Por Joaquín Sorbara
Saúl Canelo Álvarez y Terence Crawford son dos de los mejores libra por libra de la historia del boxeo. El ahora excampeón indiscutido de los supermedianos contra el que supo ser campeón indiscutido del peso superligero y peso wélter se enfrentaron en un combate sin precedentes, debido a que el mexicano puso en juego sus cuatro cinturones. Crawford entró en la historia viva del boxeo al convertirse en el primer campeón unificado en tres pesos diferentes: el hito toma más fuerza cuando se toma en consideración que el campeón subió tres categorías para enfrentar al mexicano Álvarez.
Si algo comparten además del talento boxístico es una infancia con momentos muy duros. Antes de ser dos nombres históricos en el mundo de los deportes de contacto, vivieron situaciones muy alejadas del presente. Oriundo de Omaha, Nebraska, Crawford creció entre golpizas, insultos, padres alcohólicos y múltiples expulsiones de establecimientos escolares. Incluso su madre apostaba diez dólares para que otros niños intentaran vencerlo. Pese a sus intentos de hacerle creer que “era una mierda” y la ausencia de su padre, Bud formó su carácter. Hubo un episodio en el que el campeón de los ligeros casi pierde la vida: corría el año 2008 y aunque Terence ya era profesional, la mala vida lo seguía acompañando. A la salida de un club de apuestas ilegales, su contrincante en un juego de dados disparó contra la camioneta donde estaba el pugilista. Afortunadamente, tras frenarse al atravesar la ventanilla, la bala rebotó.
Canelo tampoco tuvo una infancia rodeada de lujos. Desde los cinco años comenzó a trabajar junto a su padre vendiendo helados y paletas para ayudar a solventar gastos. Mientras incursionaba en el deporte ayudaba en el campo a su padrino. Llevar las dos actividades al mismo tiempo es algo que hoy en día sostiene que fue necesario porque le enseñó a trabajar y a ser responsable desde muy pequeño. Otra vivencia que marcó al campeón mexicano fue el bullying que recibía en la escuela debido a su aspecto colorado y pecoso, pero nunca dejó que eso lo hiciera sentir mal debido a que como él dijo, le encantaba pelear.
Dos de los pugilistas más completos de la historia y las caras visibles de esta era del boxeo. El fin de una generación y el comienzo de un legado eterno.