jueves, octubre 2, 2025

Juan Ramón Fleita: “El pibe ya no disfruta, tiene la presión de salvar a su familia”

Por Santiago Peñoñori Gaona

Racing atraviesa una de las épocas más felices de su historia. Cualquier semilla que cae cerca del Cilindro hace crecer el pasto. En la última década, la Academia ganó seis títulos, sumando los nacionales (4) y los internacionales (2). Un club que parecía estar destinado a ir contra la corriente, enderezó su rumbo y, después de sucesivas buenas gestiones, se convirtió en un modelo que se anima a pelear todo lo que juega. Tras vencer a Vélez por los cuartos de final de la Copa Libertadores, Juan Ramón “Lagarto” Fleita, exjugador de Racing y actual captador de talentos del club, visitó TEA y Deportea y brindó una charla para alumnos de segundo año.

El club presidido por Diego Milito buscará seguir en modo “#RacingPositivo”. Para eso, deberá trabajar sobre el modo en el que narra su historia. En la actualidad, los niños transitan su infancia al son de las sucesivas victorias del equipo de Gustavo Costas, que son posibles gracias a la incondicionalidad de sus hinchas y a personas como el Lagarto, que tiene un sentido de pertenencia enorme y, a sus 53 años, sigue trabajando a destajo por y para la institución blanca y celeste.  

El oriundo de Las Toscas sabe hasta la “cantidad de hormigas” que andan por el predio Tita Mattiussi, donde se entrenan las inferiores de Racing. Ha visto pasar camadas enteras de jugadores, que lo conducen hacia la reflexión: ¿qué diferencias existen entre su formación en el club de Avellaneda a mediados de los 80 y la de los jóvenes que hoy transitan ese proceso que lo encuentra como referente? “El pibe ya no disfruta, tiene la presión de salvar a su familia”, lamenta. Al mismo tiempo, recuerda cómo disfrutó la picada que comió el viernes anterior a debutar en primera contra Chaco For Ever, hecha por la madre de Racing, Tita Mattiussi. “A los chicos les hacen mediciones antropométricas y les dan una dieta de acuerdo a lo que necesite su cuerpo”, contó. El contraste es grande. La alta competencia está en todos los detalles.

El Lagarto cree que cada chico es un enigma a resolver y eso lo estimula a continuar trabajando cada día con el fútbol. Su ojo es siempre humano. “Uno a veces se convierte en la referencia de los chicos que no tienen una imagen para tomar como modelo”, señala y acepta la responsabilidad que eso representa. El exdelantero jugó en la Academia desde 1991 a 1996 en una época en la que paradójicamente abundaban las carencias. Hoy, cree que el escenario que brinda el club a sus juveniles es óptimo y proclive para una formación integral. Tal es así, que el Lagarto definió un modelo de jugador de la Academia: tácticamente inteligente y deseoso por tener siempre la pelota. “En Racing no buscamos que lleguen con la idea de ganar a cualquier precio”, concluyó.

 Hoy disfruta de poder cosechar lo que sembró durante años. Su rol de captador lo lleva a viajar a lo largo y a lo ancho del país y a ser recibido por filiales de distintas localidades que lo agasajan y le rinden homenajes. El Lagarto es un eterno agradecido al fútbol por todo lo que le permitió vivir y las amistades que construyó a partir de él. No cierra las puertas a volver a trabajar como director técnico, y hasta bromea con el interinato que tuvo a fines de 2017, tras la salida de Diego Cocca: “Fueron dos partidos: una victoria y un empate. Estoy invicto”.

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