Por Agustín Guagliardi
Soñar no cuesta nada, tal como dice el fragmento de la canción Anoche soñé contigo de Kevin Johansen. Los directores técnicos que comienzan en la Primera D, última divisional del fútbol argentino en la zona metropolitana, aspiran a llegar a Primera División en algún momento. Pese a que el camino es largo, no bajan los brazos para cumplir ese difícil sueño de llegar a la máxima categoría.
En el último torneo de la Liga Profesional, Diego Martínez, en Tigre; Sergio Rondina –dirigió a Colón hasta el 16 de agosto del 2022-; y la dupla técnica Sergio Gómez y Favio Orsi -los entrenadores de Godoy Cruz hasta el final de la temporada- fueron los técnicos que comenzaron en la D y dirigieron este año en Primera. Pero sus comienzos, en estos tres casos, fueron desde abajo.
Martínez, luego de ascender a Primera con Tigre en 2021, llegó a la final de la Copa de la Liga Profesional, la cual perdió contra Boca en Córdoba por 3-0. Por su parte, Rondina le ganó al Xeneize en Santiago del Estero con Central Córdoba y Gómez y Orsi le ganaron a River en julio en el estadio Monumental.
Luego de su retiro como jugador, Diego Martínez comenzó su carrera como director técnico, en 2015 en Ituzaingó, cuando estaba en la Primera D y pasó por todas las categorías de la zona metropolitana para llegar al Nacional. Luego del ciclo en el Verde, pasó a la Primera C, donde dirigió a Cañuelas y Midland, siguió por la Primera B Metropolitana, en Comunicaciones y Estudiantes de Buenos Aires, que por su buen trabajo le permitió cumplir su sueño: dirigir Primera División. En 2020 llegó a un acuerdo con Godoy Cruz, pero su ciclo duró nueve partidos y regresó al ascenso.
En su vuelta, Tigre decidió contratarlo para regresar a Primera. En 2021, tras ganar la Zona A con 60 puntos, accedió a la final por el Primer Ascenso ante Barracas Central. El Matador, en el Florencio Solá, venció por 1-0 y luego de dos años, regresó a la Primera División.
En Primera todos notaron grandes diferencias, pero el caso de Martínez fue mayor. En la D debía modificar horarios de entrenamientos por el trabajo de los futbolistas. En otras situaciones los clubes no tenían recursos para entrenar con normalidad y debían traer pecheras o pelotas desde sus casas o pedir prestadas a algún club.
Cuando saltó a Primera todo fue distinto. La tecnología que encontró era diferente, los jugadores ahora pueden saber el ritmo cardíaco al instante y el cuerpo técnico cuenta con trabajos de video. Por su parte, los utileros de Primera cuentan con todos los materiales posibles que necesita el entrenador, desde arcos de diferentes tamaños, cintas, aparatos, entre otros elementos difíciles de conseguir en la D.
Similar situación le ocurrió a la dupla Gómez-Orsi. Pese a que Favio Orsi comenzó a trabajar antes que su compañero de la dupla técnica, en 2007. Luego de su retiro profesional como futbolista, Orsi hizo un breve interinato como director técnico de Fénix y luego pasó a ser el ayudante de Oscar Santangelo, quien ascendió a la Primera C en la temporada 2011-12. Meses después, ya en la Primera C, Sergio Gómez se sumó al cuerpo técnico. Por su gran trabajo como ayudantes, luego de la salida de Santangelo, la dirigencia les dio la oportunidad para dirigir en la Primera C.
Con Flandria lograron hacer historia y ascendieron a la B Nacional. Ese ascenso les permitió sentir el roce con Primera, con partidos contra Aldosivi, Quilmes, Argentinos Juniors y Chacarita. “Ahí sentimos lo que era dirigir en Primera. Pese a que perdimos, le hicimos grandes partidos a Argentinos, que el cuerpo técnico nos felicitó por el planteo que realizamos en ambos partidos y esos halagos nos alentaron a seguir aprendiendo”, recuerda Sergio Gómez.
Después del descenso con el Canario a la Primera B Metropolitana, la dupla pasó por dos grandes del Ascenso: Almagro y San Martín de Tucumán, uno de los más importantes del interior del país y que peleó por ascender a la Liga Profesional, pero la suspensión del torneo por el Coronavirus le privó el ascenso. Fue histórico ese paso, ya que había días que no podían caminar por las calles de Tucumán, porque los hinchas del Santo les pedían fotos, autógrafos y, hasta algunos comerciantes, no le cobraron compras en los locales de la ciudad.
Cuando se oficializó la nueva temporada de la Primera Nacional, la dirigencia no le renovó el contrato a Sergio Gómez y Favio Orsi, pero arreglaron su llegada a Ferro, otro grande que tenía como objetivo regresar a Primera. Sin embargo, en la semifinal cayó ante Quilmes y el Verdolaga perdió la chance de lograr el segundo ascenso. Su oportunidad de dirigir en Primera se desvanecía y no hubo acuerdo para seguir un año más en el equipo de Caballito.
Sin embargo, tal como le pasó a Diego Martínez, los dirigentes de Godoy Cruz se reunieron con la dupla y llegaron a un acuerdo para dirigir al equipo en la Liga Profesional en 2022. Dijeron que sí, aunque tenían que irse a vivir a Mendoza con la presión de salvarlo del descenso, ya que comenzaba la temporada en esa zona. Cuando empezó su ciclo enfrentaron a Boca en la Bombonera. Pese a que sintieron el calor del estadio en contra, estaban tranquilos porque ya habían jugado en una cancha de similares características por el aliento del público, en Tucumán con San Martín. Ese día sorprendieron a propios y extraños, luego de empatar 1-1 ante el Xeneize y, el 10 de julio de 2022, su Godoy Cruz le ganó a River en el Monumental por 2-0. Pero en octubre de este año llegaron a un acuerdo y rescindieron el contrato que los ligaba con el club mendocino hasta diciembre de 2023.
El caso de Sergio Rondina, el que mayor cantidad de años lleva como entrenador, comenzó en el club de sus amores: Midland. Como hincha del Funebrero, en los primeros partidos, fue muy complicado dejar de lado esa pasión y concentrarse en la dirección del equipo. Pero, con el correr de los encuentros, fue tranquilizando ese fanatismo y pudo trabajar de otra manera. La temporada 2005/06 no fue la mejor. Ese hincha por dentro lo llevó a tener un Apertura como protagonista, finalizó en el séptimo lugar con 23 puntos, pero en el Clausura perdió la chance de entrar en el Reducido y, con mucho dolor, tuvo que dar un paso al costado.
Luego de ese paso, Rondina saltó a la Primera C, divisional en la que dirigió a Cañuelas y a Luján, club que tuvo una decisión que podría haberlo dejado sin la posibilidad de hacer historia. El 18 de noviembre de 2007, Luján cayó por 3-1 ante Alem, en el Superclásico del Oeste, en General Rodríguez. Luego del partido, Rondina había puesto la renuncia a disposición de la comisión directiva. Sin embargo, la dirigencia rechazó el pedido del DT y lo respaldó aunque no todos estaban de acuerdo con la decisión. Con ese equipo, Rondina llegó hasta la semifinales del Reducido por el segundo ascenso, objetivo que no ocurría hacía cinco años.
Pero todos los dirigentes recuerdan que llegaba con un auto destartalado que parecía que había volcado por los abollones y la falta de pintura. Debía ser restaurado y hasta algunos le ofrecieron un vehículo para intercambiar o que lo incluyera entre los premios por algún objetivo cumplido, pero el entrenador siempre rechazó el pedido y quería mantener la humildad.
Pese a que ahora dirigió en Primera División y tiene otro ingreso económico, Rondina mantiene la humildad de siempre e intenta ayudar a sus colegas, como el 14 de julio de 2021, cuando fue a dirigir a Perú con Arsenal por un partido de Copa Sudamericana y le ofreció a Gustavo Cisneros, entrenador que tenía un problema de salud, que regresara al país para continuar su tratamiento.
El comienzo en la Primera D es duro. No todos los clubes tienen los mismos recursos y la tecnología con la que cuentan los grandes. Los jugadores y los técnicos tienen otros trabajos por fuera del fútbol. Walter Díaz, que es el entrenador del Club Mercedes, que se sumó el 21 de abril de 2022 a la última categoría, sueña con llegar. El ex defensor lo toma como modelo a Rondina. Lo conoce bien de cerca, porque lo dirigió en Flandria desde 2010 hasta 2012, en la Primera B Metropolitana, y siempre lo siguió en los diferentes clubes.
Díaz, pese a que era un joven y no pensaba en ser director técnico, seguía de cerca los consejos y trabajos del Rondina y hoy los plasma en su conjunto, ya que recién comienza en la categoría y viene de dirigir en la Liga de Mercedes. Sueña con llegar a Primera y ganarle a Boca o River.
Además de los técnicos mencionados, Rodolfo De Paoli, quien ahora dirige en Barracas Central en Primera, comenzó su carrera en la D, cuando estuvo en Argentino de Merlo. Luego de alejarse por unos años como director técnico regresó al banco de Real Pilar, que debutaba en la Primera D.
Otro de los casos es el de Gustavo Cisneros. El DT comenzó en Sacachispas, entidad en la que consiguió el ascenso en 2000 y 2003. Antes de regresar al país por un problema de salud, Cisneros estaba en Perú, en el club Santa Rosa, el cual hoy lleva el nombre de Los Chankas. Además, también dirigió en Rampla Juniors, en Uruguay, y Unión San Felipe, de Chile.
El sacrificio, el trabajo constante y la perfección llevan a los entrenadores que recién comienzan a llegar lejos y marcar la historia. Paso a paso crecen y se hacen un lugar por delante de los nombres más importantes del fútbol argentino. Todos buscan quedar en lo más alto, pero tienen que pasar por lo peor del deporte: no tener material, falta de jugadores y modificar los horarios de trabajo.
Para ellos, luego de tanto trabajo, llegar a Primera es como ganar un título. Estar lejos de su familia y perder momentos por disfrutar del trabajo, fueron indispensables para que estos directores técnicos lleguen a Primera y rompan con los paradigmas que un DT del ascenso no puede dirigir a un club de la máxima categoría.