Por Santiago Peñoñori Gaona
“Este blog está destinado a resaltar y hacer resurgir a todos aquellos entrenadores y equipos de fútbol que intenten jugar cuidando el balón, respetando la estética del juego y apostando por una propuesta ofensiva. A todos aquellos que intenten ser protagonistas”, escribió Julio Vaccari en 2013 cuando era un hombre de 33 años, y dio vida a su artesanal blog llamado Estímulo Fútbol, que co-creó con su amigo y colega Gino Navone. Resaltar, intentar, jugar, respetar, apostar, proponer: una solapada declaración de principios. Palabras del diccionario de un profesor de Educación Física.
Con su metro ochenta y corto, encaneciendo y con una mirada de perro enrabietado, empieza a entender por qué se la jugó. No sabe no jugársela. Como dijo alguna vez, le “chupa las pelotas” lo que digan y se atiene a las consecuencias. Nació en Máximo Paz, localidad santafesina de 3.500 habitantes, con la infinita curiosidad como para compartir neurosis con Marcelo Bielsa y Gabriel Heinze, trabajando en sus equipos técnicos. Dios los cría y el viento los amontona.
“Es cercano al jugador aun en los momentos que son externos al entrenamiento. Una vez que arranca la práctica es igual, pero te exige. Es una gran persona”, dijo Ezequiel Cannavo, futbolista que debutó profesionalmente en Defensa y Justicia en 2023 bajo sus órdenes. El entrenador paceño llegó al club situado en la zona sur del Gran Buenos Aires, donde estuvo un año y medio, tras su breve paso por la primera de Vélez y su no tan breve paso por la reserva del Fortín. Allí entendió por qué La Fábrica no era una simple fábrica, sino una cuna de orfebres.
“En el blog no se opina sobre la vida privada de nadie: esta no importa. Del Diez, del Pelusa, del Diego, del Diegote, de Maradona solo se quiere mostrar lo que era capaz de hacer con la redonda”, escribió en Estímulo Fútbol e, indirectamente, rindió pleitesía a su ídolo. Un tipo que humaniza al futbolista y lo reconoce como lo que es. Sus años en la Liga Deportiva del Sur, dirigiendo a su amado Atlético Paz y a Círculo General Belgrano —donde el espíritu amateur aflora los sábados por la noche—, le endurecieron el cuero y le desactivaron el dedo inquisidor. No todo es blanco o negro: existen los matices. Las olas que produce la estela de los yates no lo marean.
La gesticulación ampulosa y su cadencia suspensiva en la voz son propias de alguien que no hizo inferiores en un club profesional. No lo educaron para ir a los lugares comunes ni para filtrar lo que siente. Piensa y ejecuta. Confía en lo que le dicta su conciencia. No teme que una cámara lo ponche dudando sobre si el nueve debe continuar o no, ni oculta su ser emocional. “Me pondré a llorar un rato, abrazaré a la gente que quiero y mañana volveré a poner el cuerpo”, declaró tras quedar afuera del Apertura 2025 con Independiente, club en el que trabaja hace más de un año y al que busca devolver su identidad. Destruyó los libros, especialmente el libro sobre las masculinidades de Eduardo Archetti.
En su canal de YouTube, un trampolín en su carrera, tiene 96 videos y 5.270 suscriptores. Los videos más vistos: uno que contiene la atajada de Chilavert al tiro libre de Diego; “Método Bielsa, parte 2” (son nueve en total); y “Lo mejor de la historia de los Juegos Olímpicos”. Dentro de las playlists que posee su canal hay espacio para Pep Guardiola, Marcelo Bielsa y para “grandes jugadores del fútbol amateur”, como Alejandro “Gambetita” Díaz, personaje que nadie puede certificar que exista, pero de quien sí aseguran que juega fenómeno y que en 2011 fue clave para que Atlético Paz diera la vuelta olímpica en el año de su centenario. El crack ignoto del interior, tan narrado por Eduardo Sacheri y Roberto Fontanarrosa.
La posesión por la posesión no le interesa. Por eso, vendió su Clio, que ya no pasaba el service y tenía averiado el estéreo. ¿Para qué lo iba a tener en el garage juntando polvo? ¿Cómo iba a transitar sus viajes sin escuchar El Firulete, de Julio Sosa? Con un codo apoyado en la ventanilla baja y un escarbadientes sostenido en su boca, Julio Vaccari paseará en su nuevo auto y mirará a su alrededor con los ojos vivos. No vaya a ser cosa que la falta de atención le haga perder algún detalle.