Por Nicolás Rodríguez
Con 10 años de carrera al hombro, siete de ellos en el ascenso italiano, diversas posiciones y muchos obstáculos en el camino tanto dentro como fuera de la cancha, hicieron que Mariano del Col sea la persona que es hoy. El lateral derecho de Estudiantes de Caseros reflexionó sobre la manera que tienen los jugadores del ascenso para rebuscarse la vida en una entrevista bajo el sol radiante en el estadio del Pincha de Caseros.
El lateral volante nacido el 7 de enero de 1993 se crió futbolísticamente en las inferiores de Boca y Argentinos, pero su debut en Primera llegó en Chacarita, aunque por una lesión en su rodilla perdió consideración. “A mí me subieron a Primera las últimas cuatro fechas que ya no teníamos chances de ascender y el técnico había renunciado. Pensaba que iba a jugar, pero asumió un interino que se llamaba Itabel y nos limpió a todos los chicos”, declaró.
Tras disputar el Torneo Federal un año con Huracán de Comodoro Rivadavia, en 2015 le surgió la oportunidad de ir a jugar al ascenso de Italia. “La posibilidad me aparece en la despedida de un amigo que se iba a jugar allá. Yo andaba renegando con el fútbol y se interesaron por mí. Fui con muchas dudas, era chico y solamente me acompañó la que en ese momento era mi novia. La idea era probar como me sentía y vivir un poquito la experiencia. Por suerte salió todo bien”. Además, confesó que estaba muy cómodo en el país europeo y que visitó ciudades que no hubiera conocido si no fuera por el fútbol.
En Italia varió por distintos equipos de la Serie C y D. Su primer club fue el Troina donde estuvo dos temporadas en la cuarta categoría y en 2018 subió una división cuando pasó al Siracusa Calcio. Esta institución fue liquidada en 2019 y llegó como jugador libre al Vibonese ese mismo año. Tras su estadía allí, pasó en 2020 al Acireale, luego de la pandemia jugó en Francavila y su último equipo fue Fasano de la Serie D, donde estuvo hasta junio de 2022.
Estos siete años en el país europeo le sirvieron para reunir conocimientos tácticos mayores a los que tenía en Argentina y contó que la polifuncionalidad en la cancha surgió al adaptarse al “fútbol de allá”. “Aprendí mucho de eso y a veces lo trato de usar como una ventaja más adentro de la cancha. Ahora acá (en Estudiantes) el técnico me pone de ´4´, pero en Boca Unidos el Pipa (Estévez) me usó muchas veces de volante o de carrilero”, agregó.
También diferenció que el fútbol europeo es pensante y pausado a diferencia del argentino que es más pasional y físico. “Acá si vas a trabar con la cabeza se cae la cancha para aplaudirte, allá vas un poquito fuerte y te amonestan, los primeros partidos me sacaban amarilla siempre”, contó.
Pero a pesar de su comodidad, el lateral y su mujer decidieron mutuamente volver a Argentina con el propósito de formar una familia y empezar un emprendimiento que les ayude a seguir después que termine su carrera. Así fue como abrió Farmacia Cladel, un trabajo familiar en el que están involucrados su madre, su tío y su hermana.
Según cuenta él, la idea de abrir la farmacia surgió cuando estaba allá para ayudar económicamente a su mamá que no estaba pasando un buen momento financiero. “A mi mamá le costaba llegar a fin de mes y en su trabajo no la pasaba bien”, agregó. “Mi tío es farmacéutico, mi vieja también sabe un montón y yo de a poco me voy empapando de ellos, mi idea es meterle a eso en un futuro”, cerró.
Porque la vida de un futbolista del ascenso no está salvada económicamente, ni siquiera él que jugó siete años en Italia. “Hay gente que piensa que uno gana fortuna y no es así. El jugador del ascenso está muy cerca de la realidad. El futbolista no llega a fin de mes, si se le rompe el auto reniega, tiene problemas como cualquier otro”, reflexionó.
“Por más que yo haya estado en Italia y pude generar algún ahorro, el hecho de venir para acá, hizo que tenga que buscar alguna alternativa complementaria al fútbol”, agregó. Para cerrar dijo que cree que con el paso del tiempo la gente se va a ir dando cuenta de esto y va a empezar a humanizar más a los jugadores.
En su regresó a Argentina volvió a Chacarita, aunque a los seis meses dejó el club sin sumar minutos otra vez. “Siempre que estuve en Chaca sentí que me hizo mal, nunca estuve bien ni en lo personal ni en lo futbolístico”, dijo sobre sus dos pasos fallidos por el Funebrero.
De ahí pasó a Boca Unidos de Corrientes donde disputó el Federal A y se llevó los mejores recuerdos tanto de la ciudad como de sus compañeros, aunque el inicio no estuvo tan fácil. Del Col contó que llegó en enero del 2023 para la pretemporada y las altas temperaturas de la ciudad litoraleña le pasaron factura. “Me acuerdo que no paraba de vomitar. Estaba deshidratado. No podía estar en la calle. Entrenábamos en la playa porque hacíamos doble turno. Estaba muerto”, confesó.
Después de un año positivo en cuanto a lo futbolístico, a comienzo de 2024 llegó a Estudiantes de Buenos Aires, lugar donde dice que está muy cómodo porque está cerca de su casa, de la familia y de su farmacia. Aclaró que, si bien en Corrientes estaba cómodo, no es lo mismo tomarse un vuelo de una hora y media para visitar a sus seres queridos que hacer 10 minutos en auto.
“Ahora estoy tranquilo, cómodo y sobre todo feliz”, cerró Del Col y dejó en claro que, a pesar de las idas y vueltas que hubo en su vida, tuvo la mentalidad para convertir las malas en buenas.