Por Faustino Sedano
Este jueves Flamengo y Estudiantes disputarán en Brasil el primer partido de su serie de
cuartos de final de la Copa Libertadores y todos los pronósticos dan al Mengao como el
gran candidato a quedarse con el pase a semifinales. Los resonantes apellidos del plantel,
su buena participación en el reciente Mundial de Clubes, su positiva racha de resultados (no
pierde hace ocho partidos) y el irregular momento del conjunto de Eduardo Domínguez son
los justificativos que explican ello. Pero hubo una vez en la que el club de Río de Janeiro
también llegó como claro favorito a un cruce contra el equipo platense y el desenlace no fue el que todos vaticinaban.
Dichas instituciones se vieron las caras por los octavos de final de la Supercopa
Sudamericana 1994, una competencia ya extinta que quizás las nuevas generaciones
desconozcan o crean que es la misma que la actual Recopa, pero que por entonces tuvo
bastante importancia. El torneo reunía a todos los campeones de la Libertadores hasta el
momento y los enfrentaba en formato eliminatorio a doble partido. Gigantes como Boca,
River, Peñarol, Santos, Sao Paulo, Independiente, Nacional y más equipos, todos en un
mismo certamen.
La ida se disputó en el estadio Maracaná el 13 de septiembre, cuando el León atravesaba un particular momento: exactamente 23 días antes, había descendido al Nacional B por
segunda vez en sus 89 años de historia. Por su parte, aquel equipo de Flamengo estaba
lejos de ser de los mejores que haya tenido el club, pero no era un rival accesible: entre sus titulares estuvieron el arquero Gilmar, que dos meses antes formó parte de la delegación brasileña campeona del Mundial de Estados Unidos 1994, y Sávio Bortolini, un talentoso extremo izquierdo que tiempo después sería comprado por el Real Madrid. Además, en lo que iba del año el Fla había ganado 12 encuentros y empatado 7 en 24 jugados. Finalmente, el resultado del partido fue una igualdad sin goles que dejó más que conforme a la delegación visitante.
El 27 de septiembre, en La Plata, se jugaron los 90 minutos restantes. Pocos días antes,
Estudiantes ya había comenzado su camino en el Nacional B: el 18 y el 24 de ese mismo
mes enfrentó, respectivamente, a Chacarita (empate 1-1) y a Laferrere (triunfo albirrojo por 2-1). A pesar del momento que transcurría el club y la, en principio, gran inferioridad ante su rival, la hinchada pincharrata se mostró confiada desde antes del pitazo inicial, recibiendo a sus jugadores con bengalas y cantitos que alegaban que esa noche bailarían al equipo brasileño. No parecía la tribuna de un equipo descendido hace tan solo un mes. El marcador final no fue un baile, pero sí sorprendente teniendo en cuenta las diferencias de jerarquías: los dirigidos por Miguel Ángel Russo y Eduardo Manera vencieron 2-0 al Flamengo con goles de Javier Ferreira y Alejandro Méndez.
Si bien luego terminó siendo eliminado en la fase siguiente por el Cruzeiro con un 3-0 en
contra en Brasil, esa serie contra el Mengao demostró que a aquel equipo de Estudiantes le
“sobraba” para la segunda división. Con jugadores que luego se convirtieron en emblemas
del fútbol local como Carlos Chiquito Bossio, Rubén Mago Capria, José Luis Calderón, un
joven Juan Sebastián Verón o hasta Martín Palermo (aunque solo jugó dos partidos) el
Pincha ascendió de manera fugaz: descendió en septiembre de 1994 y en junio del año
siguiente ya se había asegurado el regreso a primera, con 11 puntos de diferencia sobre su
escolta.
Los demás antecedentes
Para no haberse cruzado nunca antes por Libertadores o Sudamericana, Flamengo y
Estudiantes tienen varias series disputadas entre sí, todas ellas por la Supercopa
Sudamericana: En 1988 se dio la primera y avanzó el Fla con un global de 4-1. En 1991 el
sorteo los emparejó de vuelta y el pase a la siguiente ronda quedó nuevamente en manos
brasileñas, esta vez por un 3-1 total. Un año después, volvieron a verse las caras y el León
emparejó un poco más, pero no le alcanzó: fue 3-2 para los cariocas. La vencida para los
platenses fue la ya mencionada de 1994, que con esas cosas paradójicas o incongruentes
que a veces tiene el fútbol, en el único de los cuatro enfrentamientos que logró ganarle fue
en el que jugó siendo un equipo de Nacional B. Además, en todos estos duelos el Pincha
nunca pudo volver de Brasil con una victoria, pero al mismo tiempo nunca perdió en el Jorge Luis Hirschi. ¿Se mantendrá esta tendencia en el próximo duelo por los cuartos de final de la Libertadores?