Nataniel Peirano
En el mes de mayo fue otorgada una revista de Human Rights Wacth a los periodistas encargados de cubrir el Mundial, esta organización advierte que actualmente los rusos están viviendo la peor etapa vinculada a los derechos humanos desde los tiempos de la Unión Soviética. Son 44 páginas llenas de preocupación por la discriminación laboral, la falta de derechos fundamentales y la represión a los activistas.
La censura en Internet es tema reciente y hubo manifestaciones alrededor del vasto y extenso territorio presidido por Vladimir Vladimirovich Putin desde que accedió al poder a través de un interinato en 1999. Rusia fue multada por cánticos racistas en un amistoso de Francia en Moscú y jugadores como Ari, Sampaio, Hulk y Roberto Carlos han recibido en su momento comentarios hirientes de las mismas características.
Aun así el fútbol sobrevive a crisis de cualquier índole. Este deporte ha abierto sus puertas a latinoamericanos en conjuntos europeos y viceversa. En la primera división de la Unión del Fútbol de Rusia, compuesta por 16 equipos, hay una importante cantidad de jugadores de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia, Ecuador y Honduras.
El caso más emblemático es el del FC Lokomotiv Moscú, club que posee al único mundialista latinoamericano de la Liga Premier rusa, Jefferson Farfán, quien forma parte de la lista de 23 de Ricardo Gareca para representar a Perú. También está acompañado de Guilherme Marinato, brasileño nacionalizado ruso, y Ariclenes Da Silva Ferreira, también nacido en ese país.
Guilherme fue el primer arquero de origen brasilero de la liga rusa, pasó de Atlético Paranaense al Lokomotiv en 2007 y de allí no se movió. Recibió la ciudadanía en 2015 y ahora posee doble nacionalidad, luego de eso se convirtió en el primer jugador fuera de los dominios de la antigua URSS en ser convocado y debutar en la selección nacional.
PFC CSKA Moscú cuenta con Mário Fernandes y Vitinho, ambos nacidos en Brasil, aunque la historia de Fernandes es bastante particular. Por decreto presidencial de Putin recibió la ciudadanía en 2016, sin embargo este año la lesión de Dani Alves generó en Tité, entrenador de la verdeamarela, la necesidad de salir a buscar un lateral derecho de repuesto y este futbolista fue el elegido, pero a la vez tenía el ofrecimiento de Stanislav Cherchésov, director técnico de Rusia, para jugar el Mundial con ellos. Finalmente el jugador se inclinó por los europeos y debutó en la goleada 5-0 a Arabia Saudita en el partido inaugural del Mundial.
El FC Spartak de Moscú posee a Fernando Lucas, Luiz Adriano y Pedro Rocha Neves de Brasil que no tienen una gran presencia en su selección nacional, pero si en el fútbol ruso.
Sigue FC Krasnodar que tiene, seguramente, la mayor diversidad de latinoamericanos en sus filas. Wanderson y Joaozinho (que dejará el club luego de la Copa del Mundo) de Brasil; Ricardo Laborde de Colombia y Mauricio Pereyra de Uruguay. Joaozinho también tiene la nacionalidad rusa.
En FC Zenit de San Petersburgo se encuentra la mayor concentración de argentinos de la liga. Emanuel Mammana, Leandro Paredes, Sebastián Driussi, Emiliano Rigoni y Matías Kranevitter. En el FC Terek Grozny, en cambio, se halla una gran concentración de brasileños: Rodolfo Bantas Bispo, Philipe Sampaio, Ismael Silva Lima, Ravanelli Ferreira Dos Santos y Léo Jabá forman parte de la plantilla.
En el FZ Anzhí Makhachkala, el argentino Juan Eduardo Lescano es el único latinoamericano en el club. El FC Tosno, al igual que CSKA, tiene dos brasileños; Ricardo Cavalcante Mendes y Anderson Carvalho.
El último club ruso es el FC SKA-Jabarovsk que cuenta con Alejandro Barbaro de Argentina, quien pasó por All Boys, San Lorenzo y Nacional antes de emigrar a Chipre para luego llegar a Rusia.
Finalmente en el Shakhtar Donetsk juegan Taison y Fred, ambos forman parte de la lista de 23 seleccionados de Brasil. El Shakhtar es un club de Ucrania, cuyo estadio sufrió grandes pérdidas desde 2014, producto de la disputa por Crimea entre rebeldes prorrusos y ucranianos, península que antes pertenecía a la URSS y pasó a ser una república autónoma dentro de Ucrania, al independizarse esta.
A pesar de los conflictos y los actos de discriminación, estas instituciones se han mostrado, en esta última década, muy abiertas a la inclusión de jugadores latinoamericanos en sus equipos y han roto las barreras socialmente impuestas décadas atrás.