Por Santiago Ballatore
Cuando el 30 de julio se enfrenten New Orleans Pelicans y Utah Jazz será oficial la reanudación de la NBA después de 140 días sin actividad. No hay partidos desde el 11 de marzo, día en el que se conoció que Rudy Gobert, pivot del equipo de Utah, tenía coronavirus. La expectativa es mucha y se espera un gran caudal de espectadores a través de la televisión pero, ¿cuál es el costo?
No solo Estados Unidos está viviendo uno de los peores momentos económicos de su historia, sino que también está teniendo un repunte en casos positivos de COVID-19. El pasado 26 de junio, Florida tuvo un récord de 8.942 nuevos contagios. Mientras tanto, en Orlando, parte del estado de la Costa Este, se va armando la burbuja que albergará a los jugadores de la liga de básquet más importante del planeta.
Lujos y todo tipo de comodidades no faltarán en el complejo ESPN Wide World of Sports, en el que los deportistas tendrán su mundo aparte, totalmente distinto al de unos pocos kilómetros afuera. Es la metáfora perfecta del capitalismo norteamericano: un rejunte de excentricidades, totalmente alejadas de la realidad, para que algunas personas no pierdan mucho dinero. Los jugadores que opten por no ir dejarán de percibir casi el 10% del salario que tenían estipulado. Sin embargo, ese porcentaje es ínfimo al lado del dinero que podía perder la liga y los dueños de las franquicias si no se reanudaba el juego.
Serán 22 los equipos que viajen a Orlando para disputar, como mínimo, ocho partidos. Está la posibilidad de que haya que jugarse una especie de liguilla (play in) por el octavo puesto de cada conferencia, pero serán 16 los que terminen participando de los Playoffs. Si bien las principales estrellas están a favor de la reanudación, otras, por diversos motivos, se manifestaron en contra. Algunos, porque piensan que esto le quitaría atención a las protestas que se están dando en todo el país en contra del racismo sistemático. También está el caso del escolta de los Lakers, Avery Bradley, que avisó que no viajará a Orlando porque su hijo tiene dificultades respiratorias y habría sido muy poco probable que consiguiera autorización para que él ingresara a la burbuja.
La “genialidad” que ha manejado la NBA para reforzar y vender su marca durante los últimos 40 años convive también con algunas cuestiones que son, al menos, polémicas. A cada franquicia le fue entregado un protocolo de 113 páginas en el que se detallan las reglas de la travesía.
- Algunas, lógicas, como el testeo constante al que serán sometidos los jugadores o los pasos a seguir si se llegara a dar un caso positivo: aislamiento instantáneo y otra prueba para confirmar que no se trate de un falso positivo.
- Otras, triviales, como el aviso de que en la burbuja contarán con barberos, manicuros, DJs, campos de golf y algunas cosas más. En este contexto hay un par de decisiones curiosas, como la prohibición de jugar partidos de ping pong en parejas o el hecho de tener que tirar los mazos de cartas cada vez que se utilicen.
- Las polémicas vienen ahora, de menos a más. Por un lado, desde la organización se sugirió —no es obligatorio— que los basquetbolistas utilicen un anillo inteligente que supuestamente puede detectar la temperatura y anticipar un posible caso antes de realizar el test, además de monitorear el sueño, el pulso, el movimiento y la actividad del corazón. Sin embargo, la efectividad del dispositivo todavía no está confirmada. Pero esto no es lo más controversial del documento: habrá una línea anónima para denunciar violaciones del protocolo, en la que se podrá avisar desde huidas del complejo hasta el no respeto del distanciamiento. A raíz de esta medida, Kyle Kuzma, ala pivot de los Lakers, publicó un tuit en el que llamaba a este número, entre risas irónicas, “una línea para buchonear”.
Es tal el surrealismo de lo que va a suceder a partir del siete de julio, cuando los planteles lleguen a Orlando, que recién en el momento en el que pique la naranja sobre la madera recién trapeada se va a poder comprender todo lo que rodea a la NBA, la liga que es más marca que liga.