jueves, noviembre 21, 2024

Wurzburgo, tierra de gigantes

Por Martín Fernández

Dentro de la provincia de Baviera, en el corazón de Alemania, se encuentra Wurzburgo, una antigua ciudad cuyo primer registro es en el siglo IV, bajo el nombre de Uburzis. Desde entonces, continuó desarrollándose a lo largo del tiempo hasta el bombardeo británico que estalló un par de meses antes de la rendición de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que el centro histórico terminó destruido luego del ataque, los monumentos más importantes fueron reconstruidos y hoy en día son importantes puntos de interés de la arquitectura barroca. 

Wurzburgo también es conocida por ser una sede universitaria desde el siglo XV, una cuna de biólogos, físicos, abogados y, además, jugadores de básquet. La “escuela de Würzburg” surgió en base a la investigación de la psicología experimental de Wundt, pero el primer “discípulo” que brilló por su habilidad encestando una pelota fue Dirk Nowitzki, el mejor jugador alemán de la historia.

El ala-pivot llegó a Dallas Mavericks luego del Draft de la NBA de 1998, directo desde Alemania. Tuvo una mala temporada de rookie, pero al año siguiente dio el salto de calidad que le permitió iniciar su camino para consolidarse como el jugador de la franquicia. El gigante de 2,13 metros no se movió del equipo texano y jugó allí 21 temporadas, participó en el All-Star en 14 ocasiones, en 2007 se convirtió en el primer europeo en conseguir el premio al MVP de la NBA y obtuvo el anillo y el trofeo del MVP de las Finales en la temporada 2010/11. Como si esto fuera poco, es el único jugador extranjero que anotó más de 30.000 puntos en la liga y quedó sólo por detrás de Michael Jordan, LeBron James, Kobe Bryant, Karl Malone y Kareem Abdul-Jabbar en la tabla de máximos anotadores. Es una figura muy querida y respetada por la mayoría de los aficionados de la competencia y, en un futuro no muy lejano, entrará en el preciado Salón de la Fama. También se destacó como jugador FIBA con la camiseta teutona, liderando a su equipo en el Mundial de Indianápolis 2002 para obtener la medalla de bronce, torneo en el cual terminó como máximo anotador y Jugador Más Valioso.

El segundo “discípulo” de la escuela de Würzburg que arribó a la liga más importante del mundo fue Anthony Randolph. Si bien ocupaba la misma posición en la cancha que su predecesor, su trayectoria fue totalmente diferente. Nació en la ciudad alemana pero sus padres eran estadounidenses, por lo que finalmente emigraron al país norteamericano cuando era un niño y se radicó allí. Luego de un año en la Universidad de Louisiana, fue drafteado en la primera ronda en 2008, pero nunca logró establecerse en la liga, por lo que finalmente volvió a Europa tras ser rescindido por Orlando Magic en 2014. En 2019 jugó en el Real Madrid y se consagró campeón de la Liga ACB, pero lo más peculiar de este jugador fue su carrera FIBA. A pesar de haber nacido en territorio germano y de haber conseguido la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de 2015 representando a Estados Unidos, en septiembre de 2017 consiguió el oro en el EuroBasket portando la camiseta de Eslovenia. 

El nuevo heredero de las tierras de Würzburg hace recordar a la gran figura de Nowitzki por algunas de sus características, como su altura, su posición y su equipo actual, los Dallas Mavericks, aunque la diferencia entre ambos, tanto en influencia como peso en el juego, es más que significativa. Maximilian Kleber, ala-pivot titular de Alemania en el Mundial de China 2019, terminó su segunda temporada en la NBA y tiene contrato asegurado hasta 2022. Si bien todavía no se destacó, tiene la oportunidad perfecta para demostrar sus capacidades en este torneo. Además, el jugador de veintisiete años es muy apreciado por los aficionados de su franquicia y esperan que pueda ocupar un rol más importante en la próxima temporada, e incluso, por qué no, poder consagrarse junto al esloveno Luka Doncic, al igual que Randolph.

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