Por Thiago Cammarota
Defensores de Belgrano es el único club del país que ha decidido colocarle a una de las tribunas de su estadio el nombre de un desaparecido durante la última dictadura militar. ‘La Techada’, como se la conoce desde su construcción a mediados de los 60’, tiene en su corazón, en letras rojas y negras bien grandes, la inscripción ‘Tribuna Marcos Zucker’. Ubicada de espaldas a la avenida del Libertador, es la cabecera de la cancha donde va la hinchada local.
Ricardo Marcos Zucker fue un militante revolucionario de Montoneros que antes pasó por la Juventud Peronista y por la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), y fue desaparecido en la última dictadura cívico militar. Lo secuestraron en 1977, pero gracias al accionar de su padre, el actor y comediante Marcos Zucker, fallecido en 2003, y de dirigentes de Defensores, como Eduardo Deluca, presidente en aquel entonces, fue liberado con la condición de exiliarse del país. “No me gusta recordarlo como militante. Lo suaviza. Él era un guerrillero y yo lo reivindico como tal”, dice Diego Achile, dirigente de Defensores y referente de la agrupación Markitos Zucker.
La idea surgió por parte de Hugo Arbona, socio del club, quien hizo el pedido en la asamblea extraordinaria del 2001 y esta lo aprobó por unanimidad. El bautismo de la popular local se llevó a cabo el 25 de mayo, fecha que coincide con el 96° aniversario del Dragón. “La identificación política de la dirigencia que comanda a la institución hace 27 años está muy emparentada con el justicialismo y eso ayudó a llevar adelante la iniciativa”, comenta Marcelo Fernández, integrante de la comisión directiva del club desde 1997. Federico El Lakkis, quien forma parte de la subcomisión de Derechos Humanos, califica a este homenaje como “muy valiente”, debido a su contexto. “En ese entonces, la lucha por los derechos humanos no estaba tan presente, como lo está hoy”, explica. Vale la pena recordar que el pedido de perdón del Estado argentino por haber callado las atrocidades de la dictadura fue realizado por el expresidente Néstor Kirchner recién en 2004.
“Inflamos el pecho cada vez que nos dicen que somos el único club que lleva el nombre de un desaparecido en una tribuna”, asegura Fernández. Para El Lakkis “es un motivo de orgullo porque los hace diferentes a los demás” y agrega que “es una manera de que Marcos siga presente en cada partido”.
Durante su exilio en Brasil y luego en España se juntó con otro grupo de militantes y comenzó a gestarse la idea de volver a la Argentina. La ‘Contraofensiva’ fue la última acción política militar del grupo Montoneros, que consistió en el regreso al país de un contingente de activistas para realizar acciones armadas contra la represión estatal. Todos los que regresaron, incluido Zucker, terminaron desaparecidos y nunca más se supo nada sobre ellos. “Maquitos nunca pasaba desapercibido. Era un pibe bárbaro, de buenos sentimientos y muy gracioso. Hablaba hasta por los codos. Todos lo queríamos mucho”, recuerda Marcelo Martin, amigo de Zucker. Marquitos, así lo apodaban en el club, a diferencia de sus compañeros militantes que le decían Pato, era “quilombero y peleador”. “Una vez se agarró a las piñas en el buffet con el hijo de Roberto Viola (miembro de la Junta Militar), que jugaba al fútbol acá”, cuenta Martín.
Si bien era hincha de San Lorenzo, Zucker era un apasionado por Defensores. Ni siquiera el exilio apaciguo su amor por los colores rojo y negro. Así se describió él mismo en una carta que le envió a un amigo en la que le contó cómo había vivido la victoria de su club ante Tigre, que postergó la vuelta olímpica de este último a una fecha de finalizar el torneo de la B de 1979. “Fui a buscar el Clarín al quiosco de siempre, en la Puerta del Sol, frente al Ayuntamiento, en pleno centro de Madrid. Mientras viajaba en el metro, imaginaba lo que me iba a encontrar, estaba seguro de que Defe había ganado. Al abrir el diario busqué desesperado la parte de deportes y al ver ese 1 a 0 con gol del Turco Haffez, de la alegría tiré el diario por el aire y se desparramó todo… El gallego que atendía el quiosco no entendía nada…”, escribió Marquitos.
El club del Bajo Nuñez amplió su reconocimiento en 2011, cuando el rostro de Zucker quedó retratado en un mural en el acceso a la tribuna local. Ahora Marquitos mira desde enfrente hacia la ESMA. La Avenida Comodoro Rivadavía es la que separa al estadio de Defe del ex centro de detención clandestino, hoy reconvertido en un espacio de memoria, verdad y justicia. También se colocó una baldosa en su honor. Achile afirma que desde el club buscan agigantar y mantener viva la figura de Marquitos Zucker: guerrillero, peronista e hincha de Defensores de Belgrano.