Por Maximiliano García
-No me gustan tanto los clubes grandes, prefiero las pequeñas revoluciones.
Trabajo, sacrificio y perseverancia.Tres atributos que pueden definir la personalidad de Sebastián Méndez. Un bicho raro dentro del mundo del fútbol, como lo consideran algunos, pero si hay algo que tiene claro este entrenador es que sin sus ideas o principios no hubiese podido llegar al lugar donde se encuentra hoy en día. Un luchador que a pesar de recibir diferentes golpes siempre supo resurgir, sacándose el famoso casete a la hora de declarar y mostrándose siempre transparente sea cual sea la circunstancia.
Desde sus inicios, El Gallego sabía que debía ayudar a su familia en el plano económico. Sus padres, nacidos en España, habían llegado a la Argentina con el objetivo de buscar una nueva oportunidad que les permitiera llevar una vida más cómoda. Méndez comenzó a desempeñarse junto a su padre como panadero y al mismo tiempo, se preparaba en las divisiones inferiores para cumplir su sueño de debutar en Primera.
Su presentación como futbolista fue en Vélez en 1994 y lejos de poder disfrutar su primer sueldo, gastó su dinero en medicamentos para su abuela que se encontraba enferma. A lo largo de su carrera, los problemas volvieron a estar presentes: debió afrontar 10 operaciones que lo obligaron a retirarse en el año 2009, teniendo tan solo 32 años. En aquella época, Méndez comenzó a asistir a terapia para intentar escaparle a esos días tristes y cotidianos, y encontró su tranquilidad nuevamente en el fútbol. En este caso, desempeñándose como entrenador de San Lorenzo y Banfield en sus inicios, entre los años 2009 y 2011.
Idea de juego
Luego de su paso por varios clubes, integró el cuerpo técnico de Diego Maradona en Gimnasia y Esgrima La Plata. Tras el fallecimiento de Pelusa, recibió la propuesta de los dirigentes del club para ser el entrenador del plantel pero demostrando su lealtad hacia las personas con las que trabajaba, decidió rechazar la oferta ya que consideraba que ese proyecto no era suyo. Aunque esto sorprendió a la gente de la institución, no era la primera vez que tomaba una decisión como ésta; en 2014 había dejado de ser el técnico de Atlanta por la falta de pago a sus jugadores.
Su mejor campaña como entrenador fue en Godoy Cruz en 2016, torneo en el que su equipo finalizó en la segunda posición, obteniendo la clasificación a la Copa Libertadores.
En 2021 recibiría nuevamente un duro golpe, que en este caso implicaría el suicidio de Santiago García. Sus equipos terminaron convirtiéndose en un reflejo de su personalidad, luchando ante las adversidades y siempre teniendo un plus para reponerse, porque si hay algo que caracteriza a El Gallego, como en su etapa de jugador, es no dar una por perdida.