jueves, noviembre 21, 2024

La historia de Joaquín Pucheta: Dibu Martínez, el ascenso y las ollas populares

Por Tomás Cilley

Joaquín Pucheta fue una de las figuras del año en San Miguel. Juntos lograron cumplir el principal objetivo: permanecer en la Primera Nacional. Aunque se quedaron con el hambre de ascender nuevamente tras ser eliminados en los octavos de final del Reducido contra Deportivo Madryn en un empate sin goles, pero el conjunto “Aurinegro” tenía ventaja deportiva por haber quedado segundos en la Zona B, mientras que el Trueno Verde terminó octavo puesto en la Zona A con un balance de 13 victorias, 14 empates y 11 derrotas. 

Aunque sin dudas, el momento más glorioso para el equipo de Zona Norte fue el año pasado que logró lo inesperado. Nunca antes un equipo en la historia del ascenso había podido ganar una definición por penales; luego de errar los dos primeros. Hasta que apareció Pucheta mientras hacía gestos para indicar que estaba loco. Compartió plantel en el Mundial Sub 17 en Nigeria, con alguien que también lleva la locura en la sangre: Emiliano “Dibu” Martínez.

Al “Gordo” le gusta patear penales, pero cuando se saca los guantes es tímido y tranquilo. Es querido por sus compañeros y por la hinchada. Nació en el Chaco pero se crió en Zona Sur, allí organiza ollas populares. Mide 1,90 metros, pesa 120 kg y no tiene problema en aparecer cuando sus compañeros más lo necesitan, como lo fue el 12 de diciembre de 2023 en la definición por penales para lograr el ascenso a Primera Nacional, frente a Douglas Haig. Atajó tres de ellos, convirtió el suyo e hizo que el conjunto de Los Polvorines volviera a la segunda categoría más importante del fútbol argentino. El arquero de 32 años no pronuncia todas las “s”, aunque tiene un trato educado para recibir gente en su casa en Bella Vista. Es soñador. Por más que se cansa de decir que es vago, demuestra que está “loco”. 

 

-“Es muy contradictorio ser las dos cosas, porque a veces yo siendo capitán acá, digo algunas cosas que yo no las hago”.

-¿Cómo cuáles?

-Por ahí no me gusta que no hagan caso y yo no hago caso tampoco, como en cuidarse por ejemplo. Hay ciertas jugadas que no tendría que haber hecho, yo se las digo al equipo, pero después yo voy y pico un penal como contra Chacarita, que no lo tengo que hacer.

Tuvo el privilegio de compartir entrenamientos con el arquero campeón del Mundo en Qatar 2022. Se conocieron antes de la fama y el éxito de ambos, aunque ya el Dibu daba la impresión de ser un fuera de serie.

-¿Te esperabas todo el éxito que él logró?

 -Sí, se notaba lo que iba a ser. Éramos chicos pero ya sacaba diferencias, sabíamos lo que por ahí podría llegar a ser.

¿Te considerás el Dibu del ascenso? 

-No, estamos a años luz (Risas). Soy un agradecido a él. Creo que el puesto de arquero hoy se ha valorado porque ha cambiado un montón de cosas y todos los arqueros tenemos que estar muy agradecidos.

-¿Tenés contacto hoy en día con él o no tanto?

-No, hace mucho que no hablo, hace mucho que no lo jodo tampoco. 

-¿Le mandaste felicitaciones por la Copa del Mundo?

-Sí, he hablado. Siempre en puntos especiales para no molestar.

-¿Y te mandó el ascenso el año pasado? ¿O se colgó? 

-No, no, se colgó. (Risas)  

La vida del futbolista puede ser complicada, específicamente para los del ascenso. Por otro lado, según el Indec, el 52,9% de argentino es pobre. Afortunadamente, existen personas como Pucheta. No le sobra en lo económico. Es hijo de un obrero y una ama de casa, pero eso no lo frena para ayudar a los más necesitados, ya que fundó un comedor que alimenta a 400 personas en Zona Sur. 

-¿Creés que hace falta más compromiso de los futbolistas de primera?

-Sí, totalmente. Por ahí uno no se da cuenta pero con tan poco puede hacer tanto para ayudar a la gente. Vos podés tener toda la plata del mundo, podés vivir el día a día como lo vivo yo, pero irte a dormir con la sensación de la experiencia de haber ayudado es impagable. 

-¿Eso te da más alegría que el fútbol? 

-Sí, porque el fútbol depende de un resultado. Yo he visto chicos en carne propia y que si no comían se morían. 

No pudo alcanzar lo que él llamó “lo que tanto soñamos todos”, en referencia a llegar a lo más alto del fútbol argentino. Sin embargo, va a seguir luchando por sus sueños. El equipo dirigido por el Gustavo “Sapito” Coleoni buscará el año que viene realizar lo que todo su club sueña desde su creación en 1922.  

-¿Qué mensaje le das a los hinchas de San Miguel?

-Que se queden tranquilos que de la parte mía siempre voy a dar todo, como lo he dado hasta ahora, se han metido en un lugar en mi vida muy lindo y ojalá lo terminemos algún día ganando lo que tanto soñamos todos. 

-¿Te imaginás retirándote en el club? 

-El plan siempre fue retirarme en All Boys, pero hoy creo que la idea nuestra es retirarme acá en San Miguel. 

-¿Te consideras ídolo del club? 

-No, la verdad que no. Sí me siento muy querido y muy pegado a la gente. Acá tampoco paran de sorprenderme pero no, creo que me falta para entrar a la mesa chica todavía.

Se definió como un tipo ganador, humilde, siempre dispuesto a colaborar y cree que es un gran amigo. También es muy apegado a su familia. Su historia es de película, pero él demuestra ser humano. Uno más que el resto pero al mismo tiempo, es diferente a todos.

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