sábado, noviembre 23, 2024

Del amor al club a las conductas delictivas: la doble cara dentro de la barra de Platense

Por Lucas Galli y Lucas Villanueva

“Así fue el ataque de los barras de Platense en el shopping DOT” (Popular, 2013), “Violencia sin fin: la barra de Platense amenazó con armas a sus jugadores y le robaron sus pertenencias” (Infobae, 2018); “La Justicia ordenó la captura de Kevin Torres, jefe de la barrabrava de Platense, como partícipe de los atracos” (La Nación, 2023); “Integrantes de la barra brava de Platense fueron detenidos por robos en countries: su líder está prófugo” (Infobae, 2023); “El sofisticado método con el que el líder de la barra de Platense entró a robar a siete casas de barrios privados de Tigre” (Clarín, 2023); “Un barrabrava de Platense, detenido por un secuestro exprés” (El1Digital, 2024). Estas son, junto a muchas otras, las noticias en las que “La banda del Calamar” o “La barra más fiel” -como se autodenominan- se ve involucrada de manera negativa y difamadora, tratándose en su totalidad de denuncias por crímenes e ilegalidades que deja manchada la historia del club y su presente.

La historia de la barra brava del Club Atlético Platense tiene su origen 31 años después de la fundación de la entidad en 1905, con la aparición en escena de Werner Heymann. Nacido en Alemania, llegó a Argentina en 1936, escapando de su país luego de la Primera Guerra Mundial, y, sin motivo aparente, se hizo socio e hincha del Calamar.

Heymann mantenía una fuerte pasión por el fútbol, que lo llevó a hacer “trampas” con tal de que Platense se llevara la victoria. Una de las historias acerca de este fanático alemán fue narrada por varios hinchas del “Calamar” en las afueras de su estadio, quienes la escucharon en boca del periodista e hincha de Platense Carlos de la Barga. La historia cuenta que antes de un partido amistoso de local frente a River, gracias a un despiste del utilero, se robó del carrito que llevaba las equipaciones y los documentos de los jugadores que eran necesarios para que pudieran disputar el encuentro. Debido a esta “viveza” el Millonario no pudo jugar el partido y se lo dieron por ganado al equipo de Vicente López.

Otra de las leyendas urbanas contadas por los hinchas narra que, luego de un partido en la antigua cancha de Vélez en el barrio de Villa Luro, el local se llevó una victoria por 2 a 1 en la que el árbitro fue el protagonista. Cuando se retiraba del lugar, Heymann lo esperó a la salida y le dio un golpe en la cara que lo dejó nocaut. Tras la agresión, intentó escapar pero fue detenido a las pocas cuadras.

Gracias a estas “picardías” demostró su fuerte compromiso con el club y la hinchada. Además, marcó un camino que perdura hasta hoy en la barra brava, caracterizado por los robos, la violencia y el aprovechamiento. Sin embargo, y en contraposición con su faceta más delictiva y agresiva, entre los fanáticos se lo valoraba mucho y se lo tenía como una gran persona -muy similar a lo sucedido en la actualidad con los barras-. Luciano Mansilla, hincha de 34 años, socio y habitual de la popular de Platense, dice a El Equipo: “Excelente personaje que mi viejo conoció personalmente. Me dijo que en una época se ocupaba de alquilar micros para poder ir junto a los hinchas a ver al equipo cuando jugaba de visitante. Mi papá lo tiene como un recuerdo lindo que guarda del Calamar, que hoy y desde hace años no se nota: falta ese tipo de gente en la cancha, que ame tanto el club”.

A partir de la aparición de personajes como Heymann en diferentes lugares y con el pasar de los años, las hinchadas de todo el país se endurecieron en sus modos, tanto dentro como fuera de la cancha. La de Platense no fue la excepción, atravesó el plano de lo deportivo y llegó a cometer crímenes dignos de una organización criminal de índole mafiosa como los secuestros en 2024, amenazas a los jugadores en 2018 y robos a siete casas de barrios privados de Tigre en 2023.

Uno de los puntos críticos en la evolución de la violencia dentro de la barra de Platense fue la llegada de figuras como Alejandro “Viejo Tom” Acosta y Kevin Torres, actuales líderes, quienes vieron en ella una oportunidad para obtener poder y beneficios económicos. La lucha por el control de la hinchada se convirtió en una batalla constante por el liderazgo y también por los recursos que se pueden obtener mediante actividades ilícitas como la reventa de entradas, el control de estacionamientos en los días de partido y la venta de drogas en los alrededores del estadio que se convirtieron en fuentes de ingresos para la barra.

Algunos hinchas de Platense contaron a El Equipo su opinión acerca de la barra. Matías Viera argumentó: “La barra le da vida a la cancha. A veces se mandan cagadas, pero son los que más acompañan al equipo”. Marcela Carusso dio un punto de vista enfocado en la convivencia dentro de la institución: “No me gusta que se peleen porque le sacan prestigio al club y a su gente. De hecho, no me gusta que esté la barra directamente. Deja de ser un ambiente familiar y se vuelve algo más peligroso para la gente y los chicos. Soy vecina de la zona de Saavedra y más de una vez nos asustaron a mi y a mi familia cuando se agarran a tiros o cuando se pelean. Por suerte nunca nos pasó nada, pero no me gusta”. Los fanáticos de Platense se encuentran divididos entre aquellos que ven a la barra como un componente del espíritu futbolero y aquellos que desean un entorno más seguro y familiar.

Las barras a pesar de darle vida o color a la cancha y alentar en todo momento tienen un lado oscuro. Bajo la fachada de ser simples fanáticos, las barras bravas dejan de enfocarse en cuestiones deportivas y utilizan el poder que obtienen para llevar a cabo actividades delictivas que dañan la imagen del fútbol. “Más de una vez tuve que meterme en alguna pelea y la ligué de rebote. Normalmente se portan bastante bien, pero se han agarrado feo, sobre todo cuando se agarraron a los tiros en frente del Dot, contaba Marcelo Donado, seguridad del club Platense, acerca del incidente ocurrido en 2023, declaración que refleja una vez más el deporte como escudo para la criminalidad. Desde los inicios con Heymann y la leyenda del robo de la documentación a los rivales hasta hoy en día: secuestros, robos, tiroteos y amenazas.

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