Por Faustino Licursi
“El 21 de marzo de 2018 cambió mi vida para siempre”, recuerda Fernando Langenauer al hablar del día en que denunció los abusos sexuales cometidos contra algunos futbolistas de la pensión de Independiente, de la que era el coordinador en ese entonces. Aquel repugnante momento marcó un antes y un después en su vida profesional y personal.
Langenauer tiene 44 años, dos hijas y es licenciado en Educación, profesión a la que se dedica desde hace mucho tiempo. Actualmente trabaja en el Club Macabi y hace casi un año fundó Validando, una organización que acompaña a otros varones víctimas de abusos.
Pero la historia del protagonista comenzó mucho antes, en 2012. “En los momentos de crisis aparecen oportunidades”, señala. Aquel año atravesaba una etapa difícil en su vida y gracias a su profesor de teatro consiguió incorporarse a la institución. Durante los dos años que trabajó allí, impulsó propuestas educativas con los chicos de la pensión: dio clases de teatro para ayudarlos a expresar emociones, creó un espacio de charlas que llamó Fútbol, Educación y Cultura, y desarrolló un proyecto de articulación pedagógica del fútbol amateur para actuar como nexo entre las distintas áreas. “Es el mejor trabajo que he hecho en mi vida. Lo disfruté un montón”, confiesa.
Esa experiencia en Vélez fue clave para que lo convocaran desde el club de sus amores, Independiente de Avellaneda, dos años más tarde. Allí ejerció seis años como coordinador de la pensión, donde replicó lo realizado en su etapa anterior: talleres, espacios de diálogo y un acompañamiento más cercano a los chicos. Cuando asumió el cargo, el índice de repitencia escolar era del 95%, y al año siguiente, solo uno de los 74 jugadores repitió.
Sin embargo, en 2018 se encontró con una realidad que cambiaría su vida. Ariel Ruiz, uno de los tres psicólogos que trabajaban con los juveniles del Rojo, le comunicó que varios chicos habían sido abusados sexualmente a cambio de dinero. “Denuncié porque era lo que correspondía”, expresa.

Tras la denuncia, Langenauer acompañó a cada una de las víctimas, algunas menores de edad, se comunicó con sus madres y estuvo presente durante todo el proceso judicial. Aunque ya no formaba parte del club, del que se alejó en marzo de 2021 para poder estar más presente en su familia y no perderse el crecimiento de sus hijas, siguió involucrado en cada instancia del caso hasta que, finalmente, en diciembre de 2023 se dictó la sentencia para cuatro de los seis imputados (otro fue condenado más tarde y hay uno sin fecha de juicio). “Me pregunté si la pena era sanadora para alguien. ¿A quién le reparó? Ni a los chicos ni a mí”, reflexiona.
En 2023 colaboraba en una ONG que acompañaba a mujeres y su tutora le hizo notar que existían espacios de ayuda para ellas, pero ninguno para hombres. A partir de esto, Langenauer impulsó su propio proyecto y, tras planificarlo y consultar con profesionales y personas cercanas, el 19 de noviembre de 2024 fundó Validando, la primera organización de Latinoamérica dedicada exclusivamente a dar contención a varones que sufrieron abuso. “Me animé a hacerlo porque siento que cuando uno encuentra el propósito de lo que quiere hacer, la magia aparece. Y con mucha ayuda, apareció”, afirma.
Desde su fundación, el equipo de Validando construyó un espacio de escucha donde cada historia es validada y encuentra un camino posible hacia la sanación, ya que sostienen que la justicia legal, aunque necesaria, no alcanza para reparar las heridas que deja el abuso. “Mi propósito de vida es poder ayudar, asistir y hacer que otros se sientan mejor. Me dan ganas de poner energía ahí y, junto con mi equipo de trabajo, acompañar los procesos de sanación de personas que pasaron un momento difícil”, explica Langenauer.
Validando nació del compromiso de ofrecer acompañamiento integral a quienes atravesaron situaciones de abuso. Su misión es brindar a cada hombre un espacio seguro y empático, donde pueda hablar y ser escuchado, para comenzar su proceso de sanación sin temor al juicio o al rechazo.
A falta de poco más de dos semanas para su primer aniversario, la organización continúa creciendo con un objetivo claro: construir un mundo donde el dolor y el abuso no queden en la sombra, que cada hombre tenga un lugar para sanar y se promueva una sociedad consciente, empática y justa. “Cuando empecé, pensé que nadie me iba a llamar. Hoy trabajamos con 16 víctimas varones y también acompañamos a dos mujeres”, cuenta su fundador.
Su historia se transformó en un propósito de vida que trascendió lo personal y que encuentra sentido en el acompañamiento a otros.



