Resulta terminantemente complejo analizar la actualidad sin recabar, enfocar o buscar, entre tanto papel a la deriva e imagen impactante, en los rieles de la historia el accionar de los recuerdos que dictan el camino que conlleva las emociones del presente. La historia de algo es imprescindible si se quiere conocerlo.
Argentina y Francia no presentan una estructura conceptual que desate una unión, pero la vinculación de estos seleccionados, en el minúsculo y gigantesco mundo mundialista del rugby, sacude una particular cantidad de emociones. Las pondrá en marcha en la madrugada del día sábado 21 de septiembre, cuando la patada inicial los ponga de frente, una vez más, y enciendan el Grupo C de Japón 2019.
La espectacularidad del juego a manos de Agustín Pichot y Felipe Contepomi, los contraataques feroces, a puro desequilibrio y gambeta, de la inolvidable camiseta número 15 al cuerpo de Ignacio Nani Corletto y la orientación del brillante Juan Martín Hernández para dirigir el circuito desde atrás fue el método de bronce en Francia 2007.
Una actuación arrolladora del seleccionado local que rompió el límite del resultado histórico para avasallar al anfitrión por 34-10, a manos de cinco tries, y montar la bandera celeste y blanca junto a la de Sudáfrica e Inglaterra, quienes disputaron la final mediante la cual los Springboks se adjudicaron la Copa Webb Ellis por segunda ocasión.
Detrás de la coronación y detrás también de los elogios, tanto de quienes anunciaban el resultado y quienes florecían sorprendidos en cada jornada con los puntos de Contepomi y compañía, está el rugido puma en la inmensidad del Estadio de Francia aquella fresca noche de 2007 en la ciudad más turística del turismo, un porcentaje más enloquecida que en las noches anteriores, porque Los Pumas se medían ante Les Blues, en la inauguración del esperado y futuro bronce, para arrojar la ovalada al cielo y arrancar la sexta Copa del Mundo.
Un comienzo al coro de los gritos de Pichot, la arenga del grupo y las firmes lágrimas en el himno nacional argentino. La figura de Juan Martín Hernandez como apertura titular y una defensa inquebrantable se convirtió en la causa del batacazo en el Estadio de Francia. Un claro dominio con posesión de balón y un plan del entrenador Marcelo Loffreda que se ejecutó a la perfección dejó en claro el resultado final; 17-12. El equipo argentino despachó al anfitrión y se colgó la tapa de los diarios de Paris, y de Buenos Aires, para anunciar el porvenir de su camino en el certamen.
A pesar de la punzante espina en su tierra, el conjunto europeo posee su historia: Liquidó 47-26 al equipo argentino en el antiguo estadio Lansdowne Road de Dublín, demolido en 2007, por los cuartos de final del mundial de 1999. A pesar de haber ejecutado la ceremonia de apertura y cierra en Cardiff, la mayoría de los encuentros se realizó en las otras naciones del Reino Unido, Francia e Irlanda. En el plantel de los Pumas jugó Gonzalo Quesada, actual entrenador de los Jaguares.
La madrugada de esta parte continental nos espera con otro comienzo entre estos dos seleccionados. Francia-Argentina, 04:15hs. Para sacudir emociones y recordar la historia, que, si bien es, también está siendo. En Japón, las páginas en blanco están por ser escritas.