Por Iván Fradkin
Pasó una nueva victoria de Argentina en el Mundial de Básquet de China. Mucho ruido hizo el gran trabajo ofensivo y defensivo del combinado nacional y la sublime actuación del inoxidable Luis Scola, con nuevo récord incluido -uno más y van-. Pero bajo la figura del segundo goleador histórico de las Copas del Mundo emergen otros emblemas del equipo. Fácil es nombrar a los bases Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola, pero en palabras del Orlando Magic Daily, cuenta con reconocimiento que sigue la actualidad de la franquicia del estado de Florida, “susurros…denle una chance real en la NBA a Patricio Garino”.
<whispers> Give Patricio Garino a real chance in the NBA
— Orlando Magic Daily (@OMagicDaily) 2 de septiembre de 2019
Los 17 puntos, 7 rebotes, 1 asistencia, 3 robos y 4 tapones del Pato son un buen reflejo de lo que fue su partido ante Nigeria (victoria 94-81). No obstante, sería un tanto acotado quedarse con un paréntesis meramente estadístico, porque su influencia en el juego del Alma va mucho más allá. A pesar de que siempre, desde su etapa en la universidad estadounidense de George Washington, destacó por su potencial e intensidad en defensa, cuando se pone la celeste y blanca aporta sobremanera en el aspecto ofensivo.
Tras su etapa universitaria, Garino coqueteó en más de una oportunidad con la National Basketball Association. No fue en el Draft del 2016, en la Liga de Verano que disputó con Orlando Magic ni en el contrato que firmó con San Antonio Spurs, ya que solo le dio la posibilidad de jugar para Austin Spurs, la filial de la franquicia texana perteneciente a la Liga de Desarrollo. El turno le llegó tras acumular buenos rendimientos en la -por ese entonces- D-League. El acuerdo con el Magic lo habilitó para disputar la liga de élite del baloncesto de Estados Unidos. Sin embargo, el Pato tuvo poco tiempo sobre el parqué: cinco partidos entre los que acumuló solo 43 minutos y no convirtió puntos.
Luego fue cortado y fichó por el Saski Baskonia de España, equipo en el que brillaron muchos jugadores argentinos, como Scola, Andrés Nocioni, Pablo Prigioni, Walter Herrmann, Fabricio Oberto, Hugo Sconochini y Marcelo Nicola. Hoy, la plantilla que compite en la Liga ACB reúne a Garino y a Luca Vildoza, también integrante del seleccionado nacional. En la última temporada, a pesar de haber tenido el tercer mejor balance de la temporada regular, apenas una victoria abajo del Barça y dos del Real Madrid, sucumbieron en los cuartos de final de los playoffs.
Que hoy una cuenta con un seguimiento diario de la franquicia de la que formó parte pida una chance real, es decir, con una buena dosis de minutos y oportunidades, para el Pato es un buen indicio. Significa que no fueron del todo justos con él o que notaron un gran progreso. Lo cierto es que Patricio, que debutó con la Selección en 2015, obtuvo dos medallas de plata en FIBA Américas, disputó los Juegos Olímpicos de Río 2016 y logró recientemente el oro en los Juegos Panamericanos de Lima con una notable performance individual y grupal, pide pista.
Planilla completa en todos los rubros estadísticos (17 puntos, 7 rebotes, 1 asistencia, 3 recuperos y 4 tapa), intensidad en ambos costados de la cancha y mucha energía para contagiar a todo el equipo.
Compacto del tremendo partido de Pato Garino. pic.twitter.com/oqd0npljjj
— CABB (@cabboficial) 2 de septiembre de 2019
Ilusiona ver jugar a Argentina de esta manera. La vigencia de Scola, con los retiros escalonados de la emocionante Generación Dorada, sumado a chicos que son una realidad indiscutible y jóvenes que auguran un futuro prometedor, esperanza. Laprovittola y Nicolás Brussino tuvieron sendas oportunidades en la NBA, el primero en San Antonio Spurs y el segundo en Dallas Mavericks y Atlanta Hawks. Todavía no le llegó la hora a Campazzo, hoy figura del Real Madrid; también sueña pisar suelo norteamericano Gabriel Deck. Y atrás, pibes que disputaron el Mundial Sub-19 de Grecia y de a poco empiezan a foguearse en universidades, como Francisco Caffaro y Francisco Farabello, o en equipos europeos, como los casos de Leandro Bolmaro y Juan Ignacio Marcos. Tiempo al tiempo, decía Fito. Y de a poco, o no tan de a poco, esos susurros se van a convertir en gritos. Y esos gritos en realidad.