Por Franco Páez
En 1993, los diarios bolivianos El Deber y Los Tiempos escribían en sus tapas una misma noticia, ya que Bolivia había vencido a Venezuela en la última fecha de las Eliminatorias y lograba clasificar históricamente a la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994. Fue la primera vez que Bolivia clasificaba por mérito propio al Mundial (había sido invitada a los Mundiales de Uruguay 1930 y Brasil 1950). “El hecho de haber sido parte de un Mundial fue una bendición y más sabiendo que nadie confiaba en nosotros”, comentó Marco Sandy, ex defensor de Bolivia y jugador con mayor cantidad de partidos en la selección (93 encuentros).
Sin embargo, Bolivia se encuentra hoy lejos de saber lo que es jugar un Mundial, lejos de lograr una victoria fuera de la altura de La Paz, y con un panorama que viene en picada: más de 28 años sin ganar como visitante (la última vez fue en 1993), 61 partidos alternados entre derrotas y empates. Con el título de la peor selección sudamericana, se ubica en el puesto 83 en el ranking FIFA debajo de selecciones como Cabo Verde y Curazao. Pero no es solamente una mala racha.
El entrenador español Xabier Azkagorta fue la cabeza de la histórica clasificación boliviana a Estados Unidos 94. El entrenador que luego sería considerado emblema del fútbol boliviano recordó en una entrevista con El Deber que recibió insultos racistas apenas llegó a Bolivia: “Los primeros días era común que me gritaran vasco usurpador de tierras”. Sandy contó su impresión bajo las órdenes del entrenador europeo: “Hasta que llegó el profesor Xabier no sabíamos lo que era el doble turno en un entrenamiento. Él nos cambió la mentalidad, nos convenció de que podíamos jugar de igual a igual”. Sin quedarse solamente en palabras, el español demostró que iba en serio y durante su ciclo al frente de la selección boliviana entre 1992 y 1994 se encargó de llevar a su seleccionado a un centro de alto rendimiento ubicado en España, ya que en tierra boliviana no había. Y 27 años después sigue sin haber uno que cumpla las exigencias de una selección, ya que en pleno 2021 Bolivia utiliza el gimnasio del club Always Ready ya que es considerado el mejor en cuanto a equipamiento.
Además de la falta de un centro de alto rendimiento, el país sufre muchísimo que no haya centros que tengan el objetivo de cuidar y fomentar la importancia de una buena nutrición. Recién en 2021 y gracias a un acuerdo entre el City Football Group y el club Bolívar se está inaugurando el primer departamento de nutrición para combatir la obesidad que sufren los bolivianos. Según un estudio publicado en 2020 por UNICEF, el 35,6% de los niños de entre 5 y 18 años de Bolivia tienen prevalencia de malnutrición por exceso, es decir sufren sobrepeso y obesidad. “Vi a chicos de ocho años que desayunaban a las nueve de la mañana empanadas fritas. En el plantel profesional teníamos un menú especial preparado para los jugadores. Cuando ellos salían en su momento libre nos enteramos que comían tripa frita a escondidas”, relata el argentino Raúl Musuruana, quien dirigió a equipos bolivianos como el Atlético Bermejo y Real Potosí.
Otro factor que impide el crecimiento del fútbol boliviano es el poco apoyo que tienen las inferiores. Por ejemplo, en Argentina hay un torneo para las juveniles de cada equipo, que dura 25 fechas que conllevan alrededor de ocho meses. En cambio en Bolivia la situación es diferente, ya que las divisiones inferiores tienen solamente un torneo por categoría y que, como si fuera poco, dura una semana y se juega todos los días, sin descanso.
“Al no tener una buena competencia se pierde la brecha. Por eso mismo, a eso de los 15 años los chicos se inclinan por el estudio, pierden los hábitos y hasta la mayoría cae en los vicios como el alcohol, y dejan el deporte”, declara Musuruana mientras recuerda que le tocó ver a miles de jóvenes frustrados por la falta de oportunidades. Recién este año la Federación Boliviana de Fútbol decidió inaugurar un torneo Sub 20 para que tengan más oportunidades e inclusive ya están organizando un Sub 17 para 2022. “En 2011 jugamos el Sudamericano Sub 20 contra Brasil, que tenía a Neymar, Casemiro y Lucas Moura, y nuestros jugadores no habían jugado ni un solo partido en toda la temporada”, recuerda Sandy, el exfutbolista dirigió la Sub 20 de Bolivia durante 2010, 2011 y 2017.
La mentalidad del jugador boliviano es otro de los problemas. Una selección que se cree invencible desde hace años por saber jugar en alturas mayores de 3600 metros en el estadio Hernando Siles de La Paz, donde los rivales pueden sufrir cefaleas, mareos, falta de apetito, trastornos gastrointestinales y vómitos. La localía es la única razón por la que hoy Bolivia todavía tiene chances de lograr alcanzar el repechaje para entrar al Mundial de Qatar 2022. Sin embargo, la selección tiene en claro que si sueña con volver a jugar un Mundial va a tener que ganar de visitante, ya que ni siquiera ganando todos los partidos de local se asegura una plaza mundialista. Mientras tanto, los diarios van a seguir con el mismo título en su tapa: “Juegan como nunca, pierden como siempre”.