deseo en el horizonte, el de ser campeón. Requisito exclusivo, ya que como bien dice la frase de Napoleon Hill que lleva tatuada en su brazo: “El deseo es el punto de partida de todo logro, no una esperanza, ni un sueño, sino un deseo punzante que lo trasciende todo”.