Por Gianfranco Stumbo
Es sábado al mediodía, está soleado pero igualmente hace un poco de frío por la época del año. En su casa ubicada en un coqueto pasaje del barrio de Villa Devoto se encuentra Salvador Stumbo, que recibió a su nieto para almorzar unas milanesas con puré que cocinó su esposa Nelly. En sus ojos celestes de “Tano”, se lo nota visiblemente molesto porque se bloqueó la clave de su cuenta bancaria, y sabe que debe ir a cambiarla personalmente, porque la contestadora del teléfono del banco no le está ofreciendo ningún tipo de solución. Eso sumado a que fue operado hace tan solo un mes, por lo que las mínimas alteraciones a su tranquilidad están siendo maximizadas enormemente. Para calmarse, se sirve un vaso de gaseosa y comienza a hablar con su nieto, mientras espera a que esté lista la comida.
-Hoy soñé con Grondona, yo estaba en una reunión y él atrás de un vidrio, desde ahí me llamaba: ¡Stumbo!, ¡Stumbo! Estaba mal en mi sueño, pobre.
–¿En 2014 falleció Grondona, no?
-Si.
-¿Y vos cuando te fuiste de la AFA?
– En 2016, antes de que asuma Tapia.
Salvador Stumbo (foto) comenzó su trayectoria como dirigente del fútbol argentino en la refundación de Sportivo Italiano en 1964, ya que justamente es miembro de esta colectividad, una de las más grandes que llegaron a la Argentina. Posteriormente, en 1980, sería dirigente de Gimnasia y Esgrima de Jujuy, provincia en la que estaba instalado hacía más de diez años por cuestiones laborales. En los años en los que el club se encontraba en la Primera División, Stumbo estuvo en el Comité Ejecutivo de la Asociación del Fútbol Argentino y por otro lado, fue representante de la asociación en las asambleas del Comité Olímpico Argentino y de la Confederación Argentina de Deportes, entre otras cosas.
En 1994, la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) obligó a las asociaciones a que le den más importancia al deporte femenino para formar selecciones nacionales, pero en la AFA, no había personas que quisieran hacerse cargo del tema. Fue en ese momento, que la carrera dirigencial de Salvador Stumbo cambió rotundamente, ya que Julio Humberto Grondona le solicitó que lo ayude a organizar el fútbol femenino en Argentina.
Confesó que en un primer momento el cargo le costó debido al machismo de la época, pero que luego de interiorizarse en el tema, se entusiasmó y lo tomó con mucha responsabilidad.
No falta mucho para que esté lista la comida, pero su nieto, que está muerto de hambre, interroga al protagonista, en parte para matar el tiempo y en parte porque le interesa de sobremanera lo que su abuelo tiene para contar.
–¿Qué hiciste cuando empezaste?
– En ese momento no había nada, por eso empecé a armar torneos importantes. En un principio la selección se entrenaba en la cancha de El Porvenir, luego en el CeNARD donde hicimos una cancha nueva, y de ahí se logró ir al predio de Ezeiza, donde íbamos con las mismas condiciones con las que iba la selección de varones. Empezamos con el Sub 20, y el Sub 17. Nos daban las canchas, los vestuarios y los dormitorios para las chicas, ahí se empezó a tomar con cierta profesionalidad, esto cerca del 1998.
– ¿Y era complejo en lo económico?
-Sólo en un momento El Canal de la Mujer transmitía los partidos, el fútbol femenino no era tan importante porque habían solo 2 equipos armados como Boca y River, que hacían 20 goles por partido, entonces a la televisión en general no le era redituable, no tenía sentido el espectáculo.
Primero había que invertir, armar los equipos, traer jugadoras del interior que es lo que hacíamos nosotros, les dimos hoteles en Buenos Aires, les pagamos los pasajes, comida, y hasta un viático. Ahí más o menos uno podía armarse, pero había otro problema, vos podías traer a una chica de 15 años para arriba, pero con las más chicas como de 11/12 años, se complicaba por la escuela, por los padres, por la responsabilidad que eso conllevaba para controlarlas y demás. Acá una jugadora femenina no tiene competición previa, en el interior tampoco, hay muy poca. Los clubes son los que no hacen una inversión, la diferencia es muy grande y eso influye, porque los hombres van en colectivo, compiten todas las semanas, van a buscar jugadores al interior, pero para las chicas no lo hacen. Igualmente, por un lado esto me parece lógico, porque si después un varón vale 30 millones de dólares, lo justifica. Con una chica esto es muy difícil, pero en algún momento va a pasar.
Lo ideal es que el Ministerio de Educación tome como materia el fútbol femenino o el fútbol mixto en las escuelas. Hace poco se habló, yo estuve en la reunión hace 6 meses. Ojalá que de eso haya salido algo, siempre en la política se hablan las cosas y después en la práctica no se hacen.
–¿Qué crees que dejaste?
-Toda una organización moderna del fútbol femenino, la calidad de las jugadoras yo no la podía conseguir, no dependía de mí sino de los clubes, pero les dejé toda la selección armada como si fuese la de varones, entrenando en el mismo lugar, y les dejé un torneo importante. Así que ahora depende de lo que hagan los nuevos dirigentes que hasta ahora lo están haciendo bien. Culturalmente se ha avanzado también, antes en un Boca-River llevaba 2000/3000 personas y ahora Boca cuando definió el campeonato llevó entre 20 y 30 mil contra la UAI Urquiza.
La comida ya está lista y Nelly se dispone a servirla en la mesa para terminar con el hambre que acecha a su nieto, que empieza a comer quizás más de lo debido y hasta forzadamente, hasta quedar empachado. Lo mismo hizo Stumbo, que ya más tranquilo y tras bajar con gaseosa un pedazo de milanesa de carne, expresó la más poderosa frase de todo el almuerzo:
-Siempre yo dije que a pesar de todos los inconvenientes que existían, el futuro del fútbol será femenino, algunos me miraban como diciendo este loco a dónde quiere llegar, si, el futuro del fútbol para mi será femenino dentro de 30 o 40 años.
-¿Por qué?
-Por el desgaste del fútbol masculino y la superación que tendrá el femenino. Es lo que yo pienso, cuando llegue se acordarán de mí.
Si bien Stumbo dejó el cargo hace ya varios años, todavía se nota en él un compromiso con la causa que le encomendaron hace casi 3 décadas, hacer crecer al fútbol femenino. A pesar de las obvias complicaciones económicas y culturales de la época, dejó marcado un camino que ahora están perfeccionando sus sucesores, con los que como bien dijo, está conforme. Hoy se ve muy lejano, pero si él cree que el futuro del fútbol será femenino, habrá que creerle, porque algo sabe.