miércoles, abril 24, 2024

La marginación del deporte paralímpico: cosa de nunca acabar

Por Yanella Palacios e Iván Haz

Se postergaron los Juegos Olímpicos 2020 por el coronavirus, pero no fueron los únicos. A la par, también se vio afectado todo el deporte paralímpico, del cual muy poco se habla.

En una coyuntura como la actual, es aún más notoria la desinformación a la sociedad por parte de los medios de comunicación. Que sólo se tome la suspensión de los Juegos Olímpicos como eje principal y prácticamente se deje de lado a los deportes adaptados es un claro ejemplo.

Al hacer menos énfasis en este tipo de competencias, es lógico que haya mucho más conocimiento sobre aquellos que no padecen ningún tipo de discapacidad. Hernán Barreto tiene 29 años y representa a Argentina en atletismo. El medallista de bronce en los Paralímpicos de Londres y Río de Janeiro opinó al respecto: “El deportista de esta clase no vende tanto como el convencional. A estos la televisión les da el espacio que a nosotros no y, debido a eso, gozan de una mayor visualización”.

Sin embargo, esto no solo pasa en nuestro país; hay otras naciones que también invisibilizan a sus atletas. Alberto Seoane, español de 32 años que se destaca en tenis de mesa, expresó: “Se necesita una mayor difusión en televisión y que las competiciones sean puestas en directo. Es un problema del deporte minoritario en general, no solo del paralímpico”. También afirmó que las cadenas privadas hacen caso omiso a los pedidos de difusión.

Las particulares de los torneos en deporte adaptado no los hace menos que ningún otro certamen. Sin embargo, casi nadie debate sobre cómo salió un partido de Los Murciélagos (Selección Argentina de fútbol para ciegos), pero sí sobre los encuentros del torneo local. Acerca de esto, Barreto aseguró: “No me siento muy lejos de un deportista que no sufre incapacidades físicas. Gané tres medallas paralímpicas y cuatro panamericanas”.

Una de las complejidades que tienen los atletas son los traslados, ya que todos ellos requieren un equipamiento adicional al de cualquier otro: va desde sillas de ruedas, alguna pieza ortopédica; hasta una segunda maquinaria, en caso de que haya una ruptura y sea necesario reemplazarla.

Hay situaciones en las que la discriminación es evidente, pero en otras suele pasar desapercibida: así sucedió con Gustavo Fernández, que el año pasado por medio de una carta anunció que no iba a participar en los Premios Olimpia ya que sintió que hicieron una diferenciación al haberlo nominado en la terna de deporte paralímpico, en lugar de tenis en general. Así lo exteriorizó: “Poco importa lo que hagamos como deportistas; siempre se nos mide con una vara distinta (…). Sin importar cuanto trabajemos para mejorar, para evolucionar, para crecer en cualquier aspecto de nuestro deporte, nunca vamos a pasar la barrera que se genera socialmente pura y exclusivamente por la discapacidad”.

Por otro lado, en una entrevista para “El Economista”, Mónica Guadalajara, directora de Marketing de Ottobock, empresa que fabrica prótesis, aparatos ortopédicos y ortesis entre otros elementos, explicó que el problema para que los competidores del deporte adaptado consigan patrocinadores es la falta de exposición y que esto “va más allá de cuestiones deportivas”. Guadalajara afirmó: “La sociedad no vela por las personas con discapacidad. Antes de comenzar los Paralímpicos de Río 2016 sólo se había vendido el 12% de las entradas a pesar de que costaban 3 dólares”.

Habrá mucho trabajo por hacer en el “mundo paralímpico” para que éste se ponga a la par de los otros deportes. Lo que buscan es la misma visualización e interés que tienen sus colegas convencionales; pensar en eso actualmente es casi imposible.

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