sábado, septiembre 13, 2025

Vilas-Clerc, historias de Copa Davis en los años 80

Por Milagros De Stefano

Tras el pase al “Final 8” del equipo capitaneado por Javier Frana, sucesor de Guillermo Coria, se aviva la llama de la gloria del comienzo de los años 80 cuando Vilas y Clerc, junto a la Selección, fueron finalistas del torneo.

Es semana de Copa Davis. Francisco Cerundolo y Tomás Etcheverry le dieron dos puntos a Argentina por sobre Países Bajos luego de sus respectivas victorias contra Botic Van de Zandschulp y Jasper de Jong, facilitándole el camino a la Albiceleste hasta los “últimos ocho”, que Andrés Molteni y Horacio Zeballos terminaron de cementar con un aplastador triunfo en el dobles contra Sander Arends y van de Zandschulp. Vencieron al último semifinalista que contaba con la prerrogativa de nunca haber perdido en condición de local. 

Pero hace 44 años, la historia, la Copa y los jugadores eran otros: por ese entonces la competición no había sufrido reformas de formato desde su creación en el 1900, pero ese año fue bisagra debido al nuevo modo de juego impulsado por la ITF conocido como “Grupo Mundial”, en el que los 16 países con mejor rendimiento durante las ventanas de ese año se clasificaban directamente, mientras que los relegados debían competir contra las demás naciones de su “zona” (americana, europea u oriental) para lograr quedar entre los cuatro equipos que pasarán junto al resto.

En 1981, ni Vilas ni Clerc habían destacado con actuaciones significativas en torneos de Grand Slam (apenas habían llegado a cuartos de final). En el ranking ATP, “Willy” estaba quinto y “Batata” sexto. La Copa Davis estaba en plena metamorfosis, pero Argentina, con paso medido, avanzaba en el torneo con un equipo sólido y dos tenistas de élite más que ávidos de competir. 

En diciembre de ese año, tuvieron la oportunidad de hacer historia, y casi lo lograron. Las circunstancias eran propicias: en la fase de clasificación, habían derrotado sucesivamente a Alemania, Rumanía y Gran Bretaña. Ricardo Cano y Eduardo Bengoechea eran los otros miembros del equipo. Cano había sido compañero de Vilas en el pasado, pero no poseían la química necesaria como pareja de dobles. Se necesitaba alguien un poco más cercano en nivel, casi a la par. Y ahí fue donde apareció José Luis Clerc.


Había, en el entorno de la Selección, una peculiaridad: Vilas y Clerc no se dirigían la palabra, pero aun así, jugaron dobles.

No se conocen con exactitud las razones ni el origen de este conflicto. El choque de personalidades y el hecho de que muchos comenzaran a compararlos quizás fue una de las razones de un distanciamiento temprano que, al final, no mermó el rendimiento de ambos en su búsqueda de esa ansiada ensaladera plateada que les llevó décadas conseguir. Por sobre toda discrepancia, ambos luchaban por los colores de su país; tenían un objetivo en común y aunque no bastaba para olvidar las amarguras, era suficiente para que pusieran su foco en lo que verdaderamente les importaba.

En las semanas que antecedieron la famosa final en Cincinnati, Connors no se encontraba en Estados Unidos, por lo cual el equipo argentino corría con algo de ventaja. El equipo estadounidense contaba con la mejor pareja de dobles del mundo: John McEnroe y Peter Fleming. Vilas abrió la serie perdiendo contra el número 1 del mundo, pero Clerc logró derrotar a Roscoe Tanner. Al día siguiente llegó el partido de dobles: Vilas y Clerc tuvieron una actuación brillante, pero perdieron en cinco sets contra los norteamericanos. El partido fue tan reñido que McEnroe, en una búsqueda por desestabilizarlo a Vilas, lo insultaba cuando estaban en la red para ponerlo nervioso. Tal era la desobediencia del americano que obligó a la pareja argentina a presentar una queja formal con el árbitro. 

Lamentablemente, los juegos mentales del seis veces campeón de Grand Slam surtieron el efecto deseado descolocando al marplatense: en el quinto set, la dupla McEnroe-Fleming ganó por 11-9, un fiel reflejo de lo apretada que fue la batalla. Una victoria les habría dado el pase para alzar la ensaladera. Al día siguiente, Clerc no pudo vencer a McEnroe y perdió el partido en el quinto set. Después de eso, Vilas y Tanner ya no tuvieron que enfrentarse: el premio internacional mayor ya se les había escapado de las manos. 

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