Por Juan Cruz Tomasco y Martina Espada
Sofía Outeiral, jugadora de la categoría G del hockey femenino de Boca Juniors, compartió cómo el deporte fue una constante en su vida desde muy pequeña. La barilochense comenzó a jugar hockey a los 4 años en torneos intercolegiales, enfrentándose en el sur con la particularidad de jugar en pista, un formato indoor similar al futsal. Desde esos primeros años, el deporte fue forjando en ella una pasión y una dedicación inquebrantables.
“Desde los 4 años hasta los 17 seguí compitiendo en el sur, donde jugábamos el torneo ‘Lagos del Sur’ con otras provincias como Neuquén y Chubut”, relató. La transición al césped sintético no fue fácil. Sofía recordó la incertidumbre inicial, ya que no tenía experiencia en esa superficie. Sin embargo, el deseo de ser parte de La Ribera, el club de sus amores, la impulsó a intentarlo: “Pedí un palo prestado y me animé a las pruebas en Boca, fue un sueño que nunca imaginé”.
Sofía Outeiral compartió cómo fue su inesperado camino hacia el mundo xeneize y lo que la motivó a unirse al club. “Yo le había dado de baja a lo que era el deporte, medio que indagaba en otros deportes. Cuando salió todo esto fue muy loco porque vi en las redes sociales que habían armado un Instagram con el nombre Boca Hockey. Pero viste cuando se arma una de esas cosas que pensás ‘esto es cualquier cosa’. Un día veo en las historias que suben un formulario para las pruebas. Soy muy fanática de este club que se sentía muy irreal para mí. De la cantidad de solicitudes, este formulario se dio de baja. Un día fui a averiguar presencialmente, entré a las instalaciones y era todo muy nuevo. Me preguntaron si tenía ropa para entrenar y les dije que no. ‘Bueno, el martes venite’, me dijeron. Pasó un año y sigo soñando.”
El vínculo con su madre es esencial en su camino deportivo; fue quien siempre la apoyó y motivó. El amor por el club que ama también desempeñó un papel fundamental. Ser hincha xeneize la hizo vivir con intensidad la oportunidad de vestir la camiseta y de representar los colores azul y oro. “Es como una familia, mis días giran en torno a la institución”, afirmó emocionada.
La agenda de Sofía está llena de compromisos: entrenamientos diarios y partidos, sumado a sus estudios en Comunicación Digital, en los que se encuentra en tercer año de la carrera. Lograr el equilibrio no fue fácil, pero aprendió a gestionar el tiempo aprovechando los viajes en colectivo para estudiar. “Me relajé con la facultad para poder disfrutar de las dos cosas, pero siempre le dedico el tiempo necesario al estudio”, explicó.
El ascenso a la categoría F fue un logro memorable para Outeiral y sus compañeras. En su primer año como equipo, alcanzaron el campeonato y demostraron que la unión y el esfuerzo colectivo son fundamentales: “Tener un ascenso y campeonato todo en un año y en mi primera temporada es algo inimaginable. Hay un montón de chicas que tienen mucha experiencia en el club y te dicen que un ascenso y un campeonato no lo viven como nosotras. Lo nuestro era estar allá arriba. De hecho, nosotras ascendimos siete fechas antes de finalizar el torneo, es un montón. Todas las que estamos en el club somos muy hinchas de Boca y se intenta dejarlo en lo más alto siempre. Salir a darlo todo por el escudo y la camiseta que llevamos. Fue todo una locura en este último tiempo contener la adrenalina y siempre llevar a Boca en lo más alto. Yo creo que temporada tras temporada se va a poder llevar este ascenso”.
Las Xeneizes no perdieron ningún partido y solo les queda la última fecha para finalizar el campeonato. Ganaron 28 veces y empataron una sola vez de los 29 encuentros que disputaron, permaneciendo invictas del campeonato. Anotaron 139 goles a favor y recibieron 11. Lideran la tabla con 85 puntos, con una gran ventaja de 19 unidades con el equipo Municipalidad La Matanza,como su escolta.
Respecto a su preparación física y mental, la hockista que se posiciona como volante destacó el papel crucial del cuerpo técnico: “Creo que aquí el rol más importante que cumplen son los entrenadores y el cuerpo técnico en general. No nos pudo haber tocado un cuerpo técnico mejor para lograr estos objetivos que fueron de primer año. Hay una constante de parte de los entrenadores, siempre a disposición de que el equipo funcione bien. Porque esto es así; no es que si tenés una jugadora buena como Messi vas a poder anotar los goles y ganar. Necesitás un equipo, tanto las que están adentro como las que están afuera, y las que en el transcurso del año se fueron lesionando nos apoyaron desde la tribuna. Hicimos una buena preparación física; tuvimos una pretemporada que cada una hacía por su cuenta. En febrero nos dijeron en qué categoría iba a estar cada una, y en la pretemporada ya entrenabas con tu equipo y de ahí siempre ibas subiendo escalones. El preparador físico siempre intentaba que estemos más arriba. En invierno hicimos una mini pretemporada”.
– ¿Qué factores crees que fueron importantes para conseguirlo?
–Para mí, tener un cuerpo técnico que tenga una buena base es el sostén de todo. Como en todo equipo, siempre hay conflictos porque somos personas, y porque es un grupo que se formó de 40 personas en todo el plantel, sin conocernos, de muy diferentes edades y experiencias. Gente que nunca había jugado un Metropolitano, gente que nunca había jugado en un club de hockey; lo más importante fue la base de nuestro cuerpo técnico. Si surgía un inconveniente, siempre estaban ahí para hablar, muy motivadores. Cualquier conflicto que teníamos, lo resolvíamos en el vestuario y no lo dejábamos pasar, porque llega un momento en que se rebalsa todo. La comunicación es muy buena en el equipo. En el año tuvimos un montón de conflictos de pavadas en un entrenamiento o en la cancha, que son cosas que nos pasan a todas, y siempre tuvimos la predisposición de hablarlo. Creo que eso fue un punto muy positivo del equipo.
Además, la hockista habló sobre el impacto positivo de su entrenadora, Jorgelina Rimoldi y de la manager del club, Vanina Oneto, quienes han dejado una huella importante en Las Leonas. Los consejos y la cercanía de Jorgelina marcan la diferencia en cada partido: “Lo último que dice antes de un partido es: ‘Disfruten’, y eso marca la diferencia”, contó.
La jugadora boquense sueña con seguir creciendo en el hockey y aspira a jugar en el exterior, pero también valora la importancia de completar su carrera universitaria. Consciente de que el camino está lleno de desafíos, asegura que siempre estará lista para lo que venga: “Mis objetivos dependen de la facultad, pero siempre estaré lista para lo que venga”.