domingo, noviembre 24, 2024

Houseman, el hijo que Menotti tuvo en la cancha

Micaela Osorio

César Luis Menotti tuvo una enorme trayectoría como entrenador -dirigió la Selección Argentina, Huracán, Barcelona, Boca Juniors, Independiente, Atlético de Madrid, Peñarol, River Plate, entre otros- pero de todos sus jugadores sólo con René Orlando Houseman logró establecer un vínculo único y tan especial que incluso ellos mismos se trataban de “padre e hijo”.

Menotti conoció a Houseman cuando fue a ver un partido de Central Córdoba contra Defensores de Belgrano en 1972. El entrenador había ido con la idea de encontrar un defensor para el plantel de Huracán del año siguiente, equipo que él dirigía en su momento, pero se distrajo con el buen partido del 8 del conjunto de Nuñez, apodado El Loco, e inmediatamente lo pidió para el Globo.

Rene Houseman, el potrero puro que se trasladó a una cancha de fútbol | 442

Con el jugador recién llegado a Parque Patricios, se organizó una cena con el plantel entero junto con el cuerpo técnico y, en una de las mesas de mantel blanco y cuatro sillas, se dio el primer cruce de palabras entre dos futuros ídolos del club:

  • ¿Estás bien?
  • Sí, sí, señor. – contestó tímido el jóven de 20 años.
  • Soy tu entrenador, César me llamo.
  • Estoy bien, César.
  • ¿Tenés más hambre?
  • Un poco…
  • Pedí otro, dale. Sin miedo.

Y Houseman hizo caso. Pidió otro bife de chorizo. Luego de eso Menotti se acercó a la mesa en donde se encontraban los referentes del equipo y les pidió opinión sobre el nuevo integrante. Las contestaciones fueron todas negativas. Ninguno le tenía fe, salvo el Flaco que estaba dispuesto a poner las manos en fuego por él desde el primer día. A la mañana siguiente Houseman demostró que merecía su lugar. El entrenador contó que Alfio Basile estaba enojadísimo porque el Loco lo gambeteó todo el entrenamiento “como si fuese una porquería”.

Así fue que debutó con Menotti como su entrenador el 4 de marzo de 1973 contra Argentinos Juniors, partido que terminó en victoria para el Globo 6 a 1, pero sin goles del 7, sino que tuvo que esperar hasta la siguiente fecha contra Newells para gritar su primer tanto con esa camiseta que luego llevó a la gloria.

De ahí en adelante Houseman se volvió imparable. No solo desde las estadísticas de goleo, sino que aportaba un gran nivel de juego al equipo. Menotti incluso confesó que Diego Maradona una vez le dijo: “Dicen que soy yo el mejor, este es el mejor”.

La emotiva despedida de Maradona a Houseman

De todas formas, el Loco también se destacaba por su personalidad, por eso el apodo. Tiene muchísimas anécdotas, muchas ligadas con su alcoholismo y otras con su estricta relación con la villa de Bajo Belgrano en la que siempre vivió. Menotti contó que una vez el jugador se escapó de la concentración de Huracán antes de un partido oficial. Nadie lo encontraba, se había ido sin avisar. Pero el Flaco lo conocía demasiado y, sin pensarlo dos veces, fue a buscarlo a la villa.

Ahí se encontró con un rejunte de gente amontonada sobre una cancha de fútbol. Se asomó y, sentado en un costado, estaba René, en el banco de suplentes y con cara seria, más bien pensativa, observando el partido.

  • ¿Qué hace acá, Houseman?
  • ¿Qué quiere que haga? Mire cómo la mueve el wing nuestro.

René se rió. Después de eso le aclaró a su técnico que en realidad iba al banco de suplentes en los partidos de la villa para cuidarse de lesiones. A Houseman le importaba su carrera profesional. Y a Menotti también.

Houseman, el wing que nunca se fue | La tinta

Final del Mundial de 1978. Argentina 1 – 1 Países Bajos. Final de los 90 minutos con partido empatado. Houseman entró a la cancha antes del inicio del tiempo suplementario y, según recordó años después, Menotti reunió al equipo y antes de los últimos 30 minutos dijo:

  • No nos podían pasar por arriba nunca. Son holandeses. ¡Holandeses! Nosotros somos argentinos… estos comen chucrut como los alemanes, nosotros le damos al bife de chorizo. Somos muy distintos.

Houseman tomó la arenga como propia y la recordó toda su vida como la motivación principal para salir al campo de juego ganar aquella final por 3 a 1 y consagrarse campeón del mundo.

FÚTBOL. “Yo soy el Loco”, el libro homenaje a René Orlando Houseman

El Flaco contó que una vez en la cancha de Vélez Houseman hizo un túnel, a lo que le dijo que se lo tome en serio, y el jugador contestó: “En serio jugaba yo en la villa, por 10 pesos, y si perdía, perdía la ropa'”. Un recuerdo que, según Menotti, retrataba al futbolista a la perfección.

El Loco falleció el 22 de marzo de 2018 por un fuerte cáncer de lengua que le habían diagnosticado meses atrás. Menotti, entre lágrimas, declaró: “Creo que este tipo de futbolistas, estas personas, que se ligan el cariño de la gente no se van nunca. Siempre andan por ahí en algún potrero, en algún lugar de la Argentina, ahí en su barrio, siempre andan dando vueltas. Lo tomo como que está presente en cada pase, en cada túnel, en cada gambeta. Está su vida ahí”. 

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El Flaco y el Loco vivieron una vida de campeones juntos. Fue gracias a Menotti que Houseman llegó a Huracán y se convirtió en el enorme campeón que fue. A pesar de que ya había jugado el mundial anterior, fue Menotti quien lo llevó a vestir nuevamente la camiseta albiceleste en aquel glorioso equipo de 1978 y a convertirse en el ídolo de muchos. Fue Menotti quien ayudó a René con su adicción al alcohol, quien lo sacó de la villa y le consiguió un hogar en Huracán para que mejore. Fue él quien lo iba a buscar a la villa, quien sabía en dónde encontrarlo en todo momento.

César Luis Menotti le enseñó a René Orlando Houseman todo lo que sabía de fútbol y de la vida, ya que lo veía como “un pibe bárbaro que cayó en las manos del desorden social que le tocó vivir”. René lo reconoció más de una vez como su padre futbolístico, el único que realmente lo cuidó y que lo hizo crecer en todos sus aspectos.

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