Por Laureano Vergara, Juan Graib, Lautaro García Dietze, Valentín Köstler, Gianfranco Gomes
Luis Fernando Velasco es el Presidente de la Federación Argentina de Yachting desde 2015 y, luego de casi una década de mandato, su dirigencia ha continuado por el exitoso camino olímpico que ha tomado el deporte desde Atlanta 1996. Atravesado el bache de Tokio 2021 donde no se consiguieron medallas, la vela deportiva volvió a obtener una presea en París —esta vez de plata— de la mano de Mateo Majdalani y Eugenia Bosco en la categoría Nacra 17.
En una entrevista para El Equipo, Velasco se expresó sobre la fórmula que llevó a la vela a ser la disciplina donde Argentina consiguió más triunfos en Juegos Olímpicos desde hace 30 años. También comentó las políticas que se llevan a cabo para disminuir el gran salto que deben dar los juveniles hacia el olimpismo, el aprovechamiento de las distintas canchas de regatas del país y las nuevas iniciativas de cara a Los Ángeles 2028. Finalmente, mencionó las dificultades que atraviesa la Federación en materia económica debido a la crisis nacional.
—¿A qué le debés el éxito obtenido por Argentina en vela en los últimos 30 años?
—Hay varios elementos; uno es la gran tradición náutica de nuestro país, que está fortalecida y tiene una base de iniciación en los clubes distribuidos en todo el territorio nacional. Eso genera algo que otros no tienen directamente, y sin ello es prácticamente una carrera solitaria. Las condiciones de navegabilidad en Argentina permiten que tengamos regatas durante todo el año. Estas dos cosas, los clubes y las condiciones climáticas, generan un circuito de regatas competitivo que les permite a todos nuestros deportistas tener un crecimiento importante. El tercer elemento es la regata en flota. Para eso tenemos un circuito muy competitivo a nivel infantil y juvenil, pero para el ámbito Panamericano y Olímpico, salvo en alguna clase como el ILCA —Laser—, los regatistas tienen que ir afuera para lograr ese roce internacional.
Velasco agregó: “Hay que sumarle los resultados ya obtenidos; esto quiere decir que ya hay un ‘know how’ de cómo hacerlo. Eso está en los cuerpos técnicos de Argentina. Con una gran base, más ese ‘know how’, hay una posibilidad efectiva de lograr los resultados”.
—¿La Federación Argentina de Yachting también aporta sus profesionales a los equipos olímpicos locales como lo hacen las grandes potencias?
—Ocurre parcialmente. Lo que más nos falta completar a nosotros es el salto al nivel olímpico. Trabajamos con el ENARD —Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo— y tenemos bastante apoyo; no quizás el que pueden tener las potencias, pero es razonable. El gran bache es cómo hacer que un chico de 17 años que logró un alto rendimiento en los mundiales juveniles, llegue al nivel olímpico que tienen los mayores. Si bien hay apoyo para entrenadores, la plata nunca alcanza y siempre hay que generar más. Pero está claro que con algunas acciones mayores podríamos estar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, no solo defendiendo la medalla que logramos en París 2024, sino también peleando por obtener más.
—¿Qué políticas se llevan a cabo para reducir la brecha en la gran deserción que se da en el deporte cuando los chicos tienen que comenzar a estudiar?
—Principalmente hay un tema de compromiso. El proyecto de Mateo y Eugenia es un plan iniciado a 8 años. Hoy en la Argentina, y más a los chicos, les cuesta porque se vive mucho el momento y cuesta empezar un camino que el resultado va a ser dentro de 8 años. Hace unas semanas hicimos un asado informal con los juveniles y con Cecilia Carranza —medalla de oro en Río 2016 junto a Santiago Lange—, Mateo Majdalani, Klaus Lange —regatista en Río 2016 e hijo de Santiago— y había algunos entrenadores más. La charla con ellos era un poquito esto, hay que tener paciencia; no empezás una carrera y ya vas a ganar el mundial.
El presidente de la Federación advirtió que en repetidas ocasiones se invierte para que los regatistas tengan la posibilidad de correr afuera, pero en los primeros años debería haber preponderancia en adquirir mucho nivel local, además de tener el físico, el peso y la musculatura necesaria para poder manejar bien los barcos. Luego llega el momento de competir en el exterior. “Hay que diseñar con mucha frialdad, paciencia y tener en cuenta que ese salto no es uno rápido. Los chicos vienen acostumbrados a que tienen 12, 13 años y de golpe tienen 14 y son los primeros de Optimist; saltan a la Clase 420 y en dos años ya son competitivos. No, no, esto es un paso mayor. Hay que planificar y fijarse un objetivo a largo plazo”, dijo Velasco.
—¿Cómo aprovecha la Federación la posibilidad de tener distintos campos de regatas en el país?
—Hay una cantidad de espejos de agua aptos para la navegación que nos permite a nosotros tener una cultura interesante de cómo adaptarse a distintas canchas de regatas. Pasás de río al Mediterráneo, de ahí al Atlántico y ahora a una gran bahía en Los Ángeles; todas con características diferentes. En eso tenemos una ventaja. El Río de la Plata es muy amigable, pero también estamos trabajando para desarrollar la vela en Ushuaia, aunque ahí tenemos que focalizar en determinados meses la actividad. Es buenísimo que los chicos salgan del río y tengan la posibilidad de ir a Mar del Plata, a Potrerillos, a Bariloche o a Puerto Madryn, donde hay un campo chato excelente. Argentina cuenta con la capacidad de replicar canchas similares a las que ocurren en el mundo.
—¿Se busca que Argentina forme parte del circuito de clases olímpicas?
—El campeonato más importante en el país a nivel de representación internacional es Semana de Buenos Aires. Hay un problema con las clases olímpicas, y es que en la región hay muy pocas de esas tripulaciones, entonces es muy difícil que fuera de Europa haya circuitos de estas clases que no sean el ILCA o el IQ FOIL —Windsurf—. Son las dos que pueden ser más numerosas en el mundo. Nacra 17 no es y no va a serlo. El 49er —hombres— y el 49er FX —mujeres— tampoco van a ser muy numerosos mundialmente, solo en Europa. Es una realidad que no vamos a poder cambiar.
Aun así, Argentina fue capaz de organizar mundiales en categorías como 470 y 49er en la previa a Río 2016. Este año, en enero, Mar del Plata fue la sede del Mundial de ILCA y también lo será en diciembre en la clase Optimist. “Hacer estos campeonatos es muy costoso y se requiere de un compromiso muy importante por parte de los clubes. Existen ciertas situaciones que complican la realización, pero, pese a eso, nosotros hicimos el primer sudamericano juvenil multiclases. Hay que trabajar mucho para que crezcan nuestros países vecinos. De hecho, con Brasil estamos juntándonos para hacer un programa de entrenamiento en conjunto para hacer desarrollar la región”, reveló Velasco.
—¿Cómo lidia la Federación con las crisis económicas que sufre el país?
—Con el ENARD trabajamos codo a codo y más allá de que siempre falta plata, hemos podido ejecutar el presupuesto. Con un montón de problemas, porque cuando uno quiere girar plata al exterior, los bancos no te giran la plata; hemos tenido que pagar algunas cosas usando plata que el Comité Olímpico Argentino tiene afuera porque sino era imposible; hemos tenido que inscribir equipos juveniles de vela en Brasil con los propios deportistas llevando los dólares. Tuvimos inconvenientes de que quedaban facturas pendientes, pero afortunadamente afuera nos comprenden y saben que tenemos una palabra; aunque a veces demoremos, cumplimos. Hasta hace unos días nos quedó una factura que estaba la plata y no la podíamos transferir para pagar la sede de entrenamiento de Marsella en los Juegos Olímpicos. Lo logramos, pero estuvimos más o menos 90 días sin poder hacer la transferencia. Ahora, el éxito que tuvieron Mateo y Eugenia estuvo acompañado de un soporte económico de la compra de un barco, de velas y todo esto se fue ejecutando desde la Federación y el ENARD.
—¿Hubo un cambio en el apoyo económico desde los resultados obtenidos por la vela desde hace 30 años?
—Obviamente. Tenemos un comité técnico donde hay varios consagrados que estuvieron en épocas anteriores y nos dicen que la capacidad económica que tenemos ahora es muy superior. Si se hace un análisis de los resultados en medallas olímpicas, no ha sido muy bueno el desarrollo del país, pero la Vela termina siendo una excepción. El trabajo en conjunto con el Comité Olímpico, el ENARD y la Federación ha logrado una importante financiación. Siempre discutimos y tratamos de aumentar el presupuesto que nos da el ENARD, aunque después, al momento de aplicarlo, somos exigentes con nosotros mismos. Nos fijamos exigencias en cómo distribuirlo de acuerdo a las posibilidades efectivas de obtener resultados.
En tiempos complejos, las ayudas económicas aplicadas se dan por motivos claros a un objetivo, ya sea ganar una medalla, obtener un diploma o sumar experiencia de cara al próximo Juego Olímpico. “No hay que gastar fondos para ir a pasear. Las delegaciones están compuestas exclusivamente por deportistas, técnicos y preparadores físicos. La dirigencia no viaja a eventos, salvo en reuniones internacionales donde sea necesario votar”, afirmó el presidente.
—Antes contaste que se busca hacer crecer la región en conjunto. ¿Qué planes hay para eso?
—Soy Vicepresidente de la Federación Panamericana de Vela. Trabajo mucho en lo que es la integración. Nuestro continente está muy bien integrado en el Optimist, pero empieza a fallar cuando pasa al 420 y al 29ers. También hay categorías regionales como el Snipe, el Sunfish y el Lightning, que salvo el Snipe, no se compiten en la Argentina, pero ponemos representantes porque nos interesa ser primeros en los medalleros de los continentales. Son categorías que tienen apoyos muy limitados: para obtener la plaza e ir a algún evento. Lo que se le puede criticar a World Sailing —Federación Internacional de Vela—, es que varias veces las clases que se terminan eligiendo para los JJOO, no son universales. Creo que en la cantidad de categorías olímpicas tendría que haber un equilibrio entre universales y desarrollos técnicos —barcos que muestran la implementación de tecnología—.
Para que la disciplina siga siendo olímpica, debe cumplir ciertos requisitos del Comité Olímpico Internacional y por eso se terminan tomando decisiones que afectan a la economía de los países menos desarrollados. “El ciclo pasado se cambió a carbono toda la arboladura de los 49er y FX. Todo el equipamiento que teníamos ya no sirve. También se modificaron los sistemas de timones de Nacra 17 y cada uno vale 4500 dólares. Para tener un Nacra 17 competitivo —que para una campaña necesitás dos— vas a requerir mínimamente 35000 o 40000 dólares. Hay una falla en la política de World Sailing que a veces solo mira a Europa y países asiáticos que manejan presupuestos millonarios y no miran el resto del mundo, donde tener competitivo un 49er, un Nacra y un 470 al mismo tiempo, desde el punto de vista económico, resulta imposible”, afirmó Velasco.
—¿Se han planteado reducir la cantidad de clases a las que se apoya?
—Intentamos sostener todas las categorías, pero muchas veces surgen las dudas de si seguir haciéndolo. Podemos usar recursos para todos o apuntalar a las que sabemos que hay chances de obtener resultados. Son decisiones que se van tomando. La inversión más fuerte en este ciclo fue claramente al Nacra 17 porque sabíamos las capacidades y las posibilidades. En una segunda línea, teníamos un FX con muy buenas condiciones, pero se lesionó Cecilia Carranza; entonces esa categoría no logró la plaza.
—¿Qué resultados obtuvo la iniciativa de tener una base logística en Valencia para los Juegos de Tokio 2021 y París 2024?
—En esa base tenemos todo el equipamiento del equipo olímpico en Europa, y nos hizo bajar muchísimo los costos de traslado y lugar. Fue muy positivo, de hecho coincidió con el lugar donde vivía Mateo Majdalani. Además, esto sirve para resguardar el material de los deportistas futuros.
—¿Buscarán hacer lo mismo para Los Ángeles 2028?
—Sí, estamos tratando de armar una base en conjunto con Brasil para que los dos equipos puedan ir a conocer la cancha bastante tiempo antes. Aunque claramente todo esto es poner más presupuesto.