viernes, noviembre 22, 2024

Desafiando barreras: las dificultades a la hora de practicar deportes paralímpicos en Argentina

Por Matías Di Menna  y Victoria Leccadito 

En la gran extensión de la tierra argentina en la que el fútbol resuena como un latido cultural y se apodera de las personas, existe un mundo paralelo de deportistas que desafían la adversidad: los atletas paralímpicos. Detrás de la inspiradora narrativa de superación y pasión, se esconde la cruda realidad que lamentablemente viven día a día: la dificultad que enfrentan estos guerreros modernos para practicar disciplinas adaptadas en el país.

Uno de los establecimientos más reconocidos del país, es el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard). Un lugar que le brinda oportunidades a los y las deportistas que allí pasan horas de su vida entrenándose para ser la mejor versión de sí mismos, compartiendo el espacio con otras disciplinas. Todos aquellos que pasan por el CeNARD, técnicos, dirigentes y atletas, tienen un mismo objetivo: dejar la bandera argentina en lo más alto posible, pero para ello primero deben tener los espacios adecuados y en condiciones dignas para hacerlo.

Lucas Díaz Aspiroz, representante de Argentina en parabadminton en los Juegos Parapanamericanos 2023, contó la experiencia de poder entrenarse en el CeNARD: “Donde se puede entrenar bien es acá. Te levantás, desayunás, te entrenás y así… Esto es lo que yo considero deporte de alto rendimiento y cómo se tiene que trabajar para conseguir medallas”.

Todos están enfocados en representar al país y en dejar una buena imagen hacia el resto, pero las dificultades comienzan en las raíces, en la falta de acceso a instalaciones deportivas adaptadas. En el CeNARD la infraestructura inclusiva es escasa, y muchos atletas se encuentran lidiando con la ausencia de rampas, vestuarios preparados para estas disciplinas y equipos específicos que faciliten su entrenamiento. Además, hay deportes que ni en ese lugar tienen su propio espacio y deben utilizar el de otras actividades, como es el caso del goalball y el bádminton, que acceden a los frontones de pelota, readecuando la cancha (modifican las dimensiones) con cintas o alfombras con las medidas y líneas respectivas de cada uno. Pero este es sólo un caso de muchos.

El apoyo financiero es otro eslabón débil en la cadena de los deportes paralímpicos en Argentina. La inversión en programas de desarrollo y en el respaldo directo con las becas  a los atletas con discapacidades a menudo es insuficiente. Esto deja a muchos luchadores en la cuerda floja, dependiendo en gran medida de la determinación personal y el esfuerzo, a pesar de la falta de recursos. Mientras que todos los equipos de fútbol masculino de la Primera División pueden elegir entre viajar en ómnibus o en avión a diferentes provincias del país. Hay deportistas que hasta hace poco estaban publicando su alias de las aplicaciones de billeteras virtuales en sus redes sociales para poder costear sus gastos generales y disputar el torneo al cual se calificaron, como fue el caso de la selección argentina de futsal para sordos. El hecho de sólo pensar en cómo estos atletas deben autoabastecerse o pedir ayuda para poder cumplir sus objetivos y sueños, permite comprender por qué potencias como Brasil o los Estados Unidos se ubicaron muy por encima en el medallero de los últimos Parapanamericanos.

Nuevamente, Díaz Aspiroz, de experiencia en los Juegos Paralímpicos Río 2016 y Tokio 2020 en canotaje, expresó que la diferencia de nivel se debe a que “los países que son potencia es porque tienen mucho apoyo y eso se refleja en los resultados. Un respaldo económico permite tener mejor equipamiento, lugares para entrenarse y así pueden prepararse bien durante 4 años”.

A pesar de estos obstáculos, la esperanza aún está intacta, distintas organizaciones  y defensores de los deportes paralímpicos en Argentina trabajan incansablemente para impulsar cambios. Campañas de concientización, iniciativas de recaudación de fondos y proyectos para mejorar la accesibilidad están surgiendo lentamente, llevando consigo la promesa de un futuro más inclusivo. La resiliencia y determinación de los atletas paralímpicos argentinos demuestran cómo viven la pasión por el deporte, y hasta dónde están dispuestos a llegar. Cada medalla que conquistan no sólo es un logro individual, sino un recordatorio de que la grandeza puede florecer incluso en terrenos difíciles.

En un país donde la pasión por el deporte late fuerte, la lucha por mejorar las condiciones para los deportes paralímpicos es una batalla que va más allá de las competiciones. Es una búsqueda colectiva de igualdad, inclusión y reconocimiento para aquellos que desafían la adversidad y encuentran en el deporte una vía para volar más alto.

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