Por Leonel Rodríguez y Milagros Boloque
La sociedad argentina ha experimentado un cambio positivo en su percepción del fútbol femenino, con más apoyo y respeto hacia las jugadoras. Ya que el crecimiento de esta disciplina esta en un constante crecimiento en el suelo nacional. Todos los clubes de fútbol importantes cuentan con divisiones dedicadas a las jugadoras. Sin embargo, la historia del fútbol femenino ha estado repleta de obstáculos, genera una comparación notoria con el fútbol masculino: “No tenemos pensión para el fútbol femenino”, es un dicho que se repite en equipos de la Primera del Torneo Femenino, como en Independiente y Ferro.
Los jugadores de fútbol masculino disfrutan de pensiones sustanciales y, en muchos casos, lucrativas. Los ingresos generados por el deporte practicado por varones, tanto a nivel de clubes como de selecciones nacionales, han contribuido a la construcción de fondos de pensiones significativas. Esta desigualdad en la compensación y las pensiones se refleja en el claro abismo financiero en comparación al femenino.
Cada vez más mujeres y niñas participan del fútbol en Argentina, desde las categorías infantiles hasta las ligas profesionales. La cantidad de jugadoras ha aumentado considerablemente. Gracias a la creación de la Liga Profesional de Fútbol Femenino en 2019, que marcó un hito. Las jugadoras, al igual que los jugadores, llegan a estos clubes de la Primera desde diversos rincones del país, y muchas vienen de contextos socio económicos difíciles: familias disfuncionales, de bajos recursos, con historia de lucha y sacrificio. Soñadoras a un futuro mejor, cargan un bolso con pocas pertenencias pero lleno de sueños e ilusiones.
El crecimiento del fútbol femenino en Argentina ha experimentado una notable evolución en los últimos años como la semiprofesionalización, ventas al exterior -como Rocío Bueno que fue el primer traspaso desde Racing al Sassuolo de Italia- y una señal de televisión transmita los partidos de campeonato. Por esto, pasó de ser un deporte con menos visibilidad y apoyo a convertirse en un movimiento en constante ascenso. Sin embargo, en términos de pensiones no se refleja tal progreso. Las jugadoras enfrentan pensiones mas bajas a comparación de sus contrapartes masculinas. A menudo, se ven forzadas a lidiar con la incertidumbre financiera después de su carrera deportiva. “Para el masculino tenemos capacidad para 50 personas en la pensión y en el femenino solo dos lugares”, declaró la coordinadora de comunicación de Banfield, Agustina Furnó.
En 2019, San Lorenzo inauguró la primera pensión del fútbol femenino. El Ciclón continúa con pasos importantes, como cuando fue el primer club en firmar los contratos semiprofesionales de su plantel. El equipo de Boedo sigue por el buen andar de la revolución del fútbol femenino, la historia de las jugadoras que luchan contra el desarraigo y el machismo en pos de un sueño: vivir profesionalmente del fútbol.
Otros clubes ni siquiera tienen estructura: dependen de la voluntad de las jugadoras para entrenar y jugar. Incluso, algunos de los clubes más ricos del país sólo alquilan un departamento para alojar a cuatro jugadoras del interior. En las pensiones donde viven los jugadores del club no hay lugar para las mujeres.
El fútbol femenino en Argentina ha experimentado un progreso en términos de visibilidad y desarrollo, pero aún queda trabajo por hacer para garantizar la igualdad de oportunidades, la inversión necesaria y el reconocimiento pleno en comparación con el fútbol masculino.
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