viernes, marzo 29, 2024

Bélgica armó la lista en 2002

Nahuel Gala (@NahueGala)

El 17 de junio del 2002, Bélgica fue eliminada de la Copa Mundial de la FIFA en manos de una selección brasileña descomunal y avasallante que dejó sin esperanzas a una nación que llevaba tres campeonatos consecutivos sin estar entre los ocho mejores. Ronaldo y Rivaldo, quienes trece días más tarde alcanzarían la gloria máxima, marcaron no solo los goles del triunfo carioca sino un antes y un después en la contemporaneidad del conjunto denominado “Los Diablos Rojos”.

La Copa del Mundo de Corea–Japón había concluido. Brasil había obtenido el pentacampeonato y los europeos habían vuelto a casa con las manos vacías. Fue entonces que un diario local belga publicó un informe sobre las futuras promesas del fútbol nacional. Jugadores como Romelu Lukaku –con tan solo 9 años–, Kevin De Bruyne y Eden Hazard –en ese momento con 11 cada uno– aparecieron entre los destacados por la prensa, junto a una amplia cantidad de jóvenes que los acompañaban, con aspiraciones de lograr un buen desempeño próximo. ¿El motivo de la publicación? Develar la nueva gran camada de jugadores que traerían alegría y esperanza a un país que buscaba revancha en el torneo más importante del planeta.

La edad promedio de estos niños no superaba los 15 y ninguno tenía posibilidades de debutar en primera división todavía. Era cuestión de esperar. Para las Eliminatorias camino a Alemania 2006, los únicos que aparecieron en aquel recorte periodístico y que ya habían tenido su debut internacional con Bélgica fueron Timmy Simmons –quien disputó el Mundial del 2002 con 25 años pero que aun así figuraba bajo la lupa– y Vincent Kompany.

Desafortunadamente, los Diablos Rojos no lograron clasificar a ese campeonato. Quedaron cuartos en el Grupo 7 por debajo de España y Serbia y Montenegro –clasificadas invictas en los diez partidos disputados– y el resto de sus pequeños talentos seguían a la espera del debut internacional. En el transcurso de la clasificación a un nuevo desafío de tal talla, la incorporación de los jóvenes era inminente. Una vez que Italia alzara la copa dorada en el Estadio Olímpico de Berlín, el refuerzo de las futuras estrellas tenía fecha de entrega.

El próximo destino: Sudáfrica 2010. Nicolas Lombaerts, Mousa Dembélé, Kevin Mirallas, Guillaume Gillet, Jan Vertonghen, Axel Witsel, Sébastien Pocognoli y Eden Hazard continuarían llenando el rompecabezas que dio comienzo hace ya más de media década pero que debía continuar con la perseverancia que lo caracterizaba. Estos ocho jugadores debutaron con la selección mayor en pleno proceso de preparación para el Mundial que finalmente vieron por televisión y que, además, consagró a España en lo más alto del planeta y dejó a Holanda con su tercer subcampeonato.

Ya ocho años, dos Copas del Mundo de por medio, y un conjunto belga que no hacía flote en una Eliminatoria europea que se le hacía cada vez más complicada. En esta ocasión, volvió a quedar cuarto. Turquía, Bosnia y Herzegovina –que quedó afuera en el repechaje frente a Portugal– y España le arrebatarían su boleto con destino a tierras africanas.

Pero los demonios cada vez estaban más cerca del objetivo. Romelu Lukaku, Christian Benteke, Kevin De Bruyne, Simon Mignolet y Dries Mertens completarían, finalmente, el rompecabezas que se había armado en el 2002. Para el 2011, una vez iniciada la fase clasificatoria rumbo a Brasil 2014, todas las futuras promesas compartían selección y buscaban demostrar que todo esto era cuestión de tiempo.

Al año siguiente, Marc Wilmots –capitán de Bélgica en Corea–Japón– asumió como entrenador nacional y fue quien afianzó un grupo a base de talento joven y experiencia. El comandante de los Diablos Rojos que disputaron una Copa Mundial por última vez se haría cargo de la dirigencia técnica de un elenco belga que buscaba el retorno a la cita más importante que tiene el fútbol. El equipo se reforzó con Toby Alderweireld –acompañante de Vertonghen en la zaga central del Tottenham–, Yannick Ferreira Carrasco –extremo del Dalian Yifang chino– y Thibaut Courtois –arquero del Chelsea– como principales caras que se sumaron a los personajes del 2002.

El Grupo A de las Eliminatorias UEFA albergó a este seleccionado junto a Croacia y Serbia como los rivales más directos –ambos pertenecientes a la exYugoslavia–. Bélgica clasificó de manera invicta y cumplió con la premonición que se había realizado 12 años atrás. Brasil 2014 fue la edición del regreso a un torneo grande para los Diablos Rojos. Se quedaron afuera en cuartos de final con un gol de Gonzalo Higuaín en el inicio del encuentro, lo que concretó la eliminación de los europeos a manos de una Argentina que finalizaría subcampeona.

Niños que se convirtieron en muchachos maduros y, posteriormente, adolescentes transformados en adultos jóvenes. Once de los 15 demonios divulgados al mundo en el 2002 le devolvieron la alegría a un pueblo belga y cumplieron lo que aquel viejo periódico había anunciado. Lo remarcable de esta historia es que, mientras que los pequeños que fueron reclutados a principio de siglo no habían debutado en la selección mayor, el conjunto belga no había podido representar a su país en una Copa del Mundo.

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