Por Malena Gómez
Cada vez que el semáforo se ponía en rojo, con una sonrisa tímida y una caja llena de alfajores Guaymallén en mano, aparecía Lautaro Rivero, quien caminaba entre los autos que pasaban por la ruta 25 en Moreno, al oeste del conurbano de la provincia de Buenos Aires. Algunos bajaban la ventanilla para comprar, otros miraban hacia otro lado. Sin embargo, él siempre estaba ahí.
Lautaro Rubén Rivero Cruz nació el 1 de noviembre de 2003 en Moreno. Tiene 21 años y desde junio de 2025 juega en River, luego de su paso por Central Córdoba de Santiago del Estero. Desde muy chico aprendió el valor del sacrificio. Creció en una familia numerosa junto a sus cinco hermanos y sus padres, Adriana Cruz y Alejandro Rivero. Durante su adolescencia, “Laucha”, como le dice su padre, se dedicó a trabajar de vendedor ambulante de alfajores Guaymallén para ayudar a su familia.
Adriana Cruz, mamá de Rivero, cuenta a El Equipo: “Desde muy pequeño, Lautaro siempre fue muy disciplinado. Nunca se rindió, ni cuando las cosas se ponían difíciles. Verlo hoy en River me llena de orgullo. Fue su sueño desde siempre; me hace pensar que todo el esfuerzo y sacrificio de la familia valió la pena”.
A los seis años comenzó a practicar fútbol en el club Los Halcones en Moreno junto a su hermano menor Joaquín. Su primer entrenador fue Marcos Ramírez, quién le enseñó cómo practicar fútbol: “Lauti empezó a entrenar conmigo desde muy chico, siempre fue diferente a sus compañeros. Desde un principio dije que iba a ser un apasionado por el fútbol, por su rapidez al aprender y practicar. No faltaba nunca a las clases, siempre estaba con una sonrisa. Es un gran pibe, con muchos valores y humildad, es un orgullo para mí verlo jugar”.
En marzo de 2018, Rivero quedó en River tras una exitosa prueba en la categoría 2003. Sergio Espínola, su ex entrenador del Club La Victoria de Moreno, comenta: “La prueba surgió a través de mi amigo que trabajaba con el hijo del Tapón Jorge Gordillo. En ese entonces él era el director técnico de la Novena de River y estaba en busca de un volante central y un lateral izquierdo. Lauti tenía 14 años y sabía que era una gran posibilidad para que se muestre. Y no la desaprovechó”.
Rivero se probó como volante por izquierda, su posición desde que empezó a jugar, pero luego, por su estatura (1,85) y por su potencia para marcar, se consolidó como defensor central en inferiores. Se formó y se convirtió en una pieza clave del plantel de Reserva, dirigido por Marcelo Escudero. No muchos sabían por aquel entonces que, al mismo tiempo que no faltaba a ningún entrenamiento, vendía alfajores Guaymallén en Moreno.
El 25 de octubre de 2023, su carrera futbolística cambió absolutamente: firmó su primer contrato con el Millonario, pero no tenía lugar en el primer equipo de Martín Demichelis. Su futuro era continuar en Reserva. Al siguiente año, Central Córdoba lo incorporó al equipo a préstamo hasta diciembre de 2025. Jugó 30 partidos y marcó dos goles. Logró su primer título como jugador profesional tras salir campeón de la Copa Argentina 2024. Incluso a comienzos de 2025 fue figura en su debut en la Copa Libertadores, en la victoria por 2 a 1 ante el Flamengo en el emblemático estadio Maracaná.
Su gran presente en el conjunto santiagueño no pasó desapercibido. En junio de 2025, sonó el teléfono. Del otro lado, la voz de Marcelo Gallardo , director técnico de River, le confirmó que se sumaba al equipo para el Mundial de Clubes en Estados Unidos. La incorporación al plantel ya era una realidad. Su nombre volvía a la lista, pero esta vez con un lugar protagónico. Lo que había soñado desde chico y declarado meses atrás: “Mi sueño es debutar en River; vine a Central Córdoba por un propósito y es volver a River de la mejor forma”. Ya no era una ilusión; era su presente.
El primer partido con la camiseta de River fue el 9 de agosto de 2025 en el clásico ante Independiente por el Torneo Clausura, que finalizó 0-0. Gallardo, en la previa del partido, optó por cambiar la formación inicial e incorporó a Lautaro Rivero en reemplazo de Paulo Díaz, quien quedó descartado por lesión. El juvenil de 21 años no desaprovechó la oportunidad. Tuvo un gran nivel y fiel a sus antecedentes, volvió a ser figura en su debut.
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La ruleta sigue girando, y Lautaro Rivero tiene más que claro que la paciencia, la perseverancia y la humildad son valores que nunca se pierden.