Por Santiago Rodríguez
“Fue un cambio muy grande en mi vida, más allá del fútbol. Laburé con una psicóloga que me ayudó y me sigue ayudando, y empecé a ver las cosas desde otro lado, la vida de otro lado también”. Quien pensaría que algo que nadie desea, podría cambiar la manera de ver el deporte que más ama. Casi toda la vida de Pedro de la Vega se fundó a base de uno de los deportes más queridos en todo el mundo. Desde los 14 años que está en Lanús, pero lamentablemente el alto rendimiento tiene un pequeño detalle, que puede arruinar, o en este caso, ayudar al jugador: las lesiones.
Graves o leves, lesiones al fin.
“Daño o detrimento corporal causado por una herida, un golpe o una enfermedad”, así define la Real Academia Española a la palabra “lesión”. ¿Pero realmente es algo exclusivamente físico?.
“La pregunta de: ¿Y ahora qué pasa?, Volveré a sentirme como me sentía antes… tenía vista la lesión cómo algo muy malo, cómo lo que no querés ni nombrar”. Lesionarse es algo que cualquier deportista de alto rendimiento puede sufrir, al ponerse frente a frente con la exigencia física al límite en cada entrenamiento, cada partido, todo puede pasar. Pero no solo afecta al cuerpo, pega sin escala en la confianza de cada uno, que para poder rendir y mantenerse al más alto nivel, no es algo que se quiera perder.
La cabeza debe ser fuerte, para aguantar la exposición, para mantener ese ritmo de vida, para comprender el estar lejos de tu familia, cómo la de Pedro, que desde Olavarría, un pueblo en la provincia de Buenos Aires, se encuentran a más de 350 kilómetros de donde se entrena, en el Estadio Ciudad de Lanús. “Mi familia, mis amigos, mucha gente que estaba en ese momento me acompañó, creo que una lesión es muy personal, pero la compañía es muy importante siempre, estuvieron en ese momento, y están ahora, tengo un circulo ahí que está en todo momento”.
Pero que algo físico se meta directamente en la seguridad que un futbolista debe tener en sí mismo, deja de ser una cuestión exclusivamente física. Cuando De la Vega se rompe el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, a principios de 2022, comienza un proceso no solo de recuperación, sino de apreciación al lugar en donde está. Porque no fue un momento fácil para él, y tampoco para el club. Por un lado las redes de Lanús comenzaron a mostrar los avances de la lesión de su mediocampista carismático y buena onda, para llevar buenas noticias al hincha y así darle aliento al jugador de 21 años. “Un año complicado para todo, yo desde afuera como hincha, como jugador, no fue un año positivo, y capaz en ese momento era mostrar algo distinto en un momento difícil”.
Y luego de todo un proceso de ejercicios de rehabilitación, de entrenarse aparte del resto, de estar separado del grupo, o más como hincha a la hora de ver los partidos, llega el gran momento de volver a las canchas. Que dificil, otro proceso más que pasar, acomodarse al juego y a un ritmo de vida que hace meses no llevaba. Para este chico de pueblo de metro 72 los primeros partidos fueron para la Reserva, mostrando que la calidad no se había extinguido al clavar un golazo de tiro libre contra Estudiantes en octubre del 2022. “Estaba muy bien técnicamente, pero de lo físico en velocidad de juego y de acción, me veía un poco más lento, pero después con el entrenamiento y la pretemporada me fui acomodando, me costó al principio el ritmo de juego, llegaba tarde, o tardaba algo más en patear”.
Volver a sentirse bien dentro de la cancha no es fácil para un jugador que estuvo ausente por más de seis meses, y todo por lo que Pedro luchó en ese tiempo, comenzó a reflejarse en los partidos de este año. El sentirse cómodo con el plantel es fundamental para que el ambiente te ayude en el proceso que estás atravesando. “Yo le doy mucha importancia a la lesión en ese cambio, en valorar más las cosas, en disfrutar mucho más, hoy soy mucho más feliz, disfruto en la cancha, en el entrenamiento, estoy re contento donde estoy y todo eso fue gracias a la lesión, que lo pude ver”.
-¿Previo a la lesión, pensabas en quedarte en el club, o estabas con ganas de probar en otro lado o en otra liga?
-Creo que hoy soy más consciente de esas cosas, eso cambió también, en su momento, siempre me iba, en los mercados algo aparecía, que algo siempre iba a cambiar, si me iba o no, era muy chico también, entonces lo llevé como pude y no era para nada consciente de lo que estaba pasando, no sabía ni donde estaba, la cabeza era un quilombo.
Cómo va a saber dónde estaba parado, si era convocado para la selección sub-20, tenía que concentrarse en lo que Lanús atravesaba, después llegaba una oferta de Europa que capaz pasaba como capaz no, y todo esto en un chico de 17/18 años, que si bien podía llegar a pensar que la tenía clara (como a todos les pasa cuando son chicos), las preguntas eran infinitas y todo era incertidumbre. Gracias a todo lo que pasó en esos años, Pepo pudo comprender que, aunque claramente quiera jugar en Europa y hacer carrera en otro lado, no está desesperado por eso, y ahora logró concentrarse en todo lo que tiene con el club que lo albergó desde chico. “Hoy puedo separar eso; antes era un quilombo, capaz estaba pensando más en el futuro en donde voy a ir, que va a pasar, y después cuando no pasaba nada de eso, era como un bajón, como un fracaso, más siendo chico”.
“Si bien el pensamiento negativo fue al principio, hoy lo veo todo positivo, no pienso ni en pedo en que me perdí un año de jugar; me hubiese encantado jugar, obvio, pero creo que hice otras cosas re importantes que hacen que hoy disfrute”. En el presente de Lanús, una gran campaña 2023, a semanas de un clásico más, que desea ganar como hincha y como jugador, junto a los mates “perfectos” de Orozco o los del uruguayo Boggio, como dice De la Vega. Este chico que puso esfuerzo y pasión logró de cierta manera, transformar una lesión, algo que nadie desea, en algo que realmente ayudó para cambiar la manera de ver el deporte que más ama.