domingo, octubre 5, 2025

La lógica del escorpión

Por Lisandro Calderón

Cóctel explosivo: años 80, Colombia y un delantero gambeteador devenido en arquero salido de las calles más pobres de Medellín. Amigo de Maradona y de Pablo Escobar. Preso dos veces. En Estados Unidos y Colombia. Máximo responsable de la obtención de la Copa Libertadores de Atlético Nacional. Máximo responsable de la eliminación de Colombia del Mundial de Italia 90. Goles de tiro libre y de penal, infidelidades íntimas, fidelidades públicas.

Más que cuestionable fue el andar de René Higuita por las calles de Colombia y por los televisores del planeta. Criado por su abuela que cocinaba arepas y empanadas para que él las vendiera por Medellín, juntarse unos pesos, jugar al fútbol con sus amigos, comprarse una coca cola y tomarla fría bajo el calor del sol colombiano. ¿Con qué otra cosa puede soñar un chiquito humilde de Colombia?

Al joven René le redactaron su guión los mejores escritores de Hollywood: Llegó a defender los tres palos de su equipo porque el arquero se lesionó y el técnico, sin cambios disponibles, no tuvo mejor idea que mandar al delantero Higuita, hábil gambeteador ya desde entonces, a oficiar de parche temporal en la fuga que tenía su arco.

Higuita soldó el agujero en vez de parcharlo. Tenía el pelo largo como Gatti y adoptó a partir de ese día la posición de arquero. Más tarde pudo imitar a su ídolo saliendo del arco con la pelota dominada inventando, junto a otros, la posición de “arquero líbero”.

A partir de ahí todo fue en alza para el colombiano; ganó la Copa Libertadores con Atlético Nacional atajando 3 penales en la definición contra Olimpia y convirtiendo otro. René acumuló en su carrera 43 goles de tiro libre y de penal, es el tercer arquero en la historia del fútbol con más goles.

Desde arriba solo se puede caer. Colombia volvió a la Copa del Mundo de la mano de René, Valderrama y tantos otros por primera vez desde Chile 1962. Se encontraba en los octavos de final de Italia 1990 en el Stadio San Paolo –nombrado Estadio Diego Maradona décadas más tarde- y empataba sin goles en la prórroga con Camerún.

Higuita volvió a Medellín por unos momentos. Salió del arco como tenía acostumbrados a los aficionados colombianos que, habitualmente, aplaudían el espectáculo que les brindaba aquel morocho de pelo largo rebelde y bigotón cada vez que avanzaba con pelota dominada.

Pero esa vez no hubo aplausos. El arquero perdió la pelota y le dejó todo libre a Roger Milla que anotó su primer gol de esa tarde –luego marcaría el segundo- y dejó a Colombia afuera del Mundial.

Al año siguiente las cámaras que lo habían enfocado como responsable de la eliminación del Mundial ahora lo mostraban entrando a La Catedral para visitar a Pablo Escobar. “Pablo es mi amigo (…) uno tiene que estar con sus amigos en las buenas y las malas”, sentenció el colombiano. Además de su amigo, Pablo era el encargado de sembrar bombas por las calles de Colombia, vendiendo cocaína por el mundo y era el enemigo público número uno del país.

El año 1995 le tenía guardado algo especial, o, mejor dicho, Higuita le tenía guardado algo especial al 1995. En un amistoso entre Colombia e Inglaterra, en Wembley, ante un disparo lejano de Jamie Rednapp, Higuita se tiró de panza al vacío, dejó pasar la pelota y en el aire la despejó con sus dos tacos, que, pegados, simulaban ser la cola de un escorpión que inyectaba veneno en esa pelota que salió despedida para la eternidad.

René protagonizó una de las jugadas más vistas de la historia del fútbol y escribió así un nuevo capítulo dorado en su historia.

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