Por Diego Stoler
No es casualidad que la única final en 2024 de un torneo ATP 500, o más, sea entre tenistas argentinos (Mariano Navone y Sebastián Báez). Tampoco es casualidad que Argentina se encuentre entre los únicos seis países que tienen o tuvieron ocho tenistas dentro del top 100 del ranking ATP en 2024, hito que comparte con Alemania, Australia, España, Estados Unidos, Francia e Italia.
La camada de tenistas argentinos nacidos entre 1998 y 2001 empieza a ser protagonista de grandes torneos ATP, como lo fueron en el Masters 1000 de Miami de 2022 o el Roland Garros 2023 con Francisco Cerúndolo y Tomás Etcheverry.
Francisco Cerúndolo (foto) fue el primero en emerger en el circuito. En el ATP 250 de Buenos Aires de 2021, el tenista de 23 años sorprendió a todos con su gran rendimiento, ya que no solo había superado la qualy en su primer Buenos Aires Open, sino que también consiguió su primera final. En aquel partido, Cerúndolo perdió por 6-1 y 6-2 ante Diego Schwartzman, el último argentino en alcanzar el top 10 del ranking ATP. De todas formas, las sensaciones eran positivas.
El rendimiento de Cerúndolo en el ATP 250 de Buenos Aires no había sido cuestión de suerte, y así lo reafirmó durante todo 2022. Después de un comienzo lento llegó al Masters 1000 de Miami con un cuadro complicado en el que iba a tener que enfrentar a tres top 30 de forma consecutiva —el francés Gaël Monfils y los estadounidenses Reilly Opelka y Frances Tiafoe—.
Cerúndolo mostró todo su potencial al derrotar a sus tres rivales y perder un solo set en los tres partidos para así llegar a los cuartos de final. Jannik Sinner, actual número 1 del mundo, fue el rival en cuestión. Cerúndolo comenzó en un gran nivel y logró quebrar el servicio del italiano para poner el marcador 4-1 en el primer set. Para la “suerte” de “Cisco”, Sinner se vio forzado a retirarse del partido por una lesión. De esta manera, Argentina volvía a tener un tenista en las semifinales del Masters 1000 de Miami después de Juan Martín Del Potro en 2018.
El camino de Cenicienta de Cerúndolo finalizó en las semifinales. El noruego Casper Ruud lo venció 6-4 y 6-1 y privó al bonaerense de ser el cuarto finalista argentino en la historia del Masters 1000 de Miami, después de Alberto Mancini en 1992, Guillermo Coria en 2004 y Guillermo Cañas en 2007. La derrota no frenó el ascenso de Cerúndolo, que a partir de este resultado ingresó al top 50 del ranking ATP, lugar de donde no salió más hasta la actualidad.
Sebastián Báez (foto) fue quien acompañó en 2022 a Cerúndolo como joven emergente en el circuito ATP. Aunque el recorrido de Báez fue muy diferente. El oriundo de San Martín en su juventud fue el tenista argentino más sobresaliente de su camada al lograr ser número 1 del ranking de júniors y llegar a la final del Roland Garros de júniors en 2018, todo esto en su año debut en la categoría.
La proyección de Báez tuvo como inconveniente el COVID-19, aunque apenas volvieron los torneos profesionales, pudo competir en su primer Challenger en noviembre de 2020 y tardó solo cuatro meses en conseguir su primer título en esa categoría. Fue en el Challenger de Concepción al derrotar 6-3, 6-7 (5) y 7-6 (5) a Francisco Cerúndolo siendo este su primer encuentro profesional.
Báez siguió en el circuito Challenger y en 2022 dio el paso hacia adelante en los torneos ATP al tener grandes resultados como la final del ATP 250 de Santiago de Chile o el ATP de Estoril, torneo en el cual Báez consiguió su primer trofeo ATP el cual también significaba el primer título para la “nueva camada”. El próximo gran torneo de Báez fue el ATP de Bastad, en donde el camino lo volvió a encontrar con Cerúndolo, en una nueva final entre argentinos.
Esta generación de jóvenes tenistas solo puede ser explicada por la competitividad. Entre los seis tenistas nombrados como la nueva camada (Sebastián Báez, Francisco Cerúndolo, Facundo Díaz Acosta, Francisco Comesaña, Mariano Navone y Tomás Etcheverry) hay nueve partidos de semifinales y finales en torneos profesionales.
La psicóloga deportiva Azul Teruel, quien trabaja con jóvenes tenistas mexicanas como Carolina Alonso o Claudia Sofía Martínez Solís, aclara que en el tenis, al competir tantos años entre ellos, se crea un concepto de competencia interna que logra que intenten superarse no solo a ellos mismos sino que también al rival de su infancia. Además, la psicóloga afirma que al estar en constante competencia se empieza a crear el pensamiento de “si pudo conseguir esto, yo que vengo compitiendo con él desde hace años, también puedo”, lo que hace que los tenistas se comparen constantemente. De igual manera, esta comparación termina por generar una rivalidad entre los tenistas que humanamente los acaba por enemistar.
En la final de Bastad, Cerúndolo derrotó por primera vez a Báez en un torneo de la máxima competencia (ya lo había vencido en un Argentina F6 en 2018): fue 7-6 (4) y 6-2. Este fue el primer trofeo ATP de Cerúndolo y sembró una rivalidad que hoy quedó nuevamente en favor de Báez (3-1 en duelos directos) luego de su último encuentro en el ATP 500 de Río de Janeiro.
Otro tenista joven que integra la nueva camada es Tomás Etcheverry (foto). El “Retu” dio el salto al circuito ATP en la gira sudamericana de 2023. En el ATP de Buenos Aires llegó a los cuartos de final y luego casi se consagra en el ATP de Santiago, en donde perdió la final ante el local Nicolás Jarry. Más adelante, en el año, Etcheverry logró una consistencia en su juego que lo llevó a los cuartos de final del Roland Garros 2023, siendo esta la máxima instancia que llegó un jugador de la nueva camada en Grand Slams.
En 2024 se terminó de concretar la llegada de la nueva camada con la consagración de Facundo Díaz Acosta en el ATP 250 de Buenos Aires, la aparición de Mariano Navone, finalista del ATP 500 de Río y con la última irrupción de Francisco Comesaña, quien venía de destacar al ganar cinco torneos Challenger y sorprendió a todos en la primera ronda de Wimbledon al derrotar a Andrey Rublev, quien llegaba como el sexto sembrado.
La academia Cerúndolo ubicada en el Club Ciudad de Buenos Aires y dirigida por el padre de Juan Manuel y Francisco, Alejandro Cerúndolo, fue el gran lugar de formación para la mayoría de la nueva camada. Además de sus hijos, los tenistas Mariano Navone, Francisco Comesaña, Tomás Etcheverry y Sebastián Báez también pasaron en algún momento de sus carreras por la institución.
Sebastián Báez entrenó en la academia Cerúndolo hasta los 10 años, edad en la que se fue a la tutela del exnúmero cuatro del mundo José Luis Clerc. En la academia llevó una gran rivalidad con el menor de los Cerúndolo, Juan Manuel, y no con quien años después iba a ser su rival en el circuito ATP, Francisco Cerúndolo.
Alejandro Cerúndolo, quien sigue a cargo de la academia y está en el club desde que abre hasta que cierra, cuenta en un entrenamiento que Báez fue quien más desafío en su infancia a Juan Manuel Cerúndolo, y que a pesar de no ser tan talentoso como otros tenistas Báez desde chico demostró una fuerza mental que era poco común en niños de su edad.
Juan Manuel Cerúndolo y Sebastián Báez fueron los jóvenes que más destacaron como promesas al ser los únicos de la camada en llegar a consagrarse como número 1 del ranking junior.
El recorrido de Mariano Navone (foto) fue muy diferente, en su caso llegó a la academia en el 2021 con el objetivo de insertarse de lleno en el circuito ATP. “La Nave” durante ese año no obtuvo sus mejores resultados y tuvo que ganar rodaje en torneos M15 y M25, pero en 2022 cambió todo el panorama para el oriundo de 9 de julio al llegar a las finales de los Challengers de Buenos Aires, Corrientes y Santa María. En la academia Navone encontró a su actual entrenador, Andrés Dellatorre, quien también supo ser entrenador de Juan Manuel Cerúndolo y con quien logró su explosión en el circuito ATP en 2024.
La academia Cerúndolo cuenta con más de 80 tenistas, entre jóvenes que empiezan de muy temprana edad hasta personas mayores de 50 años. Lo que transmite tanto la academia como Alejandro Cerúndolo es una gran competitividad y fraternidad que hace que los jóvenes quieran ganarse los unos a los otros, pero que en los torneos se sientan como todos parte de un equipo.
Pico Bussoli, un tenista amateur y empresario gastronómico, lleva más de tres años en la academia y se unió cuando tenía 35 años. Bussoli no llegó a la academia como un simple aficionado al tenis, sino que llegó a través de su hijo Bautista, de 12 años, quien desde que arribó en la academia cuando tenía 8 años mostró un gran talento que lo lleva hace más de un año a competir en torneos regionales y nacionales. Bautista Bussoli sueña con algún día ser como Navone, Francisco Cerúndolo o Báez.
El empresario remarca que en la academia lo principal es lo humano y que a pesar de ser la academia formadora con más tenistas argentinos en el circuito ATP, desde Alejandro Cerúndolo hasta todos los entrenadores que forman parte intentan que los chicos no se dejen llevar por el sueño de ser profesionales y no abandonen los estudios.
La competitividad siempre fue el bastión que hizo que los tenistas argentinos se fueran superando entre sí, desde la rivalidad de José Luis Clerc con Guillermo Vilas o la de Nalbandian con Juan Martín Del Potro.
Aunque el gran ejemplo de la competitividad como ambición para superarse entre compatriotas es la rivalidad entre Guillermo Coria y Gastón Gaudio. El antagonismo comenzó en la final del ATP 250 de Viña del Mar en 2001. “El Mago” logró el campeonato y, para festejar, hizo el festejo del goleador de River Marcelo Salas, algo que Gaudio no tomó muy bien.
“El Gato” tuvo su revancha en el ATP de Buenos Aires, unas semanas más tarde, cuando volvieron a enfrentarse en los cuartos de final. Esta vez Gaudio venció a Coria y le devolvió la chicana con un baile. La relación terminó de explotar en las semifinales del torneo de Hamburgo en 2003, cuando luego de que Coria lograra el pase a la final, miró de manera desafiante a Gaudio, quien le respondió con una frase que pasó a la historia del tenis argentino: “¿Qué te pasa? Si mirás mal te cago a trompadas, gil”. Gaudio en diversas entrevistas, aseguró que en los vestuarios llegaron a golpes de puños mientras que Coria garantizó que la discusión en la cancha fue el final de la pelea y que no hubo violencia física.
La rivalidad culminó en la mítica final de Roland Garros de 2004 en donde Coria y Gaudio se volvieron a encontrar, aunque esta vez en la final de un torneo Grand Slam. También ese Roland Garros de 2004 fue el pico más alto de “La Legión”. Juan Ignacio Chela, David Nalbandian, Coria y Gaudio llegaron a los cuartos de final del abierto francés al marcar un resultado histórico de cuatro de ocho cuarto finalistas de un mismo país en un Grand Slam.
Nalbandian, Coria y Gaudio ganaron sus duelos. De esta manera llegaron a las semifinales y lograron un hecho que quedará en la historia grande del Roland Garros al tener tres de cuatro semifinalistas de un mismo país, algo que solo había ocurrido dos veces en la historia.
La nueva camada de tenistas argentinos son grandes animadores del circuito ATP aunque aún no tienen el protagonismo que supo tener “La Legión” con ganadores de Masters 1000 o de Grand Slams. El ATP 500 de Río, en donde tres de los cuatro semifinalistas fueron argentinos, puede ser el principio del ascenso de la camada.
El torneo que se asemeja al ATP 500 de Río es el Masters Serie de Hamburgo en 2003. En ese torneo los cuatro semifinalistas fueron argentinos —Nalbandian, Coria, Agustín Calleri y Gaudio— y formaron el cuadro final en el que quien levantó el trofeo fue Guillermo Coria. Ese torneo culminó la irrupción del “Mago” a lo más alto del tenis después de levantar el trofeo y llegar por primera vez al top 10; a Nalbandian lo consagra como un gran tenista de polvo de ladrillo después de su resplandor en Wimbledon 2002.
Por su parte Gaudio y Calleri llegaban como el número 29 y 31 del ranking ATP, respectivamente, posiciones muy parecidas a las que se encontraban Navone y Francisco Cerúndolo después del ATP 500 de Río, mientras que Báez se encontraba 18º del ranking, también muy similar a la posición donde se ubicaba Coria cuando comenzó el Masters de Hamburgo (16).
Se espera que Francisco Cerúndolo, Sebastián Báez, Tomás Etcheverry, Mariano Navone, Facundo Díaz Acosta y Francisco Comesaña den el paso adelante que dieron los tenistas de “La Legión” en el Masters de Hamburgo y se puedan instalar no solo como grandes animadores del circuito ATP, sino como los grandes protagonistas que alguna vez supieron ser una “legión”.