jueves, abril 25, 2024

Higuaín, francés de nacimiento y argentino de corazón

Joaquín Grasso

El duelo ante Francia por los octavos de final del Mundial de Rusia 2018 no será un partido más en la trayectoria de cada uno de los argentinos que entren al campo del Kazán Arena. Un resultado positivo podría representar el punto de despegue de un equipo que accedió a esta instancia atestado de contratiempos y sin una idea definida de juego, pero con la intención de sobreponerse y demostrar toda su jerarquía y potencial.

En cambio, un desenlace adverso marcaría el fin del ciclo en la Selección de varios de los “históricos”. En esta camada surge el nombre de Gonzalo Higuaín, quien además de cargarse la mochila con la presión popular de ser uno de los responsables por las tres finales perdidas, convive y entrena con la idea de tener que enfrentar el sábado al país que lo vio nacer.

Con la cuna en Francia pero con el corazón en Argentina. Gonzalo Higuaín nació en la ciudad de Brest, cuando su padre Jorge defendía los colores de Stade Brestois y a los dos meses arribó Buenos Aires. Desde muy joven comenzó a forjar su amor por la pelota y a seguir los pasos de su padre. Tras practicar baby fútbol hasta los 10 años en el Club Palermo, se sumó a las filas de River Plate. Realizó las inferiores desempeñándose como delantero de área y debutó en la Primera en 2005, de la mano de Leonardo Astrada.

Su prometedor inicio despertó el interés de importantes clubes europeos y el de una persona en particular. Raymond Domenech, por entonces entrenador de Francia. El francés lo convocó para un amistoso contra Grecia, en noviembre de 2006. Pese a ser una propuesta futbolísticamente atractiva, Pipita, como lo apodan desde niño, agradeció el llamado y la rechazó. “Es una falta de respeto”, aseguró el DT.

El deseo de Higuaín era debutar internacionalmente con la Selección Argentina. Sin embargo, la tramitación de los papeles para la doble nacionalidad no estuvo en regla cuando lo tentaron para unirse en 2007 al combinado albiceleste Sub-18. Su presentación debió posponerse hasta 2008, con la Sub-23 dirigida por Sergio Batista. Allí marcó dos goles en dos partidos, pero desafortunadamente quedó fuera de la nómina para disputar los Juegos Olímpicos de Beijing.

Su primera participación con la selección mayor fue en 2009, en el recordado choque de Eliminatorias frente a Perú. En la agónica victoria argentina por 2-1, Higuaín había convertido el primer tanto del encuentro pero todos los flashes se los llevó Martín Palermo, el héroe en la lluviosa noche. Luego de obtener la clasificación, Diego Armando Maradona ubicó su nombre entre los 23 citados para Sudáfrica 2010. En su primera participación mundialista se ganó un lugar en el once titular y respondió con creces: cuatro cotejos, cuatro goles –incluido un triplete a Corea del Sur-.

Desde ese momento, comenzó a ser uno de los nombres fijos en la escuadra nacional y un baluarte en ataque. Integró el cuarteto Di María-Messi-Agüero-Higuaín que tanto rédito le dio al entrenador Alejandro Sabella en las Eliminatorias rumbo a Brasil 2014. En la cita ecuménica convirtió el gol contra Bélgica que rompió la barrera y espantó los fantasmas de los cuartos de final, a los que Argentina no superaba desde Italia 1990.

No obstante, las tres finales perdidas consecutivamente –Mundial y dos Copas América- causaron el descontento del hincha con el equipo y el principal apuntado fue el actual delantero de Juventus. Fue víctima de burlas en las redes sociales, insultos y amenazas tras haber malogrado claras chances de gol en cada uno de los tres encuentros decisivos, que podrían haber significado el logro de algún título. Afortunadamente este clima hostil amainó su intensidad en Rusia 2018 y ahora Higuaín disfruta de la ovación de los hinchas argentinos que alientan en suelo ruso.

Este sábado será la primera vez del Pipita ante Les Bleus luciendo los colores albicelestes. Para él es un partido más. “Pasó hace mucho tiempo”, indicó. Y agregó: “Haber nacido en Francia fue algo circunstancial. Desde el primer minuto que me preguntaron dónde quería jugar, no tuve ninguna duda”. La única relación que lo vincula con su actual rival es el lugar de origen grabado en su documento. Tan solo eso. Porque Gonzalo Higuaín es un argentino nacido a 10.664 kilómetros de su verdadero hogar.

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