viernes, octubre 4, 2024

Kubala, un gran ausente en los Mundiales

Nathalie Spandri

El 17 de marzo de 1954 sería un día negro para la Selección española. El húngaro Ladislao Kubala, uno de los mejores jugadores del momento y una pieza fundamental para el equipo, no pudo jugar el desempate frente a Turquía en la fase eliminatoria para obtener un lugar en el Mundial.

Tras un triunfo de España en el partido de ida por 4-1, Turquía obtuvo la victoria en la vuelta por 1-0, por lo que se llegó a un desempate que se realizó en un campo neutral previamente acordado, el Estadio Olímpico de Roma. Allí llegó un telegrama escrito en francés enviado por FIFA: “Attention equipe espagnole situation jouer Kubala” (Atención equipo español situación del joven Kubala), comenzaba el comunicado. Notificaba que el futbolista no estaba en condiciones de participar porque incumplía ciertas normas del reglamento.

Laszi, como le decían, nació en Hungría y defendió la camiseta de su país en seis ocasiones. Además, su padre era eslovaco y cuando jugó en el Bratislava fue convocado a la Selección checoslovaca, con la que disputó once encuentros. Tras la II Guerra Mundial, escapó del Telón de Acero. Se fue a Austria primero y luego en 1949 intentó jugar para el Pro Patria de Italia. Pero no pudo hacerlo porque debía cumplir un año de sanción que le aplicó la Federación húngara por desertar.

Ese mismo año disputó partidos para un equipo que no estaba afiliado a la Federación italiana. Por consiguiente, comenzó conversaciones con un club español pero, al no contar con un certificado de transferencia de la FIFA, no lo admitieron. En ese mismo período de 1950, fue fichado por el Barcelona, pero esta operación tenía otras intenciones.

El dictador Francisco Franco buscaba que el mundo se olvide de los tratados de España con Alemania e Italia en la Guerra. Expuso sus ideales anticomunistas y su ferviente fe católica. Por lo tanto, la chance de darle asilo a un futbolista cómo Ladislao Kubala, perseguido por los comunistas, era una buena acción para su régimen. Fue recibido como refugiado político, se lo bautizó y obtuvo la nacionalidad española. Pero no todo era color de rosas. Hungría se rehusaba a darle la transferencia internacional.

Entre idas, vueltas y dudas, jugó su primer partido amistoso con La Roja el 5 de julio de 1953, frente a Argentina en el estadio Monumental de River Plate. Todos los conflictos de su nacionalidad siguieron hasta tiempo después.

En diciembre llegó una carta de FIFA, refiriéndose al encuentro de España contra Turquía que se disputaría en enero de 1954. Previamente se mandó la lista de convocados, en la que figuraba Kubala. El comunicado aclaraba la Federación de Hungría seguía reclamando por el futbolista. Además, en el reclamo mencionaba el artículo 21 del reglamento de la FIFA: “Un jugador que haya representado una federación en un partido internacional, no podrá ser calificado para representar otra hasta que no haya permanecido, durante un periodo de tres años en el territorio de la nueva federación”.

Sancho Dávila, presidente de la Federación Española de Fútbol en ese momento, explicó en su libro “De vuelta a casa” publicado en 1954: “En aquella fecha, Kubala llevaba más de tres años de residencia en España. Pero no ha nacido en nuestro país”.

Los problemas reglamentarios seguían atormentando el caso de Kubala. Llegó el tan ansiado primer partido. En aquella eliminatoria la clasificación se definió en un grupo con dos equipos en la cual no contaban las victorias, si no los puntos. En ese 6 de enero, en el Santiago Bernabéu de Madrid, Laszi no jugó, ya que no consideraban a Turquía un rival complicado. España fue muy superior y ganó 4-1

La vuelta en el estadio Midhat Pasha de Estambul el 14 de marzo, Kubala jugó, La Roja no pudo demostrar superioridad y perdió por 1-0. La diferencia de goles no era apta en esos tiempos, entonces se definía con un desempate.

Tres días después llegó el momento de obtener un lugar en el Mundial. FIFA eligió un terreno neutral: Italia. El clima tenso antes del comienzo del partido fue por la interna de Kubala. Ese comunicado fue un golpe que España debía afrontar. Las nacionalidades del jugador eran muy mencionadas y rondaban las irregularidades, algo utilizado en su contra. Aunque su ficha estaba en condiciones, un posible error omitido los dejaría descalificados. No era un riesgo posible de correr. El futbolista del Barça quedó fuera de la alineación. En España, aún duda de la autenticidad de ese telegrama.

El resultado del encuentro fue 2 a 2. Ni el alargue o la tanda de penales existían en esos momentos. La FIFA cumplió el reglamento, un sorteo para saber el equipo calificado. El papel que salió fue él de Turquía. Ese año España se quedó sin poder clasificar al Mundial.

Hasta el día de hoy, ese supuesto comunicado, escrito en francés y enviado por FIFA, no tiene responsable. Se especuló que fueron los turcos por el simple hecho de tener un rival superior a ellos, además de poder desconcentrar a los españoles. O una posible venganza de la Federación húngara, resentida por la pérdida de su estrella futbolistica.

Ladislao Kubala nunca pudo jugar la Copa del Mundo. En 1958 la Selección española tampoco se clasificó y cuando lo pudo hacer en 1962, el crack ya había colgado los botines.

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