Por Santiago Gutiérrez y Guadalupe Marcati
¿Por qué Vélez Sarsfield es reconocido en Argentina como un club modelo? En este trabajo no vamos a revalorizar sus títulos más importantes o sus más de 100 años en Primera sino que dentro del club se respira, desde la sede hasta el polideportivo, el trabajo inclusivo, cultural y social de los socios velezanos, que todos los días entran a la cancha y agigantan mucho más el legado del club.
Departamento de Género
“Un error que se comete a menudo es creer que los departamentos de género de los clubes se abocan solo a lo referido a la violencia”, declaró Anabella Pecci, socia y colaboradora. Para entender esta frase, debemos volver en el tiempo cuando Vélez marcó un antes y un después. En julio de 2018 fue la primera institución en crear un “Área de Violencia de Género” que tuvo a Paula Ojeda al frente. ¿Con qué fin se hizo? Denunciar no es fácil, menos cuando las agresiones surgen en el hogar y por esa razón el “Fortín” brindó este espacio de contención para que las víctimas se sientan en confianza. El asesoramiento no solo es para los socios, sino para cualquier persona que necesite ayuda. Como primeras medidas, el club estableció un protocolo para actuar en estos casos y la cláusula de rescisión de contrato para aquel empleado que se probara culpable.
La sociedad avanza en el trabajo de prevención y los clubes no pueden quedarse atrás. Al asumir Fabián Berlanga como presidente del club en 2023 se decidió cambiar el nombre del departamento. De Área de Violencia a Departamento de Género. Anabella Pecci cuenta que “en el momento que se planteó el tema es porque si hablamos de violencia es porque llegábamos tarde. Después le pusimos género, pero terminamos agregando la “s” porque no hay uno solo, hay muchos y Vélez al ser pionero en muchas cosas apoya estas ideas”. Un hecho que justifica el slogan del Fortinero: “El primero en ser un gran club”.
Anabella es una de los más de 10 colaboradores que integran el Departamento de Género. Ella se recibió de psicóloga en la Universidad de Buenos Aires y está presente en cada actividad. Junto con el socio y abogado Martín Tucci (único hombre dentro del departamento) colaboran en la contención y asesoramiento legal para todas las denuncias. ¿Cómo se recepcionan? “Nosotros seguimos el protocolo que dice que la persona debe comunicarse directamente con el departamento. No puede hacerla otro por ella”, aseguró Pecci. Después de leer los detalles del caso en particular, se evalúa qué recursos tiene a disposición el club para tomar cartas en el asunto.
Anabella aseguró que el principal objetivo es “trabajar en la prevención”. Por eso se realizan jornadas de concientización en todas las fechas importantes en la causa, como “Ni Una Menos”, “Octubre rosa” y “8M”. Proponen actividades como las charlas y capacitaciones sobre ESI (Educación Sexual Integral) para alumnos del club, en todos los niveles educativos y medios partidarios. “No es una bajada de línea, es enseñar a cómo tratar las nuevas diversidades”, dijo la psicóloga que seguirá colaborando ad honorem, hasta que su embarazo lo permita. ¿Por qué lo hace? Con emoción en sus ojos, admite que une sus dos pasiones: Vélez y la psicología. “Me llena el alma”, respondió Anabella esbozando una sonrisa, mientras asintió como si se confirmara a sí misma que está en el lugar correcto.
El club de Liniers trabaja desde 2018 de manera incansable y se involucra de manera profesional en los temas sensibles de la sociedad. Hoy la encargada del Departamento de Género es Cynthia Conforto, pero como en todas las áreas del club siempre se trabaja en conjunto. Paula Ojeda sigue siendo socia, colabora, está presente y por su impecable labor se ganó un puesto histórico en AFA: Gerente de equidad y género. Una función que le permite replicar lo hecho en el “Fortín” con el resto de clubes argentinos. Parece un disco rayado, pero una vez más, Vélez demuestra ser pionero en el país.
Departamento de Cultura
“Cada chico ganado a la calle es un título obtenido”. Una frase con mucho peso que está en cada rincón del Club Atlético Vélez Sarsfield y que es un legado que se transmite de generación en generación. Diez palabras que mantienen vivo el espíritu de José “Pepe” Amalfitani. Dentro del Departamento de Cultura, ubicado al frente de la entrada de la sede, hay una vitrina de trofeos. El primero es un cuadro hecho por el taller de arte infanto juvenil que reza la frase del principio con un collage de colores. Abajo hay once niños y niñas dibujados. Todos tienen la camiseta de Vélez, con distintos diseños con el mismo sentido de pertenencia.
El otro título es una camiseta de fútbol encuadrada. Tiene muchas firmas y el número 41. En vez del nombre de un jugador dice: “Veteranos”. Es de la Subcomisión de Veteranos de Malvinas de Vélez, quien les da su espacio y reconocimiento merecido por su valor en la Guerra de Malvinas. Los 41 integrantes, ex combatientes, tienen su propia camiseta, pero aquella en particular fue firmada por el equipo de Primera durante la pandemia. “Te ríe el alma”, contesta Jorge González, Jorgito como le dicen, sobre lo que significa ir al taller de coro en Vélez durante 18 años. Algunas veces colaboran en fechas patrias como el 25 de Mayo o 9 de Julio para cantar en la entrada del Carrefour que está al frente de la cancha y otras acompañan eventos como presentaciones de libros. La última vez fue con “De Tablones y Acordes”, de Emiliano Curuchaga. Jorgito fue el abanderado del coro. “Recibí muchos halagos”, responde tímidamente con una sonrisa. Siempre con una elegante chomba negra y un jean colabora desde noviembre de 2023 en el Departamento de Cultura.
El taller de coro depende de esta entidad junto a las otras 28 actividades. “La institución trabaja de forma transversal, está donde está la necesidad, compartimos tareas con el instituto educativo e invitamos a los chicos de la pensión (a eventos), siempre que puedan”, declara Paula González Hagg, la encargada del departamento de Cultura desde noviembre de 2023 e integrante de la Comisión Directiva. Hace más de 25 años que funciona el departamento, solo durante la pandemia por COVID-19 se detuvieron todas las actividades. “Vélez es uno de los clubes donde el departamento de cultura está más organizado y es uno de los más grandes”, dice.
El 25 de abril del año 2000, por una iniciativa de Vélez, se organizó el Encuentro de Departamentos de Cultura (EDC) de los equipos de fútbol argentino. “Este encuentro se formó acá”, relata Paula. River, Boca, Independiente, Ferro, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Estudiantes de La Plata y Vélez, como anfitrión, estuvieron presentes. Cerca de donde hoy está el Departamento de Cultura se empezó a construir el primer fortín de seriedad y centralidad, en el marco cultural, dentro de los clubes de Argentina. En aquella reunión nació lo que hoy se conoce como Cultura AFA, la entidad que nuclea y organiza los departamentos de cultura y salvaguarda lo importante que son los talleres y las actividades extradeportivas dentro de los afiliados a las Asociación del Fútbol Argentino.
Para poder participar en los 29 talleres de cultura tenés que ser, al menos, socio semipleno, dependiendo de la actividad y además, pagar un arancel agregado. Todos los profesores reciben un pago, la mayoría son socios. Dentro de todas las actividades hay muchas historias que condimentan la grandeza del club.
Taller de lengua de señas
Este proyecto empezó antes de la pandemia por el sueño de una socia llamada Valeria Barrera, intérprete que convocó al profesor sordo Nicolás Grimberg que en su funda de celular negra tiene pegado un sticker del escudo de Vélez. En los talleres debe haber obligatoriamente un profesor sordo y un/a intérprete que medie con los estudiantes oyentes. Ningún equipo de Primera del fútbol argentino ofrece esta actividad. Nico actualmente vive en Ituzaingó: “El viaje es gratis”, responde con gestos. Desde los 11 años que enseña el lenguaje. La primera vez fue en Merlo, en la escuela Especial 502 cerca de la estación del Tren Sarmiento. “Mi profesor se fue de viaje y me dijo si quería enseñarle a los oyentes y ahí empecé”, responde junto a su actual intérprete en el taller, Leonela González, que vino por recomendación de Valeria y sigue en el club. Ella no es del palo del fútbol, pero de a poco se está convirtiendo en hincha de Vélez: “Me interesó el club al ver que hay un departamento de cultura, un jardín y un taller de lengua de señas. Después fui a la cancha y la pasé increíble”, relata, mientras gestualiza para incluir a Nico en la conversación. “Es un idioma, no pertenece al departamento de inclusión; es maravilloso”, responde con mucho orgullo Paula González.
Aprender en Vélez no tiene restricción de edad, pueden ir desde niños hasta adultos mayores. Más allá de sus servicios en el tercer piso de la sede, el taller es ambicioso y atraviesa por completo el Departamento de Cultura; hace unos meses organiza jornadas para educar a los empleados de seguridad del club: “Por ahí si se pierde un chico sordo, pueden tranquilizarlo. Que le comuniquen “esperá”, “tranquilo”, “sentate”. Imaginate si la persona no puede hablar, y no la entienden, se desespera aún más”, cuenta Leonela.
Taller de tejido
El taller de Vélez Teje es uno de los más jóvenes del club: está desde julio de este año. Sus encargadas son dos socias fanáticas de Vélez. Norma Fiore viste un pantalón con el escudo tricolor y Graciela, una camiseta estilo retro, sin escudo, pero siempre con la V azulada. “Esta es nuestra segunda casa, nos sentimos muy bien acá”, dice Graciela. Este espacio no solo es para el socio sino que tiene una concepción altruista con los más necesitados. Donan sus prendas bien coloridas como mantas a geriátricos. La última vez fue en “Los Mirasoles”. También ayudan a los más pequeños con mantitas de bebé en el Hospital Municipal Diego Thompson. “Acá hay una frase que dice: Vélez, un club con fútbol. No es un club de fútbol”, resaltan ambas con una sonrisa mientras toman mate con yuyo y una bombilla grande como sus acciones benéficas.
El taller necesita lana para hacer sus mantas y el Departamento de Cultura aprovecha los partidos de Primera y le pide a los hinchas, en la gran pantalla del estadio, si podrían colaborar en la sede del club. “Hubo muchas donaciones. Ahí está la relación entre la actividad deportiva y lo social”, afirma Norma. “El Departamento siempre tiene un espacio en la pantalla de los partidos y vamos rotando con los talleres”, responde la encargada del departamento de cultura, Paula González.
Taller de memoria activa
Está destinado solamente a adultos y adultos mayores para trabajar todo lo que tiene que ver con el deterioro cognitivo. Su profesora es Claudia Fishman quien llegó este año, recomendada por una alumna suya, de otro taller, en la parroquia Corpus Domini, ubicada en Villa Luro. “Esta actividad es fundamental porque viene gente que fue pasando por el club y lo necesita. Poder salir de casa, trabajar la memoria, que vengan al club y no estén solos”. Mediante ejercicios cognitivos orales, escritos, y varios juegos, como el Memotest y las cartas del UNO, Claudia trabaja al máximo para ayudar a los socios mayores de edad, que se merecen el cariño y acompañamiento de Vélez. “Este es un espacio en el que tratamos de abrazar”, declara con una sonrisa como si hubiese ganado un campeonato en la última fecha.
“En los clubes vas a la cancha nada más, pero acá no. Vélez te educa, Vélez te cuida”, responde Alejandro Molina, hincha, socio y profesor de bachata, salsa y folclore por más de 20 años en el Departamento de Cultura. “No todo es fútbol. Acá si la pelota entra o no entra, para mí personalmente no es una tristeza porque yo disfruto muchísimo el desarrollo social del club”, declara casi afónico, luego de dirigir tres clases en sus talleres. “La pasión que tengo por el club excede la huerta y la jardinería”, dice Eduardo Terrasiano, socio vitalicio y profesor del taller de Jardinería y Botánica en Vélez que siente que el fútbol es primordial para el desarrollo cultural y social del club: “Si la pelotita no entra, jardinería no está. Esto (Departamento de Cultura) no es un ente autárquico, necesita del club, más allá que los alumnos paguen”. Al frente del quincho del polideportivo y cerca de la torre de agua está la pequeña huerta con plantas ornamentales, hortalizas, algunas papas y pequeños rabanitos, antes de la Avenida Willington y paralela a la Plaza “Don Pepe”. “Es un hobby, pero lo hago con más pasión”, cuenta Mathias Cupitó, integrante del taller de Fotografía Estenopeica, quien se encargó de llevar a Vélez a lugares impensados como una muestra de fotos en un búnker en Ucrania, durante la guerra contra Rusia. En el Museo del Hetmanato de Kiev durante el Festival Pavlovka en 2022, se mostró la foto estenopeica de Mathias sobre la Catedral Ucraniana Santa María del Patrocinio, ubicada en el barrio de Flores. “Nos conocen en el mundo”, grita alegre Silvia, una de las colaboradoras del taller.
Departamento social
Su oficina se encuentra en el primer piso de la sede del club, mucho más grande que cuando empezó como un área llamada “Acción Solidaria", cerca del 2010, en un pequeño stand con menos de 10 personas. Desde 2017 se formalizó como “departamento social”. Actualmente tienen más de 50 colaboradores y su actividad fue en alza. “Todos los colaboradores son socios, es la única condición”, responde Nicolás Donato, encargado desde el año pasado. Entre las funciones del departamento está la de invitar a varios chicos de merenderos, fundaciones, clubes formativos o del interior a partidos de la primera división de fútbol en el José Amalfitani. “Los invitamos a nuestra casa. Este año más de 11 instituciones participaron con el club y llevamos más de 2500 chicos a la cancha”, justifica su respuesta Nico, a través de un extenso excel en su notebook. Los chicos siempre van a la Platea Bianchi Alta. También hacen jornadas de fin de semana donde varios chicos y chicas conocen el estadio en profundidad. Ven el vestuario, huelen el verde y pulcro pasto del campo de juego y juegan a ser periodistas o jugadores en la sala de prensa. Un momento de felicidad y sonrisa en un club con fútbol y mucho más. “Acompañar a los pibes contentos cuando entran al Amalfitani y ven las copas por primera vez es increíble”, aporta el colaborador Manuel Fernández.
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Todos los integrantes trabajan ad honorem. Pueden pedir plata al club para sus proyectos, pero deciden aportar desde su propio bolsillo. Una vez en la Plaza Larrazábal en el barrio de Liniers, Nico Donato y Belén Martínez, una de las colaboradoras desde hace varios años, estaban organizando una actividad y se acercó un chico que había visitado el club. Los señaló y dijo: “Ustedes me llevaron por primera vez a la cancha” y los abrazó. “Eso te llena el alma”, recuerdan con nostalgia. Las funciones del departamento siempre están cerca del campo de juego, ellos también son jugadores.
Su último proyecto fue en colaboración con Racing Solidario y Equipo ABA (Anti Bullying Argentina) llamado “Marcale la cancha al Bullying” con el objetivo de prevenir las situaciones de violencia entre los más chicos. Su cartel estuvo en la transmisión de la victoria del Fortín de local. Además, el departamento social aprovecha los 70 mil socios del club para recibir en la previa de los encuentros del equipo de Primera o de otros deportes, donaciones de alimentos no perecederos, ropa y juguetes; y donarlos a parroquias, merenderos y fundaciones como la Parroquia San Cayetano, San Expedito, Asociación Civil Cosechando Sonrisas, Fundación de la Calle a la Vida, Club Sol de América, entre muchas más.
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Belén se está encargando de organizar una campaña de colecta de sangre en Vélez. Por ahora hubo cuatro colectas junto a la FUHESA (Fundación Hematológica Sarmiento): “A veces hay que hacer un trabajo muy fino de sacrificio. Sorteamos una camiseta hace poco”, dice. Ya en confianza, Nico recuerda una anécdota en este evento: “El primero fue el presidente Fabián Berlanga que después levantó fiebre y tenía que viajar para acompañar al equipo. Me quería morir, porque yo era el responsable. Por suerte no fue nada”.
“Llevamos la bandera del club y nuestro anhelo es que los chicos que invitamos digan ‘qué grande es Vélez’ y se vuelvan hinchas o socios”, declara Nico. “La intención de que sean socios es un poco fantasioso, porque los chicos vienen de lugares precarios, pero el incentivo está”, suma Belén. Anabella Pecci, aparece de vuelta, pero como colaboradora en social. Ella consiguió que un chico de 11 años de un hogar en Caballito reciba una beca deportiva en el club de sus amores, del que es hincha desde la una: “Ahora tiene un carnet, juega al formativo y entra al polideportivo. Para hacer la beca nos aseguramos que pueda venir los días de entrenamiento (martes y viernes) y sábados (partido)”. “Su deseo era jugar al fútbol en Vélez”, suma Nico.
En Liniers hay más que un estadio. Sí, es la casa del puntero de la Liga Profesional 2024, pero también lidera la tabla de la inclusión, la cultura y la solidaridad, gracias a cada proyecto revolucionario y colectivo que busca un mundo más justo desde su rol como asociación civil sin fines de lucro. Vélez es más grande que un Fortín. Sin temor a los cambios, es pionero en innovar y adaptarse a la sociedad. Reafirmando constantemente por qué “es el primero en ser un gran club”. El primero en iluminar las almas de sus hinchas y socios.